viernes, 6 de noviembre de 2015

LOS BESOS EN EL PAN - Almudena Grandes (Parte II)

Cuando Jaime llega al bar, encuentra a Braulio y a su padre sentados a una mesa con un chico muy joven, muy moreno, que le parece guapo incluso con la cara deformada, los ojos hinchados de llorar.

—¡Ya está aquí! —Pascual da una palmada para celebrarlo—. Ven, Jaime, hijo, mira, te presento a Toni. Toni es el hijo de Braulio y está en un aprieto porque... ¿Tú crees que podrías enseñarle a hacer operaciones con decimales?

—¿Operaciones con decimales? —Jaime no entiende nada—. ¿De matemáticas? —pero tres cabezas asienten para responderle al mismo tiempo—. Pues claro... Si es muy fácil, pero... ¿Por qué?

Empiezan esa misma tarde. Jaime, que está acostumbrado a enseñar, porque se sacaba un dinero extra dando clases particulares de matemáticas mientras hacía la carrera, pasa casi dos horas haciendo cuentas con Toni y le deja deberes. Al principio tiene la esperanza de poder resolverlos a distancia, por correo electrónico, pero el gesto de pavor que se dibuja en la cara de su alumno cuando se lo propone, le condena a perder todas las tardes libres de la semana. Le fastidia, pero se aguanta, porque lo contrario es lo mismo que asumir que el chaval va a perder el trabajo por su culpa.

Al día siguiente, Toni le trae todos los deberes hechos, y al corregirlos, Jaime encuentra pocos fallos pero insiste en el mismo sistema, un centenar de operaciones corriendo la coma y otras tantas para casa. El tercer día, todas las sumas y las multiplicaciones están bien resueltas, y empiezan con los problemas.

—A ver, yo te lo digo y tú lo apuntas, siete corchetes a 0,30 la unidad, cuatro metros de cinta a 0,48 el metro, y doce botones a 0,80, sin calculadora, vamos...

Así pasan dos días más, y el quinto, que es viernes, Jaime alterna las cuentas y los problemas difíciles, y aunque le deja usar una calculadora, Toni resuelve todas las operaciones sin ella.

—Muy bien, tío —en cada acierto, el profesor le alaba y el alumno se pone colorado, pero sólo un poco, porque la satisfacción pesa ya mucho más que la vergüenza—. Muy bien, así me gusta.

—No, si al final voy a valer para estudiar y todo.

—Pero no lo dudes. A ver, vamos a hacer otro más... Siete botones blancos a 0,47, seis botones dorados a 1,02, ocho botones marrones a 0,72, catorce botones negros a 0,65, siete botones verdes a 0,71, nueve botones azules a 1,13, ¿cuánto me voy a gastar?

Antes de averiguarlo, Jaime ve entrar en el bar a una chica menuda y esbelta, con una larga melena oscura, los labios gruesos, los ojos grandes, que avanza derecha hacia su mesa. Al llegar, se quita la bufanda, el abrigo, enseña un vestido negro ceñido hasta la cintura y unas piernas muy bonitas.

—Tú debes de ser Jaime, ¿no?

Él asiente con la cabeza, se levanta, recibe dos besos y los devuelve.

—Yo me llamo Lorena, soy la novia de Toni —y enseguida va hacia su novio, le rodea el cuello con los brazos y le besa en la mandíbula, muy cerca de la oreja—. ¿Qué tal? Voy un momento al baño, ahora vuelvo.

Jaime la sigue con la mirada mientras su alumno empieza a multiplicar con decimales.

—¡Qué guapa! —dice, como para sí mismo.

Toni no le escucha.

Pascual sí, pero se concentra en la bandeja que está limpiando hasta que brilla igual que si fuera de plata maciza.


SINOPSIS

¿Qué puede llegar a ocurrirles a los vecinos de un barrio cualquiera en estos tiempos difíciles? ¿Cómo resisten, en pleno ojo del huracán, parejas y personas solas, padres e hijos, jóvenes y ancianos, los embates de una crisis que «amenazó con volverlo todo del revés y aún no lo ha conseguido»? Los besos en el pan cuenta, de manera sutil y conmovedora, cómo transcurre la vida de una familia que vuelve de vacaciones decidida a que su rutina no cambie, pero también la de un recién divorciado al que se oye sollozar tras un tabique, la de una abuela que pone el árbol de Navidad antes de tiempo para animar a los suyos, la de una mujer que decide reinventarse y volver al campo para vivir de las tierras que alimentaron a sus antepasados. 
En la peluquería, en el bar, en las oficinas o en el centro de salud, muchos vecinos, protagonistas de esta delicada novela coral, vivirán momentos agridulces de una solidaridad inesperada, de indignación y de rabia, pero también de ternura y tesón. Y aprenderán por qué sus abuelos les enseñaron, cuando eran niños, a besar el pan.

LOS BESOS EN EL PAN - Almudena Grandes (Parte I)

A las diez menos diez del día siguiente conoce a un chico de veintidós años que dejó de estudiar antes de terminar la Secundaria para trabajar en la construcción y ganar durante algún tiempo mucho más dinero que su padre, luego bastante más, después sólo un poco más, más tarde lo mismo, enseguida menos y al final, nada de nada.

—Yo estoy dispuesto a hacer lo que sea, se lo digo en serio.

Esa misma mañana le hace una entrevista y le gusta. A su jefa también le gusta, y los dos deciden ponerle a prueba en el almacén de mercería más antiguo, más famoso del centro de Madrid, un universo en miniatura de cintas y botones, galones y cremalleras, hilos, adornos y encajes, que presume con razón, desde hace un siglo, de tener un muestrario exhaustivo de cualquier mercancía del ramo. Por esa razón, al enseñarle el depósito, Jesús le advierte que el trabajo en la trastienda es exigente, complicado.

—Toma —enseguida le demuestra por qué—. Aquí tienes una bolsa con veinte gramos de plumas y veinte bolsas vacías. Con esto quiero que me prepares veinte bolsas de un gramo de plumas cada una. ¿De acuerdo? Ven a buscarme cuando termines, te espero ahí fuera.

