miércoles, 30 de noviembre de 2016

SEGUNDO DIARIO MÍNIMO - Umberto Eco

EL TEOREMA DE LOS OCHOCIENTOS COLORES

(En colaboración con Angelo Fabbri)

Un interesantísimo problema de topología cromática se impuso a la atención de los lógicos de todo el mundo hacia principios de los setenta. Conocido como «el teorema del mapa de ochocientos colores», responde a la pregunta: «¿Es posible construir un mapa de Europa subdividido en estados separados, utilizando ochocientos colores diferentes de suerte que cada estado esté coloreado de forma diferente de otro y no haya dos estados adyacentes que presenten el mismo color?».

Los matemáticos interesados en la cuestión pensaban que sí, pero no estaban seguros. Dada la extrema dificultad de formalización, el instinto les aconsejaba efectuar pruebas empíricas. Sin embargo, la ardua tarea de encontrar pinturas al pastel o rotuladores de ochocientas tonalidades cromáticas diferentes contribuía a hacer la cuestión en extremo penosa.

En 1974, Martin Rendrag, un colega del profesor Nicolas Bourbaky, propuso un brillante método de numeración de los colores, sugiriendo una reformulación del teorema que reza más o menos así: «¿Es posible construir un mapa de Europa subdividido en estados separados y numerados de uno a ochocientos, de suerte que cada estado esté marcado por un número diferente y no haya dos estados adyacentes marcados con el mismo número?». Esta nueva formulación no hace sino aplazar a un momento sucesivo la coloración y, por lo tanto, no resuelve las dificultades cromáticas del problema, pero ofrece un punto de partida excelente para una solución racional de la cuestión.

A pesar de ello, ningún matemático consiguió resolver el teorema con lápiz y papel, hasta que, en 1979, un equipo capitaneado por el Dr. Göthe, del MIT, consiguió dar una solución teórica parcial basada en la reformulación de Rendrag: programando una máquina del Touring Club de Estados Finitos, el Dr. Göthe consiguió subdividir Europa en ochocientos estados numerables, de suerte que satisfacían los requisitos lógicos del problema. Para obtener este resultado fue necesario computar como estados independientes todos los departamentos franceses, los cantones suizos, las provincias italianas, incluidas Isernia y Oristano, y algunas comarcas españolas, como La Mancha y el Penedés, además de las islas Feroe, Cabrera y Lampedusa.

En este punto, el problema, enormemente simplificado, consiste en asignar a cada número un color y sólo uno. Las dificultades prácticas son evidentes: una vez enumerados una docena de colores seguramente diferentes entre sí, empiezan los problemas de denominación, de determinación y de comparación de los colores.

Después de haber intentado una solución racional, rigurosamente naturalista, basada en distinciones cromáticas tipo amarillo limón, amarillo leonado, amarillo pollito, verde guisante, verde esperanza, verde botella, verde esmeralda, verde lagartija, verde tabaco, blanco unicornio, etcétera, hubo que reconocer el fracaso del experimento: se descubrió, en efecto, que los limones varían de intensidad cromática hasta llegar a cambiar literalmente de color en concomitancia con una infinidad de factores, a menudo imponderables: clima, latitud, altitud sobre el nivel del mar, presión atmosférica, grado de maduración, estado de conservación, empleo de sustancias conservantes y muchos más. Y lo mismo sucedía con los pollitos, por no hablar de los guisantes, de las lagartijas y del tabaco.

Si encima se tiene en cuenta que algunos limones sicilianos presentan la misma idéntica gradación cromática que los pollitos portugueses, se verifica inmediatamente que el método cromático-naturalista para la nomenclatura de los colores no presenta ninguna credibilidad científica.

Es necesario, además, considerar que el mapa no puede ser consultado por individuos daltónicos, ni tampoco por algunos géneros y especies de animales, que presentan órganos visivos estructurados de forma particular, en concreto, asnos, pero también mulos y otros tipos de equinos.

Se ha propuesto adoptar una escala cromática estrictamente basada en las longitudes de onda de los espectros de la luz solar, de suerte que cada color resulte determinado inequívocamente por la medida y por la longitud de onda. De esa forma, bastaría sustituir cada uno de los ochocientos números del mapa por un número nuevo y luego verificar que no haya números adyacentes iguales.

Se desaconseja, también en este caso, efectuar pruebas empíricas, dada la dificultad de cotejar entre sí, de uno en uno, ochocientos números diferentes. Hasta hoy, no se ha dado una demostración completa y exhaustiva del teorema de los ochocientos colores: desgraciadamente, el problema queda abierto.

SINOPSIS

Siguiendo la línea iniciada en 1963 con su Diario mínimo, Umberto Eco nos ofrece ahora una nueva selección de textos en los que mediante una ironía destructiva y a través de pastiches de diferentes géneros literarios, ataca, tanto al mundo académico, como a las necesidades de la vida cotidiana, entre las que se incluye el diseño de objetos y los intrincados laberintos de la burocracia.

martes, 29 de noviembre de 2016

LAS RATAS - Miguel Delibes

Por San Dámaso, la señora Clo, la del Estanco, mandó razón al Nini y le condujo hasta la pocilga: —Tienta, hijo; ya está metido en arrobas, creo yo.

