Puesto que no podía dormir, me puse a leer un libro de
Matemática, ya que esta ciencia, toda orden y método, es el mejor
remedio contra los nervios excitados, el mejor antídoto de las ideas
oscuras. Como el aire limpio, un teorema matemático ahuyenta los
pensamientos negros y deja en el alma una serena impresión optimista,
porque higieniza el cerebro, envenenado de literatura morbosa, y
ensancha el corazón, oprimido por la pesadumbre de las emociones
tristes, inyectándole una corriente de sanidad que lo tonifica y
reanima.
Y me pasé el resto de la noche leyendo la Introducción a la Matemática superior, de Rey Pastor, mi querido maestro y excelente amigo, hasta que la lechosa luz fría del amanecer se filtró por los visillos del balcón.
Entonces me quedé dormido, hasta las ocho de la mañana, que la criada me despertó, para decirme que ya había venido "el señorito Luis", futuro ingeniero agrónomo.
Me vestí rápidamente, y luego de dictar a mi Discípulo unos cuantos problemas para que los resuelva durante las vacaciones, cosa que no hará, le despedí hasta el 2 de enero, fecha en que reanudo mis clases particulares.
Pedí el desayuno, y el calorcillo del tazón de café con leche me reanimó un poco; pero ni aun con el dentífrico, de intenso sabor a menta, conseguí quitarme la desagradable sensación de notar la lengua en la boca como un cuerpo extraño y molesto.
Me fui a la oficina y, como de costumbre, compré varios periódicos en el quiosco de la Glorieta de Bilbao. En la primera página, y con grandes letras, anunciaban que la crisis seguía sin resolver.
Y me pasé el resto de la noche leyendo la Introducción a la Matemática superior, de Rey Pastor, mi querido maestro y excelente amigo, hasta que la lechosa luz fría del amanecer se filtró por los visillos del balcón.
Entonces me quedé dormido, hasta las ocho de la mañana, que la criada me despertó, para decirme que ya había venido "el señorito Luis", futuro ingeniero agrónomo.
Me vestí rápidamente, y luego de dictar a mi Discípulo unos cuantos problemas para que los resuelva durante las vacaciones, cosa que no hará, le despedí hasta el 2 de enero, fecha en que reanudo mis clases particulares.
Pedí el desayuno, y el calorcillo del tazón de café con leche me reanimó un poco; pero ni aun con el dentífrico, de intenso sabor a menta, conseguí quitarme la desagradable sensación de notar la lengua en la boca como un cuerpo extraño y molesto.
Me fui a la oficina y, como de costumbre, compré varios periódicos en el quiosco de la Glorieta de Bilbao. En la primera página, y con grandes letras, anunciaban que la crisis seguía sin resolver.
SINOPSIS
Novela
fantástica en la que explora muy imaginativamente la idea de acceder a
la "cuarta dimensión", lo que permite al protagonista, un lejano
trasunto del propio autor, alterar el determinismo espacio-temporal.
-->
No hay comentarios:
Publicar un comentario