Aunque ha puesto a disposición del aprendiz una balanza de precisión, Jesús sabe que el encargo es mucho más difícil de lo que parece. La mayoría de los aspirantes, él mismo incluido muchos años atrás, logran entregar dieciocho, a veces diecisiete, unos pocos diecinueve bolsas con el peso exacto. Pero Toni llena veinte, ni una más, ni una menos, y sigue trabajando con la misma concienzuda disciplina, un afán de perfección que, después de las plumas, resiste la prueba de las lentejuelas, tan livianas, y la clasificación por tamaños o colores de toda clase de menudencias.

Entonces Jesús respira, convencido de que el hijo de Braulio ha hecho ya lo más difícil. Y el primer día que le hace falta una persona más en el mostrador va a buscarle, le da una calculadora, una libreta, un talonario, le explica que tiene que apuntar los precios en un albarán y dárselo a cada cliente para que pague en la caja, y se olvida de él.

Por la tarde, justo después de cerrar, la cajera le llama un momento y le confiesa que no entiende por qué no cuadran los números. Jesús tampoco acierta a explicárselo. Los dos saben que el problema tiene que estar en el chico nuevo, porque los demás empleados llevan mucho tiempo despachando sin contratiempos, pero ninguno de los dos lo dice en voz alta. Tampoco habrían podido nunca imaginar su causa, la confesión que Jesús le arranca al día siguiente, con mucho esfuerzo, a un chico consumido por la vergüenza.

—Si le cuento esto a la jefa, te va a echar —le advierte mientras siente que aquel fracaso le correspondería también a él, y a Braulio, y a Pascual, a medio barrio—, porque en estas condiciones no puedes trabajar, ni aquí ni en ningún comercio, lo entiendes, ¿verdad?

—No, por favor —insiste Toni—. Yo le prometo que lo arreglaré, de verdad, no sé cómo, pero... Por favor, deme otra oportunidad, una sola, por favor.

—Lo que te doy es una semana más en la trastienda. Una semana y ni un día más.

Porque aunque Jesús todavía no se lo cree, lo que pasa es que este chico honrado, concienzudo, trabajador, no sabe sumar ni multiplicar con decimales. Ese es el saldo de la bonanza económica española, de los años de las vacas gordas, los pelotazos que arrancaron a tantos estudiantes de sus pupitres para ponerles entre las manos la manivela de una hormigonera. A Toni siempre se le habían dado mal las matemáticas y dejó el instituto de mala manera, demasiado pronto, con demasiadas asignaturas pendientes.

—A mano soy incapaz de calcular el precio de los pedidos y con la calculadora me pongo tan nervioso que me equivoco la mitad de las veces. No lo hago aposta, de verdad, yo intento hacerlo bien, pero... Lo siento.

—No, no lo sientas. Lo que tienes que hacer no es sentirlo, sino ponerte a estudiar.

SINOPSIS

¿Qué puede llegar a ocurrirles a los vecinos de un barrio cualquiera en estos tiempos difíciles? ¿Cómo resisten, en pleno ojo del huracán, parejas y personas solas, padres e hijos, jóvenes y ancianos, los embates de una crisis que «amenazó con volverlo todo del revés y aún no lo ha conseguido»? Los besos en el pan cuenta, de manera sutil y conmovedora, cómo transcurre la vida de una familia que vuelve de vacaciones decidida a que su rutina no cambie, pero también la de un recién divorciado al que se oye sollozar tras un tabique, la de una abuela que pone el árbol de Navidad antes de tiempo para animar a los suyos, la de una mujer que decide reinventarse y volver al campo para vivir de las tierras que alimentaron a sus antepasados. 
En la peluquería, en el bar, en las oficinas o en el centro de salud, muchos vecinos, protagonistas de esta delicada novela coral, vivirán momentos agridulces de una solidaridad inesperada, de indignación y de rabia, pero también de ternura y tesón. Y aprenderán por qué sus abuelos les enseñaron, cuando eran niños, a besar el pan.

martes, 27 de octubre de 2015

EL HOMBRE DUPLICADO - José Saramago

Tengo unos cuantos vídeos, unos documentales científicos, ciencias de la naturaleza, arqueología, antropología, artes en general, también me interesa la astronomía, asuntos de ese tipo, Todo eso está bien, pero necesitas distraerte con historias que no ocupen demasiado espacio en la cabeza, por ejemplo, ya que la astronomía te interesa, me imagino que también te interesará la ciencia ficción, las aventuras en el espacio, las guerras de las galaxias, los efectos especiales, Tal como lo veo y entiendo, los efectos especiales son el peor enemigo de la imaginación, esa pericia misteriosa, enigmática, que tanto trabajo les costó a los seres humanos inventar, No exageres, No exagero, quienes exageran son los que quieren convencerme de que en menos de un segundo, con un chasquido de dedos, se pone una nave espacial a cien mil millones de kilómetros de distancia, Reconoce que para crear esos efectos que tanto desdeñas, también se necesita imaginación, Sí, pero la de otros, no la mía, Siempre podrás usar la tuya a partir del punto donde los otros llegaron, O sea, doscientos mil millones de kilómetros en lugar de cien, No olvides que lo que llamamos hoy realidad fue imaginación ayer, mira Julio Verne, Sí, pero la realidad de ahora es que para ir a Marte, por ejemplo, y Marte en términos astronómicos está, como quien dice, a la vuelta de la esquina, son necesarios nada menos que nueve meses, después tendríamos que esperar allí otros seis meses hasta que el planeta esté de nuevo en el punto adecuado para poder regresar, y finalmente hacer otro viaje de nueve meses para llegar a la Tierra, en total dos años de supremo aburrimiento, una película sobre una ida a Marte en la que la verdad de los hechos se respetara, sería la más enojosa pesadez jamás vista, Ya sé por qué te aburres, Por qué, Porque no hay nada que te satisfaga, Con poco, si lo tuviera, me daría por satisfecho, Algo tienes, una carrera, un trabajo, a primera vista no se ven motivos de queja, Son la carrera y el trabajo los que me tienen a mí, no yo a ellos, De ese mal, suponiendo que realmente lo sea, todos nos quejamos, también a mí me gustaría que me conociesen como un genio de las matemáticas en lugar del mediocre y resignado profesor de enseñanza secundaria que no tengo más remedio que seguir siendo, No me gusto, probablemente ése es el problema, Si me pusieras delante una ecuación de dos incógnitas todavía te podría ofrecer mis talentos de especialista, pero, tratándose de una incompatibilidad de ese calibre, mi ciencia sólo serviría para complicarte la vida, por eso te digo que te entretengas viendo unas películas como quien toma tranquilizantes, no que te dediques a las matemáticas, que dan muchos quebraderos de cabeza, Tienes alguna idea, Idea de qué, De una película interesante, que valga la pena, De ésas no faltan, entra en la tienda, date una vuelta y elige, Pero sugiéreme una, por lo menos. El profesor de Matemáticas pensó, pensó, y por fin dijo, Quien no se amaña no se apaña, Eso qué es, Una película, lo que me has pedido, Parece un refrán, Es un refrán, Toda o sólo el título, Espera a verla, De qué género, El refrán, No, la película, Comedia, Seguro que no es un dramón antiguo, de capa y espada, o uno moderno, de tiros y sangre, Es una comedia ligera, divertida, Voy a tomar nota, cómo has dicho que se llama, Quien no se amaña no se apaña, Muy bien, ya lo tengo, No es ninguna obra maestra del cine, pero te entretendrá durante hora y media.