El niño midió el marrano:

—Tiene una cuarta de lomo —dijo.

Pero llovía y nada se podía hacer. Para San Nicasio escampó, mas el Nini oteó el cielo y dijo:

—Deje, señora Clo, todavía hay blandura. Hemos de aguardar a que el cielo arrase.

Desde que tuvo uso de razón, el Nini siempre oyó decir que la señora Clo, la del Estanco, era la tercera rica del pueblo. Delante estaban don Antero, el Poderoso, y doña Resu, el Undécimo Mandamiento. Don Antero, el Poderoso, poseía las tres cuartas partes del término; doña Resu y la señora Clo sumaban, entre las dos, las tres cuartas partes de la cuarta parte restante y la última cuarta parte se la distribuían, mitad por mitad, el Pruden y los treinta vecinos del lugar. Esto no impedía a don Antero, el Poderoso, manifestar frívolamente en su tertulia de la ciudad que «por lo que hacía a su pueblo, la tierra andaba muy repartida». Y tal vez porque lo creía así, don Antero, el Poderoso, no se andaba con remilgos a la hora de defender lo suyo y el año anterior le puso pleito al Justito, el Alcalde, por no trancar el palomar en la época de sementera. Bien mirado, no pasaba año sin que don Antero, el Poderoso, armara en el pueblo dos o tres trifulcas, y no por mala fe, al decir del señor Rosalino, el Encargado, sino porque los inviernos en la ciudad eran largos y aburridos y en algo había de entretenerse el amo. De todos modos, por Nuestra Señora de las Viñas, la fiesta del pueblo, don Antero alquilaba una vaca de desecho para que los mozos la corriesen y apalearan a su capricho, y de este modo se desfogasen de los odios y rencores acumulados en sus pechos en los doce meses precedentes.

SINOPSIS

Es una novela realista, de denuncia frente a las injusticias sociales. Trata la historia de un niño que lleva una vida miserable junto a su tío, viviendo en una cueva y alimentándose de ratas de agua, en un pueblo de Castilla.
Esta vida miserable, moldea y determina el futuro de los personajes, el Nini, el niño, trabajador, agradable y apreciado por el pueblo, y el Ratero, su tío, que no quiere abandonar su vida miserable y rechaza las propuestas de cambiar de vida propuesta por las autoridades, que presionan movidos por propios intereses.
Los paisajes son fundamentalmente urbanos, ya que se centra en el pueblo donde el Ratero, vende el producto de su caza, que pronto tenderá a extinguirse y deberá buscar otros recursos de subsistencia.

lunes, 28 de noviembre de 2016

EL PRINCIPITO - Antoine de Saint-Exupéry

El cuarto planeta estaba ocupado por un hombre de negocios. Este hombre estaba tan abstraído que ni siquiera levantó la cabeza a la llegada del principito. 

—¡Buenos días! —le dijo éste—. Su cigarro se ha apagado. 

—Tres y dos cinco. Cinco y siete doce. Doce y tres quince. ¡Buenos días! Quince y siete veintidós. Veintidós y seis veintiocho. No tengo tiempo de encenderlo. Veintiocho y tres treinta y uno. ¡Uf! Esto suma quinientos un millones seiscientos veintidós mil setecientos treinta y uno. 

—¿Quinientos millones de qué? 

—¿Eh? ¿Estás ahí todavía? Quinientos millones de... ya no sé... ¡He trabajado tanto! ¡Yo soy un hombre serio y no me entretengo en tonterías! Dos y cinco siete... 

—¿Quinientos millones de qué? —volvió a preguntar el principito, que nunca en su vida había renunciado a una pregunta una vez que la había formulado. 

El hombre de negocios levantó la cabeza: 

—Desde hace cincuenta y cuatro años que habito este planeta, sólo me han molestado tres veces. La primera, hace veintidós años, fue por un abejorro que había caído aquí de Dios sabe dónde. Hacía un ruido insoportable y me hizo cometer cuatro errores en una suma. La segunda vez por una crisis de reumatismo, hace once años. Yo no hago ningún ejercicio, pues no tengo tiempo de callejear. Soy un hombre serio. Y la tercera vez... ¡la tercera vez es ésta! Decía, pues, quinientos un millones... 

—¿Millones de qué? 

El hombre de negocios comprendió que no tenía ninguna esperanza de que lo dejaran en paz. 

—Millones de esas pequeñas cosas que algunas veces se ven en el cielo. 

—¿Moscas? 

—¡No, cositas que brillan! 

—¿Abejas? 

—No. Unas cositas doradas que hacen desvariar a los holgazanes. ¡Yo soy un hombre serio y no tengo tiempo de desvariar! 

—¡Ah! ¿Estrellas? 

—Eso es. Estrellas. 

—¿Y qué haces tú con quinientos millones de estrellas? 

—Quinientos un millones seiscientos veintidós mil setecientos treinta y uno. Yo soy un hombre serio y exacto. 

—¿Y qué haces con esas estrellas? 

