—Si pudiera decírtelo, o si lo entendieras por mis propias deducciones, perdería todo valor. Hace muchas guerras y caos y paradojas, en el tiempo de nuestros anfitriones, el fantasma que llamamos Hombre, dos matemáticos dieron fin a una época y comienzo a otra. Uno fue Einstein, que en la teoría de la relatividad definió los límites de la percepción, al expresar matemáticamente hasta qué grado la condición del observador influye en la cosa observada.
—La conozco —dije.
—El otro fue Gödel, un contemporáneo de Einstein, el primero en darnos un enunciado de precisión matemática acerca del reino que se extiende más allá de los límites de Einstein: En cualquier sistema matemático cerrado (podrías leer «el mundo real y las inmutables leyes de la lógica») hay un número infinito de teoremas verdaderos (podrías leer «fenómenos perceptibles y mensurables») que aunque estén contenidos en el sistema original no pueden deducirse de ese sistema (léase «probar con lógica ordinaria o extraordinaria»). Lo que significa que hay más cosas en el cielo y en la Tierra de las que puedes soñar en tu filosofía, Lo Lobey. Hay un número infinito de cosas verdaderas en el mundo que no pueden probarse. Einstein definió el límite de lo racional. Gödel clavó un alfiler en lo irracional y lo fijó a la pared del universo para que se quedara así un tiempo y la gente supiese que estaba allí. Y el mundo y la humanidad comenzaron a cambiar. Y lentamente fuimos arrastrados aquí, desde el otro lado del universo. Los efectos visibles de la teoría de Einstein saltaron hacia arriba en una curva convexa, enormemente productiva en el primer siglo de su descubrimiento, que se hizo luego horizontal. El producto de la ley de Godel subió arrastrándose en una curva cóncava, al principio microscópica; luego saltó e igualó la curva de Einstein, la atravesó y la dejó atrás. En el punto de intersección, la humanidad pudo alcanzar los límites del universo conocido, con naves y fuerzas de proyección que aún están disponibles para quien quiera usarlas…
—Lo Halcón —dije—. Lo Halcón hizo un viaje a los otros mundos…
—… y cuando la línea de la ley de Godel se remontó sobre la de Einstein, la nueva sombra cayó en una Tierra desierta. Los humanos se habían ido a alguna otra parte, a mundos que no son de este continuo. Llegamos nosotros, tomamos los cuerpos, las almas: cáscaras que habían quedado aquí al alcance de cualquier vagabundo. Las ciudades, en otro tiempo animados centros de comercio interestelar, se deshicieron en esa arena que ves hoy. Y una vez fueron más grandes que Molienda-del-mar.
SINOPSIS
—La conozco —dije.
—El otro fue Gödel, un contemporáneo de Einstein, el primero en darnos un enunciado de precisión matemática acerca del reino que se extiende más allá de los límites de Einstein: En cualquier sistema matemático cerrado (podrías leer «el mundo real y las inmutables leyes de la lógica») hay un número infinito de teoremas verdaderos (podrías leer «fenómenos perceptibles y mensurables») que aunque estén contenidos en el sistema original no pueden deducirse de ese sistema (léase «probar con lógica ordinaria o extraordinaria»). Lo que significa que hay más cosas en el cielo y en la Tierra de las que puedes soñar en tu filosofía, Lo Lobey. Hay un número infinito de cosas verdaderas en el mundo que no pueden probarse. Einstein definió el límite de lo racional. Gödel clavó un alfiler en lo irracional y lo fijó a la pared del universo para que se quedara así un tiempo y la gente supiese que estaba allí. Y el mundo y la humanidad comenzaron a cambiar. Y lentamente fuimos arrastrados aquí, desde el otro lado del universo. Los efectos visibles de la teoría de Einstein saltaron hacia arriba en una curva convexa, enormemente productiva en el primer siglo de su descubrimiento, que se hizo luego horizontal. El producto de la ley de Godel subió arrastrándose en una curva cóncava, al principio microscópica; luego saltó e igualó la curva de Einstein, la atravesó y la dejó atrás. En el punto de intersección, la humanidad pudo alcanzar los límites del universo conocido, con naves y fuerzas de proyección que aún están disponibles para quien quiera usarlas…
—Lo Halcón —dije—. Lo Halcón hizo un viaje a los otros mundos…
—… y cuando la línea de la ley de Godel se remontó sobre la de Einstein, la nueva sombra cayó en una Tierra desierta. Los humanos se habían ido a alguna otra parte, a mundos que no son de este continuo. Llegamos nosotros, tomamos los cuerpos, las almas: cáscaras que habían quedado aquí al alcance de cualquier vagabundo. Las ciudades, en otro tiempo animados centros de comercio interestelar, se deshicieron en esa arena que ves hoy. Y una vez fueron más grandes que Molienda-del-mar.
SINOPSIS
En la Tierra ya no hay seres humanos y una banda de extraterrestres ha tomado la forma corporal de la gente desaparecida; intentado dar sentido a los artefactos humanos entre los que viven, tratan también de resucitar las tradiciones humanas. Aparecen avatares de Ringo Starr, Billy the Kid y Jesucristo junto con la figura del héroe, un músico negro que toca melodías en un machete y que es Orfeo y Teseo. La intersección de Einstein fue escrita principalmente durante un año de viajes por Francia, Grecia, Turquía e Inglaterra, y describe un futuro lejano donde las leyes físicas conocidas intersectan un mundo desconocido, maravilloso y extraño.
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