SINOPSIS




¿Qué sucede cuando Tertuliano Máximo Afonso descubre a sus treinta y ocho años que en su ciudad vive un individuo que es su copia exacta y con el que no le une ningún vínculo de sangre? Ése es el interrogante que Saramago, explorando de nuevo las profundidades del alma, plantea en El hombre duplicado.

¿Cómo saber quiénes somos? ¿En qué consiste la identidad? ¿Qué nos define como personas individuales y únicas? ¿Podemos asumir que nuestra voz, nuestros rasgos, hasta la mínima marca distintiva, se repitan en otra persona? ¿Podríamos intercambiarnos con nuestro doble sin que nuestros allegados lo percibiesen?
Innovando frente a las convenciones de la novela, Saramago convierte la voz narradora en sujeto activo, en un juego metaliterario que pone al servicio de la historia y que va mucho más allá de las rupturas estrictamente formales. Una novela que se lee con la avidez de un relato de intriga pero que nos sumerge en las cuestiones esenciales de la vida.

EL VELO DE ISIS - Emilio Calderón

Sea como fuere, aquellos eran los mimbres que tenía a mi disposición, así que acabé preguntándole al oficial Munsch por el criado de Kaspar Schmitt y por la localización exacta de la mansión donde se guardaban aquellos tesoros egipcios y donde, al parecer, el prófugo había consumado su suicidio tras verse acorralado.

—El criado se llama Egon Lemper. En cuanto a la mansión, no tiene pérdida. Su nombre reza en una llamativa inscripción que semeja un jeroglífico: «Villa Isis». Está situada en Annaberg, en un lugar conocido como «Paradies»; una zona residencial vertebrada en torno a una enorme fuente que desciende por una fuerte pendiente. La casa está enclavada en una pequeña avenida llamada Friedrichshohe Zeppelin, y se distingue porque en la parte trasera del jardín hay una pirámide, cuyo vértice es visible desde la calle dada su gran altura.

—¿Una pirámide? —pregunté de manera instintiva, mientras tomaba apuntes en mi cuaderno de notas.

—De mármol. De veinte metros de altura por diez de lado, aproximadamente —respondió sin titubeos, como si él mismo hubiera efectuado la medición—. Se trata, según tengo entendido, de un mausoleo, de un panteón familiar. En mi opinión, el lugar es tan imponente como siniestro; al margen de que haya servido de residencia a un tipo tan abominable como Kaspar Schmitt.

No podía negar que mi suerte había cambiado por completo, que quizá había minusvalorado el potencial de un tipo como Kaspar Schmitt, cuyos antepasados, al parecer, yacían en el interior de una pirámide de mármol levantada en el corazón de la frondosa y verde Baden-Baden. Todo un hallazgo que podía proporcionarme el argumento para escribir uno de esos relatos morbosos que tanto interés suscitan entre los lectores. Incluso dejé volar mi imaginación más allá de lo que era razonable y acabé imaginando a Kaspar Schmitt viviendo oculto en las entrañas de aquella pirámide, que luego habría servido para inhumar sus restos mortales gracias a la intervención de su fiel criado, para mayor gloria del artículo que tenía encomendado escribir.


SINOPSIS



Ambientada de forma magistral al finalizar la segunda guerra mundial, El Velo de Isis es una intrigante historia de traición, reencarnaciones y antiguas creencias que conducirá al protagonista, y al lector, desde el antiguo Egipto hasta la Alemania nazi. El Velo de Isis es una intrigante historia narrada por el periodista Bastian Doisneau, reportero de Le Monde, enviado a cubrir la noticia de la muerte del oficial nazi y miembro de las SS, Kaspar Schmitt, también conocido como “El ladrón de Auschwitz”. Su investigación le conducirá hasta Villa Isis, una lujosa mansión de aspecto siniestro, propiedad de Herr Schmitt, en cuyo jardín posterior se yergue una imponente pirámide de mármol, mausoleo de los Von Zähringen. Egon Lemper, maestro en los secretos de la momificación, custodio y conservador de la valiosa colección de arte egipcio que alberga la misteriosa villa, le desvelará una apasionante historia de traición, reencarnaciones y antiguas creencias que conducirá al protagonista, y al lector, desde el antiguo Egipto hasta la Alemania nazi.

jueves, 22 de octubre de 2015

RÍO HACIA LA NADA - Clara Janés

Aunque está vacía
la oscuridad,
resuenan pisadas
en los peldaños.

Un leve fuego
a la orilla del agua
se consume,
pero hay que seguir
ahondando,
ahondando,
ahondando en la noche
hasta el profundo centro
para entrar en el giro
que desde el origen
corre hacia el fin
inalcanzable.