—¿Que qué hago con ellas? 

—Sí. —Nada. Las poseo. 

—¿Que las estrellas son tuyas? 

—Sí. 

—Yo he visto un rey que... 

—Los reyes no poseen nada... Reinan. Es muy diferente. 

—¿Y de qué te sirve poseer las estrellas? 

—Me sirve para ser rico. 

—¿Y de qué te sirve ser rico? 

—Me sirve para comprar más estrellas si alguien las descubre. 

"Este, se dijo a sí mismo el principito, razona poco más o menos como mi borracho". No obstante le siguió preguntando: 

—¿Y cómo es posible poseer estrellas? 

—¿De quién son las estrellas? —contestó punzante el hombre de negocios. 

—No sé. . . De nadie. 

—Entonces son mías, puesto que he sido el primero a quien se le ha ocurrido la idea. 

—¿Y eso basta? 

—Naturalmente. Si te encuentras un diamante que nadie reclama, el diamante es tuyo. Si encontraras una isla que a nadie pertenece, la isla es tuya. Si eres el primero en tener una idea y la haces patentar, nadie puede aprovecharla: es tuya. Las estrellas son mías, puesto que nadie, antes que yo, ha pensado en poseerlas. 

—Eso es verdad —dijo el principito— ¿y qué haces con ellas? 

—Las administro. Las cuento y las recuento una y otra vez —contestó el hombre de negocios—. Es algo difícil. ¡Pero yo soy un hombre serio! 

El principito no quedó del todo satisfecho. 

—Si yo tengo una bufanda, puedo ponérmela al cuello y llevármela. Si soy dueño de una flor, puedo cortarla y llevármela también. ¡Pero tú no puedes llevarte las estrellas! 

—Pero puedo colocarlas en un banco. 

—¿Qué quiere decir eso? 

—Quiere decir que escribo en un papel el número de estrellas que tengo y guardo bajo llave en un cajón ese papel. 

—¿Y eso es todo? 

—¡Es suficiente! 

"Es divertido", pensó el principito. "Es incluso bastante poético. Pero no es muy serio". El principito tenía sobre las cosas serias ideas muy diferentes de las ideas de las personas mayores. 

—Yo —dijo aún— tengo una flor a la que riego todos los días; poseo tres volcanes a los que deshollino todas las semanas, pues también me ocupo del que está extinguido; nunca se sabe lo que puede ocurrir. Es útil, pues, para mis volcanes y para mi flor que yo las posea. Pero tú, tú no eres nada útil para las estrellas... 

El hombre de negocios abrió la boca, pero no encontró respuesta. 

El principito abandonó aquel planeta. 

"Las personas mayores, decididamente, son extraordinarias", se decía a sí mismo con sencillez durante el viaje.

SINOPSIS

El principito es un cuento poético que viene acompañado de ilustraciones hechas con acuarelas por el mismo Saint-Exupéry. En él, un piloto se encuentra perdido en el desierto del Sahara después de que su avión sufriera una avería, pero para su sorpresa, es allí donde conoce a un pequeño príncipe proveniente de otro planeta. La historia tiene una temática filosófica, donde se incluyen críticas sociales dirigidas a la «extrañeza» con la que los adultos ven las cosas. Estas críticas a las cosas «importantes» y al mundo de los adultos van apareciendo en el libro a lo largo de la narración.

A pesar de que es considerado un libro infantil por la forma en la que se encuentra escrito, también posee observaciones profundas sobre la vida y la naturaleza humana. Esto se puede ejemplificar con el encuentro entre el principito y el zorro, quien le enseña el verdadero sentido de la amistad y la esencia de las relaciones humanas; de hecho, la esencia misma del libro se encuentra reflejada en el secreto que le obsequia el zorro al principito: «Solo se ve bien con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos». Asimismo, otras temáticas principales son expresadas a través de frases del zorro, tales como «Te haces responsable para siempre de lo que has domesticado» y «El tiempo que perdiste con tu rosa hace que tu rosa sea tan importante».

viernes, 26 de agosto de 2016

EN EL CORAZÓN DE LA CIUDAD LEVÍTICA - Baltasar Magro

Por lo que pudo deducir, posteriormente, en el texto del propio Herrera que había permanecido enterrado en los subterráneos del arzobispado toledano, el arquitecto, matemático, filósofo e ingeniero había reducido todas las figuras geométricas utilizadas por Raimundo Llull para alcanzar una especie de entendimiento racional de la Creación mediante formulaciones matemáticas —pienso, luego existo y, por lo tanto, existe Dios— a una sola: el cubo. Para Herrera, tal y como se comprobaba en las páginas amarillentas y bastante dañadas que había recogido Sebas a las puertas del horno incinerador, con el entendimiento del cubo se llegaba al entendimiento del Universo. «La matriz de existencia del cubo es el propio cubo —señalaba el arquitecto de Felipe II—, por ello nos lleva al nivel superior de la Creación con mayor perfección que cualquier otra figura o superficie.» 

