martes, 16 de agosto de 2016

UNA MUERTE SOSPECHOSA - David Baldacci


Sean se dio cuenta y se apresuró a intervenir.

—Tendré que repasar los detalles del caso. Si no te apetece vomitarlos otra vez, tengo la opción de hablar con Len Rivest.

En ese momento, una mujer baja y rechoncha de pelo cano entró con la bandeja del café. Les tendió las tazas, azúcar y cucharas.

—Doris, ¿te importaría decirle a Len Rivest que se reúna con nosotros? —dijo Champ.

Cuando ella se hubo marchado, Sean se volvió hacia Champ.

—Mientras esperamos, sin revelar información confidencial, ¿qué es exactamente Babbage Town? El chófer no ha sabido explicármelo demasiado bien. —Champ no parecía demasiado dispuesto a responder—. Ponme en contexto, Champ, eso es todo.

—¿Has oído hablar alguna vez de Charles Babbage?

—No —dijo Sean.

—Tuvo un papel fundamental en el desarrollo del proyecto de los ordenadores modernos; lo cual no es moco de pavo teniendo en cuenta que nació en 1791. También inventó el velocímetro. Como amante de la estadística elaboró una serie de tablas de mortalidad, una herramienta de lo más común para las compañías de seguros actuales. Y cuando envías una carta, utilizas la tarifa postal que Babbage ideó. Pero en mi opinión, lo más increíble del trabajo de Charles Babbage fue descifrar la clave polialfabética de Vigenère, que había sobrevivido a todos los intentos de descifrado durante casi tres siglos.

—¿La clave polialfabética de Vigenère?

Champ asintió.

—Blaise de Vigenère era un diplomático francés que elaboró la clave en el siglo XVI. Se llamó polialfabética porque utilizaba distintos alfabetos en vez de uno solo. Sin embargo, permaneció inutilizada durante casi doscientos años porque todo el mundo pensaba que era demasiado compleja, resultaba inexpugnable al análisis de frecuencias. ¿Sabes lo que es el análisis de frecuencias?

—Me suena —respondió Sean, lentamente.

—Era el santo grial de la comunidad, «revelacódigos» primigenia. Los árabes lo inventaron en el siglo IX. Ahora el análisis de frecuencias es exactamente lo que dice su nombre. Se analiza la frecuencia con la que ciertas letras aparecen en un escrito. En inglés la letra e es la más habitual con diferencia, seguida de la t y de la a. Eso resulta sumamente útil para decodificar claves, o al menos lo era. Hoy en día, el descifrado se basa en la longitud de las claves de números secretos y en la potencia y velocidad de los ordenadores para descomponer esas claves. Ha quedado desprovisto de todo el romanticismo lingüístico.

»Hace mil años la clave de sustitución se consideraba indescifrable. No obstante, los árabes consiguieron descubrirla y dieron ventaja a los analistas de cifrado con respecto a los encriptadores, durante siglos. Por eso la clave de Vigenère fue tan revolucionaria, porque el análisis de frecuencias resultaba inútil para descifrarla. —Sean se sentía un tanto incómodo ante la larga clase de historia—. Disculpa, King, pero prometo que al final llegaremos a lo que quiero contarte.

—No, si me parece muy interesante —dijo Sean, reprimiendo un bostezo.

—Como he dicho, el análisis de frecuencia resultaba inútil con el monstruo de Vigenère, por lo astuto y original de su diseño. No obstante, el viejo Charlie Babbage consiguió atravesarle el corazón numérico con un cuchillo.

—¿Cómo? —preguntó Sean.

—Lo abordó desde un ángulo que era totalmente novedoso y, por consiguiente, estableció el estándar de varias generaciones de analistas de cifrado. Sin embargo, no recibió ningún reconocimiento por ello porque nunca se molestó en publicar sus hallazgos.

—¿Y cómo salió a la luz el descubrimiento de Babbage? —indagó Sean.

—Cuando los estudiosos repasaron sus notas en el siglo XX, mucho después de su muerte, determinaron que había sido el primero en conseguirlo. Y seguía vigente, a eso voy. Bauticé este lugar como Babbage Town en homenaje a un hombre con un cerebro privilegiado pero con muy poca capacidad para la autopromoción. Sin embargo, si aquí conseguimos nuestros objetivos, no dudes de que lo proclamaremos a los cuatro vientos. —Champ sonrió—. En cuanto obtengamos todas las patentes necesarias que garanticen que seremos extraordinariamente ricos cuando se inicie la explotación comercial de nuestros distintos inventos.
SINOPSIS
A tres horas de Washington, un río fuertemente custodiado sirve de frontera entre dos instituciones clandestinas. Una de ellas es una inusual comunidad científica, cuyos objetivos y financiación son un misterio. La otra es un campo de entrenamiento de elite de la CIA. Ahora, dos ex agentes secretos están a punto de abrir una brecha en estas dos organizaciones, que pretenden explotar un descubrimiento con un altísimo potencial destructivo y ocultar otros secretos para siempre. 

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