Ni punto
ni línea recta
sino esfera
que se expande...

Y cada instante
se multiplica
por totalidad.

SINOPSIS

El fuego de la orilla es un libro-río, compacto y total, en el que la perfección formal del verso le da unidad absoluta. Muy depurados, muy medidos, muy precisos, en estos distintos pero unitarios movimientos se respira el sentido hindú por los paisajes y ritos que son sus referentes. Visionario, mitológico y místico, el po emario mantiene un mismo tono que no decae ni pierde en ningún momento. Y todo él tiene como elemento mágico la fuerza del matiz, que es de donde parte. En su última obra, Clara Janés reflexiona pausadamente sobre el transcurso del tiempo en estos exquisitos poemas de raíz filosófica, de cariz místico, de aroma orientalista. El lector que se deje arrastrar por estas hondas, delicadas y sublimes aguas entrará en un mundo poético propio perfectamente construido.

EL HOMBRE VACÍO - Dan Simmons

En el principio no fue la Palabra.

No para mí, al menos.

Por difícil que resulte de creer, y aún más de comprender, hay universos de experiencia que no dependen de la Palabra. Como el mío. El hecho de que yo fuera Dios allí… o al menos un dios… no es todavía relevante.

No soy Jeremy, ni Gail, aunque algún día compartiera todo lo que ellos supieron y fueron y desearon ser. Pero eso no me convierte en ellos, al igual que ver un programa de televisión no te convierte en ese flujo de pulsos electromagnéticos que es el programa. Tampoco soy Dios, ni ningún dios, aunque fuera ambas cosas hasta esa imprevista intersección de acontecimientos y personalidades, ese encuentro de líneas paralelas que no pueden encontrarse.

Estoy empezando a pensar en términos matemáticos, como Jeremy. Lo cierto es que en el principio tampoco fue el Número. No para mí. No existía semejante concepto… no existía el contar ni el sumar ni el restar, ni ninguna de las adivinaciones sobrenaturales que constituyen las matemáticas… ¿pues qué es un número sino un fantasma de la mente?


SINOPSIS



Jeremy Bremen es profesor de matemáticas y tiene un secreto. Durante tada su vida ha recaído sobre él la maldición de poder leer las mentes. Conoce los más secretos pensamientos, los miedos y los deseos de los demás como si fueran los suyos propios. Durante años, su esposa Gail, también telépata, ha servido como escudo entre Jeremy y el peso terrible de ese poder. Pero a la muerte de Gail, Jeremy es de nuevo vulnerable al caótico fluir de pensamientos ajenos que amenazan con destrozar su cordura.

Jeremy huye e intenta escapar de su mente, de su pasado, de sí mismo. Desea vivir aislado, pero acaba presenciando un brutal acto de violencia que le lanza a un fatal viaje a través de lo más salvaje y peligroso del pais como un testigo excepcional de su modo de vida.

viernes, 9 de octubre de 2015

EL JUEGO DE TRINITY - Sean Chercover

Julia estaba sentada delante de Anderson Cooper, ajustándose la etiqueta que llevaba prendida del vestido mientras él le daba la bienvenida al programa.

—Mi productor me ha dicho que contemplas la posibilidad de que el fenómeno Trinity pueda explicarse mediante la física cuántica. Pero he de decirte —añadió Cooper riendo discretamente— que anoche tuvimos aquí a Leonard Mlodinow y todavía no he comprendido del todo lo que nos explicó.
 
Julia rió con él.
 
—Hay algo en lo que están de acuerdo todos los grandes físicos: todo el que afirma comprender la física cuántica, miente. Pero eso no la convierte en una disciplina impenetrable.
 
—¿Puedes darnos una explicación que podamos comprender con claridad, es decir, sin referirte a universos paralelos, antimateria o gatos que estén vivos y muertos al mismo tiempo?*
 
—Ya sé que gran parte de este tema parece que va en contra del sentido común —explicó Julia—. Pero el sentido común nos dice que el Sol da vueltas alrededor de la Tierra. Creemos que vemos salir y ponerse el Sol, mientras que lo que en realidad sucede es que la Tierra gira sobre su eje. —Se removió en la silla—. Y durante gran parte de nuestra historia, sugerir que la Tierra giraba alrededor del Sol se consideraba una herejía y se castigaba con la muerte. La frontera entre lo conocido y lo desconocido siempre es peligrosa para la ciencia. Míralo de esta manera: algunos animales solamente ven en blanco y negro. Podrías tener la tentación de pensar que nuestra experiencia del universo es más «real» que la suya porque nosotros podemos ver colores. Pero solamente vemos una parte del espectro de la luz, ya que los pájaros también ven la radiación ultravioleta. Y cada vez hay más indicios de que los pájaros también son capaces de ver el campo electromagnético de la tierra. ¿Es su visión del mundo más real que la nuestra? —Sonrió—. Afortunadamente, la evolución nos ha dado un cerebro más grande…
 
—No todo el mundo cree en la evolución —arguyó Cooper.
 
—No todo el mundo cree que la Tierra da vueltas alrededor del Sol. —Julia volvió a sonreír—. El caso es que tenemos un cerebro más grande. Utilizamos máquinas y las matemáticas para ampliar nuestro conocimiento del mundo más allá de lo que podemos percibir con los cinco sentidos. Y es importante apuntar que la física cuántica, por extraño que parezca, está avalada por experimentos de laboratorios de este mundo. Y a pesar de que parece una paradoja, no hay ninguna ley física que niegue la posibilidad de viajar en el tiempo. La física no hace distinciones entre pasado, presente y futuro. Por ejemplo, si nos fijamos en el experimento de Wheeler sobre la reacción retardada de la luz cuando pasa por dos agujeros…

SINOPSIS


Daniel Byrne queda a la tutela de su tío, el reverendo evangelista Tim Trinity, al poco de morir sus padres. La admiración y respeto que siente por él se desvanece durante su adolescencia, pues descubre que es un estafador. Decide irse a vivir a una parroquia, el boxeo y sus estudios serán su válvula de escape hasta que en la Universidad conoce a Julia Rothamn, una mujer que le devuelve la fe en sí mismo; pero ya es tarde, pues ha decido entrar en el seminario y convertirse en sacerdote. Pasados los años, Daniel trabaja en un departamento secreto del Vaticano llamado “El abogado del Diablo” que consiste en investigar si los milagros que la gente ve o realiza son ciertos o por el contrario son fraudes. Daniel lleva 721 casos investigados durante diez años, todos con gran éxito, pero el caso 722 será diferente, tiene que investigar a su tío, al reverendo Tim Trinity, que habla lenguas extrañas y predice profecías. Su sobrino intentará creerle, ¿se podrá recuperar la relación perdida? Y ahora que le sigue la mafia y el Vaticano quiere desacreditarle como falso Mesías, ¿podrá demostrar con la ayuda de Daniel qué hay detrás?