Consideraba Herrera al cubo como la raíz del Arte, especialmente cuando maneja volúmenes como en la arquitectura. La exaltación del cubo, explicaba Herrera, genera una arquitectura de expresión severa. «Ha de ser una arquitectura de planos, de escuadra y arista, de huecos rotundos, de geometría contundente; una arquitectura de la determinación y permanencia, una obra telúrica que brote del paisaje, al igual que los templos de la Antigüedad, aquí, y más allá de los océanos, cuya máxima expresión son las pirámides egipcias: la obra de arte como resultado de una operación mágica.» 

En otro apartado del libro, exponía Herrera: «El cubo es fundamento de todo lo que existe porque la figura geométrica es el resultado de la triple operación sobre sí misma de una misma cantidad, lo que indica la profunda semejanza con la Trinidad y la Unidad Divina». La postura de Herrera se sustentaba en la filosofía de Llull y al igual que el maestro mallorquín concedía a las figuras geométricas una cualidad que permite entender tanto la realidad como la dimensión oculta de las cosas. 

Evocaba don Jaime, en esos instantes, con la lectura del texto del arquitecto, la postura del maestro Llull, que él había analizado en otro tiempo, al considerar que por el número somos instruidos para no equivocarnos, la hermenéutica matemática permite alcanzar la verdad revelada: la ciencia del número como la clave para interpretar el mensaje divino. Era algo extraordinario. Llull destacaba los números que resultan de la triple operación de una misma cantidad, pues son reflejo de muchas cosas, tales como el nueve. 

De hecho, calculaba, el nueve incluso contiene al ángel caído. 6+6+6=18=1+8=9. 

Nueve es divisible por tres, número perfecto que representa la Trinidad. Nueve fueron los caballeros enigmáticos que fundaron el Temple. Y nueve son los sabios y maestros rishis quienes, desde los tiempos remotos del rey hindú Asoka, protegen el conocimiento secreto para salvar la humanidad, y son mencionados como los Nueve Desconocidos, ya que a muy pocos, más allá de ellos mismos, les está permitido saber dónde se encuentran en cada generación. 

Por suerte, concluyó el veneciano tras una somera lectura del texto de Herrera, la mathesis, la matemática hermética del arquitecto deudor de Llull, sería, al menos, salvada para las gentes gracias a la intervención de su criado. Pero no dejaba de preguntarse por las maravillas que aún permanecerían dentro del archivo secreto y que él debía recuperar cuanto antes.

SINOPSIS

Un incendio destruye casi por completo un hermoso palacio que había sido utilizado por los nazis como cuartel general durante la ocupación de Bohemia. Nikolài Punin, un joven capitán del Ejército Rojo, descubre junto a los restos calcinados de la inmensa biblioteca una sala reservada que contiene manuscritos del siglo XVI que, al parecer, provienen de la ciudad española de Toledo. A partir de aquí, inesperadas y sorprendentes revelaciones nos trasladaran por el pasado y el presente hasta dar con la respuesta de cómo llegaron al hermoso palacio de Duchcov cuadernos y carpetas con el diseño de inventos y avances tecnológicos que sorprenden, aún hoy, a quienes tienen la fortuna de conocerlos. Baltasar Magro construye una absorbente historia, mezcla de ficción y realidad, un viaje apasionante a las entrañas de Toledo de la mano del ilustrado caballero Seingalt, enviado a España por sus hermanos masones para cumplir con una misión secreta, y con quien el lector participará de un viaje hacia las entrañas de la ciudad levítica.

jueves, 25 de agosto de 2016

EL MISTERIOSO ASESINATO DE BENSON - S. S. Van Dine

Markham se sentó con ceño adusto y la mirada perdida en el vacío.

—Estoy seguro de que usted piensa que sabe algo.

—Cogito, ergo sum —murmuró Vance—. Ya sabe usted que he sentido siempre bastante inclinación hacia la filosofía naturalista de Descartes. Esta consistió en arrancar de la duda universal y en asentar el conocimiento positivo en la conciencia de sí mismo. Tanto Spinoza, con su panteísmo, como Berkeley, con su idealismo, equivocaron por completo el sentido del entimema favorito de su precursor. Descartes fue brillante hasta en sus errores. Su método de razonamiento, a pesar de todas sus inexactitudes científicas, dio un nuevo alcance a los símbolos del análisis. Después de todo, si el entendimiento ha de funcionar con eficacia, es preciso saber combinar la precisión matemática de las ciencias naturales con las especulaciones puras, como son las astronómicas. Por ejemplo, la doctrina de Descartes acerca de los torbellinos…

SINOPSIS

Un personaje novedoso en su época, convertido en todo un clásico de la novela negra.

