miércoles, 16 de marzo de 2016

DIECINUEVE MINUTOS - Jodi Picoult

Aunque sacaba sobresalientes y le gustaba la asignatura, la nota de matemáticas era por la que Josie más debía esforzarse. No tenía una facilidad extraordinaria para los números, si bien era capaz de razonar con lógica y de escribir un ensayo sin esfuerzo. En eso era como su madre, suponía.

O posiblemente como su padre.

El señor McCabe, el profesor de matemáticas, se paseaba por los pasillos entre las filas de pupitres, arrojando una pelota de tenis hacia el techo y cantando un remedo de una canción de Don McLean:

Bye-bye, ¿cuál es el valor de pi?
Calculen los dígitos con los dedos.
Hasta el final de clase, McCabe
A los de noveno hace sudar y suspirar.
Y ellos dicen: venga, McCabe, ¿por qué?
Oh, señor McCabe, ¿por qué, por qué…?

Josie borró una coordenada del papel milimetrado que tenía delante.

—Si hoy no entra el número pi —dijo un chico.

El profesor giró en redondo y lanzó la pelota de tenis, que botó sobre el pupitre del chico que había hablado.

—Andrew, estoy muy contento de que te hayas despertado a tiempo para darte cuenta de eso.

—¿Va a contar para nota?

—No. A lo mejor tendría que ir a la tele —reflexionó el señor McCabe—. ¿No hay ningún programa tipo «Quiere ser matemático»?

—Dios, espero que no —murmuró Matt, sentado detrás de Josie. Le dio un empujoncito en el hombro, y ella colocó su hoja en la esquina superior izquierda del pupitre, de forma que él pudiera ver mejor sus respuestas.

Aquella semana estaban trabajando con gráficas. Además de un millón de tareas a partir de las cuales había que obtener datos y encajarlos en gráficas de barras y tablas, cada uno de los alumnos había tenido que idear y presentar una gráfica de algo que les resultara familiar y estimado. El señor McCabe reservaba diez minutos al final de las clases para las presentaciones. El día anterior, Matt había mostrado con presunción una gráfica con la edad relativa de los jugadores de hockey sobre hielo de la NHL. Josie, que debía presentar la suya al día siguiente, había encuestado a sus amigos para comprobar si existía una relación proporcional entre el número de horas que empleaban para hacer los deberes y la media de las notas obtenidas.

Aquel día le tocaba el turno a Peter Houghton. Ella le había visto llevar su gráfica a clase, en forma de póster enrollado.

—Vaya, qué les parece —dijo el señor McCabe—. Resulta que hoy tenemos quesitos de postre.

SINOPSIS

Todo adolescente sabe que en el instituto impera la ley de la selva. Todos asumen que esta ley es inmutable. Pero, ¿qué ocurre cuando el débil se toma la justicia por su mano y decide llevar a cabo su venganza?

Esta novela ha llegado a ser número uno en la lista de best-sellers del New York Times. En Sterling, New Hampshire, Peter Houghton, estudiante de 17 años, lleva años sufriendo los abusos verbales y físicos de sus compañeros de clase. Su única amiga, Josie Cormier, ha sucumbido a la presión del grupo y ahora pertenece a la élite popular que habitualmente lo acosa. Un último incidente lleva a Peter al límite y lo empuja a cometer un acto de violencia que cambiará para siempre la vida de los habitantes de Sterling.

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