LOS HIJOS DE NOBODADDY - Arno Schmidt

«Una vez tuve (y aquí le apliqué el primer golpe)... un jefe muy inteligente» (¡Lo cual en modo alguno era cierto!) «que un día me explicó lo siguiente: supongamos que existen seres que solo pueden percibir y concebir un espacio de dos dimensiones y que vivieran, por ejemplo, aquí, en el plano de esta mesa (y entonces pasé la mano muy cerca de la superficie de la mesa); si ahora introduzco en el espacio vital de esos seres los cinco dedos de mi mano (y dejé colgar mis cinco dedos como los tentáculos de una medusa), los seres que viven en ese espacio bidimensional solo percibirían ... » «Cinco círculos», dijo el hombre con la frente fruncida por el esfuerzo (quería decir pues que hasta allí había comprendido). «Sí, cinco seres individuales, cinco individuos», dije yo sombríamente, «que no pueden presentir ni imaginar que esos cinco seres en el mundo tridimensional están subordinados a una unidad trascendente que es mi mano ... o bien, consideremos otro ejemplo; si apoyo mi pulgar en el plano que constituye el universo de esas criaturas (y en efecto así lo hice) y si luego lo retiro, para esas criaturas bidimensionales mi dedo habrá desaparecido. Si poco después meto mi dedo índice en alguna parte de su universo, para ellos mis dos dedos serán dos seres diferentes, separados en el tiempo y el espacio y sin embargo, como sabemos, los dos están ligados a la unidad superior de mi mano tridimensional» (El hombre arrugaba la frente y meditaba intensamente con cierta inquietud; pero yo proseguí imperturbable: Tu l'as voulu, George Dandin!)
 
 «Ahora bien, aquel señor» (¡Yo mismo era aquel señor!) «... daba a entender, no sin aducir suficientes fundamentos, que también nuestro universo de tres dimensiones estaba a su vez sobrepasado por otro mundo de cuatro dimensiones, el cual a su vez, según todas las posibilidades, estaría superado por otro de cinco dimensiones; por ejemplo, para representar el movimiento de los electrones, se recurre a la noción de un espacio de seis dimensiones, etcétera. Yo podría reconstituir ahora toda la argumentación (amenacé modestamente, pero continué luego diciendo con desenvoltura). Por mi cuenta me estudié la Geometría no euclidiana de Hilbert y otras obras de ese autor. A partir de esa época, considerando que estamos dotados de una inteligencia completamente inapropiada (¡una mala pasada que nos ha jugado el demiurgo!) y que estamos chapoteando en un mar de insondables misterios, perdí la costumbre de ocuparme de las cuestiones metafísicas. Ahora alguna vez se me ocurren fugaces pensamientos, pero sobre todo me contento con adoptar una actitud de observador y ver lo que esas ridículas y viejas señoras (las parcas) traman para mí y para el mundo». Él sacó la punta de la lengua entre los labios, (no muy ladylike) y se quedó largo rato reflexionando (seguramente pensaba que aquella «cosmovisión» no convenía, ciertamente, a un funcionario prusiano; pero de todas maneras parecía asimismo afligido por esa ignorancia crasa de las ciencias físicas y naturales de las que no tienen la menor idea los clásicos universitarios y humanistas, «de formación clásica»; se mostraba así y todo desconcertado, pero impresionado; todo esto te molesta un poquito ¿no? También puedo ser un poquito antiséptico: «Vote por el Partido Comunista Alemán» y me quedé mirándolo con redoblada obsequiosidad). 
 
SINOPSIS

Cargado de un sarcasmo feroz y una aguda observación de la realidad, este tríptico disecciona la vida en la Alemania durante la era nazi y los años de la posguerra, hasta llegar a un futuro apocalíptico. "Momentos de la vida de un fauno" detalla las cuitas de un oficinista que escapa de la ba nalidad que lo rodea investigando las hazañas de un desertor de las guerras napoleónicas. "El brezal de Brand" se centra en el caos de la posguerra y sigue las andanzas de un escritor que, tras salir de un campo de prisioneros, se integra en la pequeña aldea donde vivió el romántico Fouqué en pos de una nueva vida. Finalmente, "Espejos negros" nos sitúa en un futuro donde la civilización ha sido prácticamente destruida; el narrador, solo durante años en ciudades llenas de cadáveres, teme ser el último hombre en la Tierra hasta que un descubrimiento despierta en él nuevos temores. Arno Schmidt (1914-1979) es, junto con Heinrich Böll y Günter Grass, uno de los más importantes escritores de la Alemania de posguerra, quizá el más transgresor e innovador. Ocupa un lugar eminente en lahistoria de la sátira y la «comedia cruel», en la tradición de Rabelais, Swift y Joyce.Traducción de Luis Alberto Bixio, Fernando Aramburu, Guillermo Piro y Florian von Hoyer.
 

jueves, 1 de octubre de 2015

FIASCO - Stanislaw Lem

»Yo sigo creyendo que el mundo está ordenado a nuestro favor, puesto que a pesar de todo podemos dominar cosas que van en contra de nuestros sentidos. Piensa: un niño domina un idioma sin entender los principios de la gramática, la sintaxis o las contradicciones internas del habla que están ocultas para el hablante. Ahora estoy filosofando por tu culpa. El hombre ansia las verdades últimas. Toda mente mortal, creo yo, es así. Pero ¿qué es la verdad última? Es el final del camino, donde ya no hay misterio, ni esperanza. Ni más preguntas que hacer, puesto que todas las respuestas han sido dadas. Pero ese lugar no existe.

