Los padres de Stanley se están divorciando de manera agria, y no es de
extrañar que Stanley esté fastidiado. La madre conserva el clásico piso
de seis habitaciones en el Upper West Side, mientras papá vive en un
tugurio allá en el culo del Bronx. Han acordado repartirse a Stanley
partiéndolo por la mitad, tres días y medio por semana con cada uno. A
Stanley se le dan bien las matemáticas, pero ni siquiera él sabe
dividirse a sí mismo de esa manera. Lo toma con buen humor. Convierte su
dilema en una especie de ecuación algebraica: si a vale 3 1/2 y b
vale 3 1/2, ¿qué es Stanley? Su profesor de matemáticas, el señor
Winokur, le pone un 100 sobre 100 sólo por haber pensado en esos
términos. Mientras tanto, mi monitora de la tarde de las Familias, que
es Maureen McSherry, me dice que el padre y la madre enfrentados de
Stanley están sentados en mi aula esperando verme, y, añade Maureen,
debe de haber media docena de parejas enfrentadas que no querrán
sentarse juntos mientras yo les hablo de sus adoradas criaturas.
SINOPSIS
El relato empieza cuando McCourt tiene 27 años e, instalado en Nueva
York, inicia una actividad académica para la cual sus estudios
universitarios no han acabado de formarle. En efecto, las realidades
sociales en un entorno tan duro como el neoyorquino resultan difíciles
de digerir por parte de este inmigrante irlandés. Haciendo más caso a su
intuición y a lo que le dicta su conciencia que a las directrices
académicas, consigue despertar el interés de sus alumnos. Para ello,
decide bajarse del pedestal en el que viven instalados la mayoría de
profesores y se dedica a escuchar a sus alumnos y a aprender de ellos,
poniéndose a su altura para conocer sus inquietudes, sus gustos y su
forma de ver el mundo.
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