Nota: Como ya comenté en la entrada anterior, aquí está el texto original.
Buenas
tardes, señor Algor, Buenas tardes, señor, Supongo que imagina por qué
motivo le estoy telefoneando hoy, Supone bien, señor, dígame, Tengo ante
mí los resultados y las conclusiones del sondeo acerca de sus
artículos, [...] Y esos resultados cuáles son, señor, preguntó Cipriano
Algor, Lamento informarle de que no fueron tan buenos como desearíamos,
si es así nadie lo lamentaría más que yo, Temo que su participación en
la vida de nuestro Centro ha llegado al final, [...] Vaya tomando nota
de los resultados, dígamelos, El universo de los clientes sobre el que
incidiría el sondeo quedó definido desde el principio por la exclusión
de las personas que por edad, posición social, educación y cultura, y
también por sus hábitos conocidos de consumo, fuesen previsible y
radicalmente contrarias a la adquisición de artículos de este tipo, es
bueno que sepa que si tomamos esta decisión, señor Algor, fue para no
perjudicarlo de entrada, Muchas gracias, señor, Le doy un ejemplo, si
hubiéramos seleccionado cincuenta jóvenes modernos, cincuenta chicos y
chicas de nuestro tiempo, puede tener la certeza, señor Algor, de que
ninguno querría llevarse a casa uno de sus muñecos, o si se lo llevase
sería para usarlo en algo así como tiro al blanco, Comprendo, Escogimos
veinticinco personas de cada sexo, de profesiones e ingresos medios,
personas con antecedentes familiares modestos, todavía apegadas a gustos
tradicionales, y en cuyas casas la rusticidad del producto no
desentonaría demasiado, E incluso así, Es verdad, señor Algor, incluso
así los resultados fueron malos, Qué le vamos a hacer, señor, Veinte
hombres y diez mujeres respondieron que no les gustaban los muñecos de
barro, cuatro mujeres dijeron que quizás los compraran si fuesen más
grandes, tres podrían comprarlos si fuesen más pequeños, de los cinco
hombres que quedaban, cuatro dijeron que ya no estaban en edad de jugar y
otro protestó por el hecho de que tres de tres de las figurillas
representasen extranjeros, para colmo exóticos, y en cuanto a las ocho
mujeres que todavía faltan por mencionar, dos se declararon alérgicas al
barro, cuatro tenían malos recuerdos de esa clase de objetos, y sólo
las dos últimas respondieron agradeciendo mucho la posibilidad que les
había sido proporcionada de decorar gratuitamente su casa con unos
muñequitos tan simpáticos, hay que añadir que se trata de personas de
edad que viven solas, Me gustaría conocer los nombres y las direcciones
de esas señoras para darles las gracias, dijo Cipriano Algor, Lo
lamento, pero no estoy autorizado a revelar datos personales de los
encuestados, es una condición estricta de cualquier sondeo de este tipo,
respetar el anonimato de las respuestas. [...] Buenas tardes, Buenas
tardes.
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