»El Universo es un laberinto hecho de laberintos. Cada uno conduce a otro. Y allá donde no podemos ir nosotros mismos, llegamos con las matemáticas. Con las matemáticas construimos carretas que nos llevan a los terrenos no humanos del mundo. También es posible construir con las matemáticas mundos fuera del Universo, independientemente de que existan o no. Y además, por supuesto, uno siempre puede abandonar las matemáticas y sus mundos, para aventurarse con la fe en el más allá. Las personas de la vocación del padre Arago se ocupan de eso. La diferencia entre nosotros y ellos es la diferencia entre la posibilidad de que ciertas cosas lleguen a suceder y la esperanza de que ciertas cosas lleguen a suceder. En mi campo tratamos con lo que es posible, accesible; en el suyo, sólo con lo que se espera que sea, que se hace accesible, cara a cara, sólo después de la muerte. ¿Qué aprendiste cuando moriste? ¿Qué viste?

—Nada.

—Ahí reside la differentia specifica entre la ciencia y la fe. Que yo sepa, el que los resucitados no vieran nada no ha hecho que los dogmas de la religión se tambalearan. La más reciente escatología del cristianismo sostiene que una persona resucitada olvida su estancia en el más allá. Que por un acto de censura divina (ellos no lo dicen así, claro está) al hombre se le prohíbe saltar de acá para allá entre este mundo y el otro. Credenti non fit iniuria. Si vale la pena vivir de acuerdo con una fe tan elástica, como hace Arago, cuánto más fácil es aceptar las paradojas que te permitirán hacerles una visita a los quintanos. Confía en la física de la misma forma en que Arago confía en su religión. Piénsalo. Y ahora, vete, tengo que trabajar.

SINOPSIS 

Nos hallamos en el siglo XXII y parece que por fin la humanidad va a hacer realidad un viejo sueño: entablar relación con seres inteligentes de otros sistemas planetarios. Con todo, la tripulación de la nave que tiene encomendada la misión, pese a hallar muestras de técnica bastante avanzada, no obtiene la respuesta esperada. La reacción del hombre ante el fracaso y la dificultad inherente a todo intento de comunicación desempeñarán, al cabo, un papel esencial en la cadena de decisiones que lleva a un amargo desenlace no exento de ironía. En Fiasco se dan cita una vez más la preocupación por las dimensiones moral y filosófica del hombre, la pugna entre técnica y ética, el derroche de fantasía dotada de sólida base científica y el vigor narrativo de Stanislaw Lem.

viernes, 18 de septiembre de 2015

NOCILLA DREAM - Agustín Fernández Mallo

Robert, originario de Londres, ciudad de la que se separó en la primera juventud, es el único habitante de la ciudad de Carson City que tiene una avioneta. Pero aparte, en general, los objetos son unas cosas rarísimas: si los acercamos mucho a nuestro campo de visión, por ejemplo con un microscopio, se convierten en estructuras simples, totalmente organizadas y con una geometría matemáticamente tratable. Después, si nos alejamos lo suficiente, entramos en el orden de magnitud del día a día, donde tales objetos se solapan y mezclan para conformar un paisaje de geometría compleja y cotidiana, impura y difícilmente analizable, de la que sólo las teorías del caos y otras afines consiguen dar buena cuenta: es la escala humana. Y si nos alejamos más, como puede ser el caso de la visión de la Tierra desde un avión, volvemos a verlo todo asombrosamente simple y organizado, con una geometría muy parecida a aquella vista al microscopio. Desde la avioneta, Robert ya tiene confeccionada toda una clasificación de figuras urbanas y paisajísticas inspiradas en la Guía de Campo de la Con-Urbación de Dolores Hyden. El oficio de Robert es bancario, de ventanilla, también casi microscópica, pero los fines de semana coge el cacharro de una hélice y sale a sobrevolar Nevada con el único propósito de extasiarse en toda esa geometría urbano-humana que hasta ahora carecía de análisis y cabal clasificación.

SINOPSIS

Nocilla Dream, que puede soportar sin pesadumbre la etiqueta indie, es una de las apuestas narrativas más arriesgadas de los últimos años. Proliferan en ella las referencias al cine independiente norteamericano, a la historia del collage, al arte conceptual, a la arquitectura pragmática, a la evolución de los PCs y a la decadencia de la novela. Agustín Fernández Mallo se fija en los outsiders del siglo XXI y sobre todo en la misteriosa conexión entre algunas vidas alternativas y globalizadas que transitan por escenarios de Serie B: rubias de burdel que sueñan con que algún cliente las lleve hacia el Este, ácratas que habitan en extrañas micronaciones, ancianos chinos adictos al surf, un argentino que vive en un apartahotel de Las Vegas y construye un singular monumento a Jorge Luis Borges… Todos ellos atrapados en la metáfora conductora de los desiertos y en la belleza del vacío.

martes, 15 de septiembre de 2015

LA MARCA DEL DIABLO - Glenn Cooper

Igual que otros grandes astrólogos antes que él, como Balbilus de la antigua Roma, Malachy era un sabio que conocía los cielos, pero dudaba que ninguno de sus predecesores hubiera gozado de una oportunidad como esa. ¡Qué desastroso, qué catastrófico habría resultado si el cielo hubiera estado nublado!
 
¡Tenía que contemplar la luna con sus propios ojos! 
 
¡En el momento preciso debía contar las estrellas! 
 
Los eclipses lunares totales ya eran de por sí bastante inusuales, pero ¿se había producido alguna vez uno como el de aquella noche? 
 
Esa noche la Luna estaba en Piscis, su constelación sagrada. 
 