Basada en el asesinato real de un célebre jugador de bridge, es la primera de las aventuras del excéntrico detective aficionado Philo Vance, que investiga y resuelve un complicado caso gracias a los métodos deductivos y a su olfato para comprender las sutilezas de la psicología humana…

miércoles, 24 de agosto de 2016

CARTA SOBRE LOS CIEGOS PARA USO DE LOS QUE VEN - Denis Diderot

Hay una clase de abstracción de la que son capaces tan pocos hombres que parece reservada a las inteligencias puras, es aquella mediante la cual todo se reduciría a unidades numéricas. Hay que admitir que los resultados de tal geometría serían en verdad exactos y sus formulas muy generales, dado que no existen objetos, ya sea en la naturaleza, ya sea en lo posible, que esas unidades simples no pudieran representar, puntos, líneas, superficies, sólidos, pensamientos, ideas, sensaciones y… si por ventura era éste el fundamento de la doctrina de Pitágoras, podríamos decir que fracasó en su proyecto porque tal manera de filosofar está muy por encima de nosotros y se acerca demasiado al Ser supremo que, según la ingeniosa expresión de un geómetra inglés, geometriza perpetuamente en el universo.

SINOPSIS

«Si alguna vez un filósofo ciego y sordo de nacimiento concibe un hombre a semejanza de Descartes, me atrevo a asegurarle, señora, que ubicará el alma en la punta de los dedos; porque de allí provienen sus principales sensaciones y todos sus conocimientos». En esta frase, dirigida a su misteriosa corresponsal de la Carta sobre los ciegos para uso de los que ven, queda admirablemente plasmada la tesis principal de la obra: que nuestras ideas morales están supeditadas a nuestros sentidos, heterodoxia que le valió una temporada en la cárcel de Vincennes. A finales de 1740, al tiempo que se dedica a la Enciclopedia, el escritor y filósofo Denis Diderot, vuelve sus ojos a las ciencias experimentales. La operación de una ciega de nacimiento le lleva a especular sobre la relación entre lo que se ve y lo que se es.

martes, 23 de agosto de 2016

DIARIO DE UN HOMBRE HUMILLADO - Félix de Azúa



Gran afición de el Chino por las matemáticas. En realidad sería más riguroso decir que les tiene afición a los números. La compasión de algunos pintores con los pigmentos, en los cuales ven matices tan apurados que a los demás nos hacen sentir ciegos (así, por ejemplo, Cézanne llegó a clasificar ciento ocho matices de verde en un limón maduro), eso es lo que siente el Chino hacía los números. Es un gusto sensual; posiblemente el único que posea. Consume varias horas de la tarde dibujando interminables hileras de ecuaciones con una escritura apretada; vástago estéril del estéril señor Daroca. No anda a la caza de nada, ni trata de resolver problema alguno; ni siquiera desarrolla y verifica hipótesis. Actúa como el músico que juega a improvisar sobre el piano, dejando en libertad a los dedos, sin domeñarlos, hasta dar con un acorde seductor; entonces insiste sobre ese acorde buscando lateralmente, hacia arriba, hacia abajo, hasta topar con algo emparentado o complementario. Al cabo de las horas ya no siente el cansancio de las articulaciones, las manos no son manos del cuerpo sino injertos móviles de la imaginación, y allí se inicia un delirio melódico de números y ecuaciones en cuya embriaguez ve levantarse edificios que luego se disuelven en nubes cuyas formas son nuevas arquitecturas reflejadas sobre un quieto estanque, cuya figura invertida proporciona, de ese modo, otra combinación en negativo que se superpone a las anteriores con una armonía ya muy compleja, la cual, sin embargo, no impide introducirse en el laberinto fugado de la misma y comenzar un viaje por las tripas de esos conjuntos maclados en busca de una salida que puede ser un nuevo comienzo, y así sucesivamente. Entra en trance y se le produce una feroz bizquera.
SINOPSIS
El hombre humillado añora rabiosamente cierto mundo perdido, donde en lugar de pensar solo se vivía. Pero sabe que no es más que un contemporáneo, y que el nuestro es un tiempo de Grandes Pensadores. Rodeado por una detestable banalidad de orden zoológico, comprende que la suya ha de ser otra: una banalidad asumida, militante, guerrera, y a esa tarea dedica sus fuerzas; bastante mermadas, dicho sea de paso. Instalado en la soledad, explorador de su ciudad (en la que vive como un marciano), colonizador del azar, el hombre humillado pretende alcanzar la dignidad de perfecto insignificante. Para ello se sumerge en las zonas húmedas, se codea con el hampa, trabaja para un matemático mafioso, se asfixia en litros de Calisay, y acaba buscando un final súbito que interrumpa su Camino de Perfección. Desdichadamente, en ese preciso instante aparece un animal. ¡Y qué animal!
Durante nueve meses gestatorios, el hombre humillado (y estupefacto ante el mundo que le rodea) anota en su Diario breves homenajes a los Grandes Hombres de Antaño, perversas venganzas contra los pelmazos con Fuerte Personalidad, y reflexiones (tan agudas como lunáticas) acerca de diversos asuntos de acuciante actualidad como, por ejemplo, la dificultad cada vez mayor de contratar asesinos a sueldo, la imposibilidad de tener hijos legítimos, o las letales consecuencias de la lectura, las bellas artes y la inteligencia.
Con esta novela, el autor prolonga la investigación iniciada en Historia de un idiota contada por él mismo, un monstruoso cruce de Dickens y Dostoievski, que constituye uno de los proyectos narrativos más serios de nuestro tiempo. 




martes, 16 de agosto de 2016

UNA MUERTE SOSPECHOSA - David Baldacci


Sean se dio cuenta y se apresuró a intervenir.

