Terminó la jornada sabiendo positivamente que le habían copiado hasta la letra gótica grande del principio de los libros antiguos. No le importó demasiado, le iban a pagar igual, y copiando siempre se les quedaría algo en la cabeza, que es el objetivo de la educación. Fermín apareció en la puerta del aula ansioso de noticias.
— ¿Qué? ¿Qué hay de nuevo en el tema de las pastillas?
— No grites, que me duele la cabeza.
— Bueno, ¿descubriste algo o te emborrachaste sin más?
— Sí a las dos cosas.
— Canta Pavarotti, que la afición está expectante.
— Hablando de italianos. ¿A qué te suena Fipanucci?
— A nada. O a un jugador de fútbol. No lo sé.
— Nerón es un perro. El cheque es para apostar. Las pastillas tendrían que estar adulteradas para que Nerón tenga más brío y se meriende a su oponente. El dueño de Nerón tiene que comprar las pastillas y las reconoce porque en el código de barras los números siguen la fórmula de Fipanucci. Me han robado la cartera con el cheque y no he alterado la composición química de las pastillas. Les he fallado.
— ¿A quién has fallado? ¿Qué tienes que ver tú con la química?
— A la banda, aunque ellos no se conocen entre sí. Me han confundido con el químico que adultera las pastillas para hacer al perro más competitivo. Por eso me dieron aquel paquete, y luego el cheque y la nota.
— Un momento. Luego se trata de peleas amañadas. ¿Cómo has dicho que se llama el italiano ése?
— Fipanucci.
— No. No es Fipanucci, es Fibonacci.
— Es Fipanucci. Me acuerdo perfectamente, lo grabé en la cabeza. Me lo dijo el dueño del puticlub, que es a la vez el contacto del parque.
— Probablemente no tenga ni puta idea de matemáticas y haya confundido el nombre. La serie de Fibonacci se basa en que el siguiente término de una sucesión es el resultado de la suma de los dos anteriores.
— No entiendo el griego, Pitágoras. Explícate.
— Por ejemplo: el primer término es el 0; el segundo el 1, que se dan por supuestos. El tercero es el 1, 0 más 1; el cuarto es el 2, 1 más 1; el quinto es el 3, 1 más 2; el sexto es el 5, 2 más 3; el séptimo es el 8, 3 más 5; y así sucesivamente. Siempre el siguiente es la suma de los dos anteriores. La serie es: 0,1,1,2,3,5,8,13,21,34, 55, 89, …
— Así que mirando la numeración del código de barras, el dueño del perro sabe qué caja escoger: aquella que cumpla con la serie de Fipa… Fibonacci.
— Eso es. Hoy comemos otra vez de bocadillos. Vamos a la farmacia del supermercado.
— Antes tengo que ir a la poli a denunciar el robo de la cartera. Además, ¿qué le vas a decir a tu querida esposa? Hoy no hay claustro.
— Comisión de exámenes. Vamos al súper. Luego vas a la comisaría.
SINOPSIS
La trama Fibonacci
es una obra rebosante de cinismo e ingenio para leer de un tirón, para
pensar sin darse cuenta de que se está pensando y para reír a mandíbula
batiente. En cada página, en cada párrafo, hay dos o tres estocadas de
un finísimo humor sarcáustico. La trama Fibonacci es la saeta de la
sátira.
León, profesor de literatura en el instituto, se ve envuelto en una trama digna de las noveluchas por entregas a las que está acostumbrado, convirtiéndose en el alter-ello de su personaje favorito, Corbey Malone, detective aficionado incapaz de resolver una ecuación sin incógnitas. León vivirá toda una serie de peripecias que le llevarán desde un oscuro puticlú hasta una fábrica de anchoas abandonada donde se celebran peleas de perros clandestinas con traficantes de drogas implicados. Pero, todo esto, no es más que la tapadera que utiliza una curiosa secta pitagórica liderada por un sacerdotiso Drac Queen.
La trama Fibonacci es una novela con diferentes registros idiomáticos y culturales donde conviven el lenguaje elaborado y el vulgar; las matemáticas, la filosofía y la crítica social. Una sabrosa salsa agripicante, fácil de digerir, que deja buen sabor de boca.
León, profesor de literatura en el instituto, se ve envuelto en una trama digna de las noveluchas por entregas a las que está acostumbrado, convirtiéndose en el alter-ello de su personaje favorito, Corbey Malone, detective aficionado incapaz de resolver una ecuación sin incógnitas. León vivirá toda una serie de peripecias que le llevarán desde un oscuro puticlú hasta una fábrica de anchoas abandonada donde se celebran peleas de perros clandestinas con traficantes de drogas implicados. Pero, todo esto, no es más que la tapadera que utiliza una curiosa secta pitagórica liderada por un sacerdotiso Drac Queen.
La trama Fibonacci es una novela con diferentes registros idiomáticos y culturales donde conviven el lenguaje elaborado y el vulgar; las matemáticas, la filosofía y la crítica social. Una sabrosa salsa agripicante, fácil de digerir, que deja buen sabor de boca.
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