Y acababa de completar su ciclo de diecinueve años y se hundía de nuevo bajo el eclipse del sol hacia su Nodo Sur, el punto de máxima adversidad: «la Cola del Diablo», como lo denominaban los astrólogos. 
 
¡Esta convergencia de acontecimientos celestes tal vez no se hubiese producido jamás y tal vez no volviese a darse nunca! Aquella era una noche llena de prodigios. Era una noche en la que un hombre como Malachy podía crear una poderosa profecía. 
 
Ahora lo único que podía hacer era esperar. 
 
La dorada luna tardaría casi una hora en deslizarse hacia la completa oscuridad, su órbita devorada por un gigante invisible. 
 
Cuando llegase el momento, Malachy tenía que estar preparado, su mente debía estar libre de cualquier distracción. La vejiga le incordiaba, así que se levantó el hábito y dejó de contenerse, contemplando divertido cómo su orina saltaba desde el tejado hasta el jardín del Papa. Lástima que el viejo cabrón no estuviese allí, mirando hacia arriba con la boca abierta. 
 
El eclipse tapó un cuarto, la mitad, tres cuartos de la luna. Malachy apenas sentía el frío nocturno. Cuando el último resplandor lunar desapareció, se formó de pronto una penumbra, un resplandor denso y ambarino. Y entonces vio lo que había estado esperando. A través de esa penumbra brillaban varias estrellas. Ni pocas, ni muchas. 
 
Tuvo tiempo suficiente para contarlas y recontarlas una vez más para estar seguro antes de que la penumbra desapareciese. 
 
Diez. Cincuenta. Ochenta. Cien. ¡Ciento veinte! 
 
Memorizó las cifras y repitió la cuenta. 
 
Sí, ciento veinte. 
 
El eclipse empezó a desaparecer y la penumbra se disolvió. 
 
Malachy se escabulló con cuidado de regreso hacia la trampilla, bajó por las escaleras y volvió a sus aposentos, ansioso de no perder ni un instante. 
 
Una vez allí, encendió una gruesa vela y mojó la pluma en un tintero. Empezó a escribir lo más rápido que pudo. Se pasaría toda la noche escribiendo, hasta el amanecer. Lo veía con claridad, con la misma claridad con que las estrellas brillaban en el ojo de su mente. 
 
Allí, en el Palacio de Letrán, en Roma, en el seno de la cristiandad, en el hogar de su gran enemigo y del enemigo de los suyos, Malachy tuvo una lúcida e infalible visión de lo que sucedería. 
 
Habría ciento doce papas más: ciento doce papas antes del fin de la Iglesia. Y del fin del mundo tal como lo conocían.
 
SINOPSIS
 
1139. Al mirar el cielo después del eclipse, el obispo Malaquías tiene una lúcida visión de lo que va a suceder. Ciento doce estrellas brillan sobre la bóveda. Ciento doce papas desde Celestino II hasta el final de la Iglesia. Hasta que los suyos se hagan con el poder.
Roma, 2002. La joven arqueóloga Elisabetta Celestino recibe la noticia de que el Vaticano le prohíbe seguir explorando las catacumbas de San Calixto, donde se ha realizado un extraño hallazgo. Pero, años después, cuando está a punto de realizarse un nuevo cónclave para elegir el que será el papá ciento doce, unos cadáveres han aparecido en esas mismas catacumbas: hombres y mujeres que llevan siglos enterrados y que presentan una extraña anomalía genética.

martes, 11 de agosto de 2015

EL BUEN LEVIATÁN - Pierre Boulle

El Gargantúa proseguía su imprevista carrera, compartiendo equitativamente su tiempo entre el socorro a los infortunados y el abastecimiento a Europa del combustible negro. Sin embargo, el profesor Havard seguía impertérrito y, con él, algunos de los ecólogos más puros, que se enfurecían al haber estado obligados durante algún tiempo a poner sordina a sus vociferaciones sobre la malignidad del átomo y esto debido a la veneración supersticiosa del público y al temor a sus reacciones emocionales. El petrolero gigante seguía siendo, para ellos, más que nunca el Leviatán, pero habían trasladado su odio y sus predicciones apocalípticas al veneno que el monstruo llevaba en sus entrañas, veneno que cualquier accidente trivial podía hacerle vomitar en un momento dado, extendiéndose entonces una marea mortífera sobre millares de kilómetros cuadrados de océano.

Las estadísticas publicadas en sus revistas periódicas tendían a demostrar que su temor no era tan sólo el fruto perverso de una imaginación imbuida de un sentido catastrófico. Demostraban también que, incluso haciendo abstracción de los accidentes graves, los supertanques vertían anualmente en los mares unos dos millones de toneladas de petróleo como consecuencia de fugas, de falsas maniobras en el manejo de las compuertas o, sencillamente, con la limpieza de sus cisternas. Pero tampoco había que menospreciar el riesgo de un accidente grave. Los naufragios a causa de colisiones, las explosiones, las roturas se habían convertido casi en moneda corriente. A este respecto también hablaban las estadísticas. Desde el accidente del Torrey Canyon, cada año se registraban por decenas, cuando no por centenares, desastres semejantes, y desde luego, el Gargantúa no se encontraba libre de sufrir una de esas catástrofes. Por el contrario, su inusitado tamaño, su enorme arrastre de agua lo convertían en un blanco privilegiado para los golpes traidores de la mar. Los ecólogos afirmaban que, si hasta entonces nada de eso había ocurrido, se debía a una suerte insolente. Pero la suerte no dura una eternidad y sus matemáticos calculaban muy altas las probabilidades de que se produjera una catástrofe dentro de un plazo de algunos meses. El profesor Havard y sus amigos vivían con la febril esperanza de esa eventualidad, recapitulando sin cansarse, el aspecto apocalíptico que presentaría un navío de seiscientas mil toneladas, calculando en millones dentro de una de las hipótesis más optimistas el número de peces, de aves marinas y de pingüinos exterminados, sin contar la desaparición del plancton y las epidemias de hepatitis vírica para los seres humanos.