—Tendré que repasar los detalles del caso. Si no te apetece vomitarlos otra vez, tengo la opción de hablar con Len Rivest.

En ese momento, una mujer baja y rechoncha de pelo cano entró con la bandeja del café. Les tendió las tazas, azúcar y cucharas.

—Doris, ¿te importaría decirle a Len Rivest que se reúna con nosotros? —dijo Champ.

Cuando ella se hubo marchado, Sean se volvió hacia Champ.

—Mientras esperamos, sin revelar información confidencial, ¿qué es exactamente Babbage Town? El chófer no ha sabido explicármelo demasiado bien. —Champ no parecía demasiado dispuesto a responder—. Ponme en contexto, Champ, eso es todo.

—¿Has oído hablar alguna vez de Charles Babbage?

—No —dijo Sean.

—Tuvo un papel fundamental en el desarrollo del proyecto de los ordenadores modernos; lo cual no es moco de pavo teniendo en cuenta que nació en 1791. También inventó el velocímetro. Como amante de la estadística elaboró una serie de tablas de mortalidad, una herramienta de lo más común para las compañías de seguros actuales. Y cuando envías una carta, utilizas la tarifa postal que Babbage ideó. Pero en mi opinión, lo más increíble del trabajo de Charles Babbage fue descifrar la clave polialfabética de Vigenère, que había sobrevivido a todos los intentos de descifrado durante casi tres siglos.

—¿La clave polialfabética de Vigenère?

Champ asintió.

—Blaise de Vigenère era un diplomático francés que elaboró la clave en el siglo XVI. Se llamó polialfabética porque utilizaba distintos alfabetos en vez de uno solo. Sin embargo, permaneció inutilizada durante casi doscientos años porque todo el mundo pensaba que era demasiado compleja, resultaba inexpugnable al análisis de frecuencias. ¿Sabes lo que es el análisis de frecuencias?

—Me suena —respondió Sean, lentamente.

—Era el santo grial de la comunidad, «revelacódigos» primigenia. Los árabes lo inventaron en el siglo IX. Ahora el análisis de frecuencias es exactamente lo que dice su nombre. Se analiza la frecuencia con la que ciertas letras aparecen en un escrito. En inglés la letra e es la más habitual con diferencia, seguida de la t y de la a. Eso resulta sumamente útil para decodificar claves, o al menos lo era. Hoy en día, el descifrado se basa en la longitud de las claves de números secretos y en la potencia y velocidad de los ordenadores para descomponer esas claves. Ha quedado desprovisto de todo el romanticismo lingüístico.

»Hace mil años la clave de sustitución se consideraba indescifrable. No obstante, los árabes consiguieron descubrirla y dieron ventaja a los analistas de cifrado con respecto a los encriptadores, durante siglos. Por eso la clave de Vigenère fue tan revolucionaria, porque el análisis de frecuencias resultaba inútil para descifrarla. —Sean se sentía un tanto incómodo ante la larga clase de historia—. Disculpa, King, pero prometo que al final llegaremos a lo que quiero contarte.

—No, si me parece muy interesante —dijo Sean, reprimiendo un bostezo.

—Como he dicho, el análisis de frecuencia resultaba inútil con el monstruo de Vigenère, por lo astuto y original de su diseño. No obstante, el viejo Charlie Babbage consiguió atravesarle el corazón numérico con un cuchillo.

—¿Cómo? —preguntó Sean.

—Lo abordó desde un ángulo que era totalmente novedoso y, por consiguiente, estableció el estándar de varias generaciones de analistas de cifrado. Sin embargo, no recibió ningún reconocimiento por ello porque nunca se molestó en publicar sus hallazgos.

—¿Y cómo salió a la luz el descubrimiento de Babbage? —indagó Sean.

—Cuando los estudiosos repasaron sus notas en el siglo XX, mucho después de su muerte, determinaron que había sido el primero en conseguirlo. Y seguía vigente, a eso voy. Bauticé este lugar como Babbage Town en homenaje a un hombre con un cerebro privilegiado pero con muy poca capacidad para la autopromoción. Sin embargo, si aquí conseguimos nuestros objetivos, no dudes de que lo proclamaremos a los cuatro vientos. —Champ sonrió—. En cuanto obtengamos todas las patentes necesarias que garanticen que seremos extraordinariamente ricos cuando se inicie la explotación comercial de nuestros distintos inventos.
SINOPSIS
A tres horas de Washington, un río fuertemente custodiado sirve de frontera entre dos instituciones clandestinas. Una de ellas es una inusual comunidad científica, cuyos objetivos y financiación son un misterio. La otra es un campo de entrenamiento de elite de la CIA. Ahora, dos ex agentes secretos están a punto de abrir una brecha en estas dos organizaciones, que pretenden explotar un descubrimiento con un altísimo potencial destructivo y ocultar otros secretos para siempre. 

sábado, 13 de agosto de 2016

TARDES DE CHOCOLATE EN EL RITZ - Reyes Calderón

—¿Chiflada? Ni hablar: tú puedes ser muchas cosas, pero no eres una chiflada. Además, tengo que confesarte que yo también tengo consideración por los sueños, aunque no se lo cuento a nadie, no me pase como a ti y me tilden de loca… Hoy todo lo onírico ha caído en desuso, pero, desde muy antiguo, las visiones nocturnas llamaron la atención de reyes y criados, que pagaban cantidades astronómicas a caldeos, griegos, egipcios o judíos para que se las interpretaran: creían que los sueños eran uno de los vehículos por el que las divinidades les daban a conocer su voluntad; los bienes y males venideros…

—¡Qué interesante! ¿Tienes algún libro sobre sueños que me puedas prestar?

