En la cena de ensayo de nuestra boda me
levanté y pedí silencio en el salón haciendo tintinear mi copa. Les
conté a los invitados que nada más conocer a Arnemetia supe que quería
pasar el resto de mi vida con ella. Todos suspiraron al unísono y mi
futura esposa se enjugó una lágrima de felicidad. Continué explicando
que mi amor era tan fuerte que enseguida quise saberlo todo sobre
ella. En ese punto empecé a proyectar algunos de mis hallazgos en una
gran pantalla. Había un gráfico lineal donde se representaba la
longitud de su pelo en el curso del tiempo; una serie de diagramas que
mostraba los colores predilectos de su armario mes a mes, y un
elaborado gráfico de conjuntos que documentaba la complejidad de sus
cambios de humor. Ella no tenía ni idea de que yo había estado
recabando esos datos, pero lamentablemente la sorpresa no le hizo
mucha gracia.
- No sé si todo esto me parece romántico o repulsivo -dijo.
Les pidió a nuestros amigos y familiares
que la ayudaran a decidir, y todos levantaron la mano para dar sus
opiniones. Por desgracia, el ochenta y cuatro por ciento pensó que era
repulsivo, mientras que sólo a un decepcionante dieciséis por ciento
le pareció romántico. Un nuevo sondeo reveló que una mayoría
comparable entendería perfectamente que la boda no siguiera adelante.
SINOPSIS
Son éstas unas historias sobre el matrimonio. Pero en ellas el amor no
fluye apaciblemente sino que lo hace a trompicones bajo la mirada
sarcástica de Dan Rhodes, que dibuja una imagen irreverente del
compromiso y del divorcio. Son relatos que, al tiempo que suscitan
sonrisas y a veces carcajadas, interpelan al lector provocando la
identificación de realidades que se esconden tras la decepción del amor.
Historias ácidas en las que la risa se ve a menudo acompañada de un
sentimiento incómodo de vergüenza y también de ternura.
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