En ese instante, me vino a la mente la imagen de Marta leyendo la interpretación freudiana de los sueños, y pensando que, en realidad, su visión nocturna escondía un deseo que no podía satisfacer debido a obvias razones: cargarse a su marido… Decidí que era mejor no prestarle ninguno. Se olvidaría enseguida, de modo que respondí:

—Alguno tengo, sí, pero no sé si te gustará: mezclan las cosas de modo que cuesta separar la paja del trigo.

Marta pareció animarse un poco con la conversación: es por naturaleza una mujer de curiosidad casi infinita y los nuevos datos le hicieron olvidar, al menos temporalmente, su miedo inicial. Dio un pequeño saltito, se colocó justo a mi vera y me pidió que le explicara lo que supiera sobre el mundo de los sueños. Me azoré, porque, como digo, mi conocimiento sobre ese tema se limita a haber leído tres o cuatro libros sobre la materia. Conozco a Marta lo suficiente para saber que tomaría todo lo que yo le dijera como si fuera ciencia comprobada. A toda prisa, intenté ordenar mis ideas.

—¿Has oído hablar de la campana de Gauss? —le pregunté.

—¿Gauss? ¿Te refieres al diseñador? ¡Ahora que lo dices, creo que en mi armario no hay nada suyo!

—¡No, no! Yo me refiero al matemático, a Carl Friedrich Gauss. Es conocido como «el príncipe de los matemáticos» o como «el padre de la moderna teoría de errores»… Bueno, eso no es importante. Lo importante es que él mismo narra que «vio» su heptadecágono (un precioso polígono regular de diecisiete lados, al que llevaba semanas persiguiendo) cuando salía de un sueño, justo en el momento en que despertó. Y no es el único. Algunas leyendas urbanas aseguran que, a menudo, los genios, los artistas y otros outsiders crean sus mejores obras en brazos de Morfeo. Puede que lo que digo no sea más que eso, una leyenda urbana, pero a mí me parece que existe una explicación lógica y racional para que esos descubrimientos tan complejos sean precisamente paridos al alba, cuando uno está desvalido, despegado de casi todas sus potencias, en esa situación de disociación y de desconexión del entorno y de nuestras propias barreras.

SINOPSIS


Un libro tan reconfortante y cálido como una taza de chocolate.

Reyes Calderón nos ofrece en Tardes de chocolate en el Ritz un relato lleno de chocolatinas tentadoras, fracasos de chocolate negro, risas de trufa y profundas conversaciones sobre el amor, la amistad, la familia y el valor del trabajo tan deliciosas como el chocolate más auténtico.

La noche en que se conocieron en la recepción de una embajada, nada hacía presagiar que Marta y Reyes acabarían siendo amigas. Excéntrica, adicta al lujo, con varios fracasos amorosos a sus espaldas y un marido recién estrenado, Marta no parecía tener nada en común con Reyes, una mujer volcada en su profesión y su familia. Pero el destino las unió y, contra todo pronóstico, comenzaron a reunirse el tercer jueves de cada mes en el Ritz. Entre animadas charlas y reconfortantes tazas de chocolate, sus vidas terminaron entremezclándose. Porque, sin saberlo, las dos andaban en busca de la misma felicidad.

miércoles, 16 de marzo de 2016

EL REGRESO A LOS SAUCES - Jacqueline Kelly

Sapo no hizo ni caso. Parecía estar absorto en sus pensamientos. Durante la sopa, sin que viniera a cuento, dijo:

– En cualquier triángulo rectángulo que tenga por aristas las de tres cuadrados que las rodeen, la superficie del cuadrado cuyo lado sea la hipotenusa es igual a la suma de las superficies de los cuadrados situados sobre las otras dos aristas del triángulo. ¿Sabías eso Humphrey?

Su sobrino y los demás se lo quedaron mirando, atónitos, mientras él iba dando sorbitos a su sopa de sucedáneo de tortuga.

– Perdona, tío Sapo –balbució Humphrey–. ¿Qué has dicho?

– Oh, una pequeña cita de nuestro amigo Pitágoras, el Padre de los Números. (26)

Rata, Topo y Nutria se miraron unos a otros, atónitos.

Durante el plato de pescado, Sapo declaró:

– Los números primos más pequeños son, como seguro que ya sabéis: dos, tres, cinco, siete y once. No se puede determinar cuál es el número primo más grande, según Euclides. (27) Yo diría que este pescado está especialmente rico. Humphrey, toma otro trozo. ¡Es alimento para el cerebro! Y –añadió, condescendiente– aunque es algo que no me gusta decir de ninguno de mis familiares, me da la impresión de que eres algo lento para tu edad. Así que come… Muy bien, buen chico.

Durante el plato de carne, Sapo dijo:

– Arquímedes tenía razón, como estoy seguro de que sabréis ya. El peso total del agua desplazada en una bañera equivale al peso de cualquier objeto que flote en ella. (28) ¡Qué maravilloso rosbif! Desde luego, hoy la cocinera se ha superado.

Durante el pudin, Sapo soltó:

– Un objeto en caída libre acelera a un ritmo de diez metros por segundo cuadrado.

Para cuando pasó el momento del oporto, Humphrey ya había recuperado el habla:

– Tío Sapo, me temo que has sufrido algún tipo de lesión –dijo, estudiando a su tío con asombro.

– Tonterías, hijo –contestó Sapo–. No me he sentido mejor en mi vida. ¿A alguien le gustaría acompañarme a la biblioteca para departir sobre el último teorema de Fermat? Eso siempre es de lo más divertido. ¿O quizás una partida de ajedrez en tres dimensiones? ¿Quién se anima?

SINOPSIS

Un precioso libro ilustrado. Por la autora deLa evolución de Calpurnia Tatey deEl curioso mundo de Calpurnia Tate.

Con ilustraciones que harán la delicia de niños y padres, Jacquelline Kelly evoca con maestría la magia del clásico para niñosEl viento en los saucesde Kenneth Grahame, y nos trae de vuelta esta maravillosa y rocambolesca aventura–protagonizada por los entrañables Topo, Ratita, Sapo y Tejón–para una nueva generación de lectores.

DIECINUEVE MINUTOS - Jodi Picoult

Aunque sacaba sobresalientes y le gustaba la asignatura, la nota de matemáticas era por la que Josie más debía esforzarse. No tenía una facilidad extraordinaria para los números, si bien era capaz de razonar con lógica y de escribir un ensayo sin esfuerzo. En eso era como su madre, suponía.

O posiblemente como su padre.

El señor McCabe, el profesor de matemáticas, se paseaba por los pasillos entre las filas de pupitres, arrojando una pelota de tenis hacia el techo y cantando un remedo de una canción de Don McLean:

Bye-bye, ¿cuál es el valor de pi?
Calculen los dígitos con los dedos.
Hasta el final de clase, McCabe
A los de noveno hace sudar y suspirar.
Y ellos dicen: venga, McCabe, ¿por qué?
Oh, señor McCabe, ¿por qué, por qué…?

Josie borró una coordenada del papel milimetrado que tenía delante.

—Si hoy no entra el número pi —dijo un chico.

El profesor giró en redondo y lanzó la pelota de tenis, que botó sobre el pupitre del chico que había hablado.

—Andrew, estoy muy contento de que te hayas despertado a tiempo para darte cuenta de eso.

—¿Va a contar para nota?

—No. A lo mejor tendría que ir a la tele —reflexionó el señor McCabe—. ¿No hay ningún programa tipo «Quiere ser matemático»?

—Dios, espero que no —murmuró Matt, sentado detrás de Josie. Le dio un empujoncito en el hombro, y ella colocó su hoja en la esquina superior izquierda del pupitre, de forma que él pudiera ver mejor sus respuestas.

Aquella semana estaban trabajando con gráficas. Además de un millón de tareas a partir de las cuales había que obtener datos y encajarlos en gráficas de barras y tablas, cada uno de los alumnos había tenido que idear y presentar una gráfica de algo que les resultara familiar y estimado. El señor McCabe reservaba diez minutos al final de las clases para las presentaciones. El día anterior, Matt había mostrado con presunción una gráfica con la edad relativa de los jugadores de hockey sobre hielo de la NHL. Josie, que debía presentar la suya al día siguiente, había encuestado a sus amigos para comprobar si existía una relación proporcional entre el número de horas que empleaban para hacer los deberes y la media de las notas obtenidas.

Aquel día le tocaba el turno a Peter Houghton. Ella le había visto llevar su gráfica a clase, en forma de póster enrollado.

—Vaya, qué les parece —dijo el señor McCabe—. Resulta que hoy tenemos quesitos de postre.

SINOPSIS

Todo adolescente sabe que en el instituto impera la ley de la selva. Todos asumen que esta ley es inmutable. Pero, ¿qué ocurre cuando el débil se toma la justicia por su mano y decide llevar a cabo su venganza?

Esta novela ha llegado a ser número uno en la lista de best-sellers del New York Times. En Sterling, New Hampshire, Peter Houghton, estudiante de 17 años, lleva años sufriendo los abusos verbales y físicos de sus compañeros de clase. Su única amiga, Josie Cormier, ha sucumbido a la presión del grupo y ahora pertenece a la élite popular que habitualmente lo acosa. Un último incidente lleva a Peter al límite y lo empuja a cometer un acto de violencia que cambiará para siempre la vida de los habitantes de Sterling.