SINOPSIS

El gigantesco petrolero a propulsión nuclear Gargantúa surge ante la angustiada mirada de los ecólogos como un monstruo pernicioso que pasea por los mares. Sin embargo, al cabo de poco tiempo, semejante criatura infernal se revela bajo un aspecto doblemente bienhechor. En primer lugar, debido a ciertas virtudes insospechadas de la desintegración atómica. Y luego, a causa de una imprevista propiedad contenida en el viscoso veneno que acumula en sus flancos.
«Pido perdón a los ecólogos humildes y sinceros —nos dice Pierre Boulle—. En este libro solo arremeto contra quienes practican el culto ciego e inmoderado ante la moda y que, sobre todos, son incapaces de concebir una posible relatividad del Bien y del Mal». Tal es el mensaje, el símbolo que nos quiere transmitir Pierre Boulle con esta su nueva obra. 

viernes, 7 de agosto de 2015

SANGRE O AMOR - Donna Leon

Una vez en su despacho encendió el ordenador y, diciéndose a sí mismo que no era un gallina sino un valiente y podía hacer búsquedas básicas, estudió las estadísticas sobre acosadores: un término que, como serial killer, había penetrado la lengua italiana en su forma original. En cualquier caso, el inglés también había dado otras cosas como «privacidad», así que una de cal y otra de arena.

Empezó leyendo la documentación interna y las estadísticas de la questura, y después siguió con las cifras mucho más amplias del Ministerio de Interior. Leyó durante una hora con creciente interés y cada vez más angustia, hasta que no pudo evitar exclamar:

—¡Vaya con el latin lover!

La policía calculaba que casi todas las semanas morían dos mujeres asesinadas, en general a manos de algún ex. Había también incontables casos de muertes accidentales y varios ataques sanguinarios, ¿desde cuándo estaba de moda echarle ácido a una mujer en la cara?

Se acordaba de haber asistido tiempo atrás a un seminario en Rímini en el que un forense trajeado que parecía el típico farmacéutico de pueblo les habló de la gran cantidad de asesinatos que pasaban desapercibidos año tras año: las caídas eran muy comunes, igual que las mujeres que después de beber tomaban una sobredosis de pastillas. A veces se daban un golpe en la cabeza y se ahogaban en la bañera. A propósito de eso les contó un caso en particular: una vez le practicó la autopsia a una señora cuyo marido llegó del trabajo y la encontró flotando en el agua; según le contó a la policía, la había visto por última vez dormida en la cama. Se trataba de un hombre muy rico y también muy descuidado, pues había olvidado que las cámaras de vigilancia de la casa habían grabado a su mujer entrando en el baño y a él ocho minutos más tarde, desnudo y cargando un rollo de plástico de burbujas. El forense le encontró restos de ese plástico debajo de las uñas. «La gente joven y sana no resbala en la bañera. No lo olviden, señoras y señores», dijo antes de continuar con el caso siguiente.

—Y las chicas jóvenes no tropiezan y se caen de cabeza por la escalera de un puente —musitó Brunetti aunque no hubiera nadie para oírle.

Buscó la estadística de los últimos años y vio que las agresiones contra mujeres eran inversamente proporcionales al derrumbe de la economía: a medida que una subía, la otra bajaba. Al enfrentarse a la ruina económica, gran cantidad de hombres habían optado por el suicidio, pero eran muchos más los que volvían su rabia y desesperación —o la que quiera que fuese la emoción que los llevaba a eso— contra las mujeres que tenían más cerca. Las mataban o mutilaban con una frecuencia que a Brunetti le resultó apabullante.

Reflexionando, llegó a la conclusión de que éstas eran mujeres a las que los agresores conocían y amaban o habían amado, y en muchos casos con quienes habían criado a sus hijos. No se trataba de una diva distante e inalcanzable que estaba sobre un escenario, cantando para miles de personas en lugar de sólo para ti.

SINOPSIS

Un admirador de la soprano Flavia Petrelli ha traspasado la línea que separa a un fan inofensivo de un seguidor obsesionado. Conoce todos los pasos de su ídolo, dónde se encuentra en cada momento e intenta llamar su atención colmándola de rosas amarillas y regalos caros. Y lo que es peor: todo apunta a que está detrás de una serie de ataques sufridos por amigos y personas del entorno de la diva. La cantante de ópera se encuentra en Venecia interpretando con éxito Tosca en el emblemático teatro La Fenice, así que será sólo cuestión de tiempo que el comisario Guido Brunetti, viejo amigo de la infancia que ha ayudado a la artista en ocasiones anteriores, ponga a todo su equipo a su servicio. Eso incluye investigar en el pasado de Petrelli y conocer el lado oscuro del mundo del espectáculo, las presiones y la rivalidad que crece detrás del escenario. Como reconoce la artista, «los fans son fans: nunca son amigos» 

miércoles, 29 de julio de 2015

DONDE EMPIEZA TODO - Anna Casanovas

A pesar de la broma inicial, Wally le permitió a Dupont informar a Harry de que habían logrado limpiar lo suficiente una de las grabaciones en las que estaba trabajando Spencer y que ahora sabían que los dos profesores asesinados en Irak estaban desarrollando sin saberlo el mismo programa: uno que permitiese crear una especie de llave maestra para desbloquear las transacciones económicas que se realizaban a diario a través de Internet.

Según la información de la que disponían, ninguno de los dos había logrado crear dicha llave maestra, pero Harry pensó que si se habían atrevido a matarlos se debía a que los dos, o al menos uno, estaba muy cerca. Esa llave maestra era el santo grial de los matemáticos y los informáticos. Eran muchos los científicos que afirmaban que era imposible crearla, los códigos no eran entes rígidos y cambiaban constantemente, por lo tanto no se podía crear una llave que los abriese a todos por igual.

Harry no estaba tan seguro.

Si era eso lo que había pasado, si esos dos hombres habían conseguido crear la llave y los habían asesinado, su asesino tenía ahora en su poder todo el dinero y todos los secretos del mundo. Podía entrar en cualquier cuenta bancaria, en cualquier gobierno, en el sistema financiero que se le antojase. Dado que el mundo seguía siendo el desastre de siempre, era lógico pensar que el propietario de la llave no sabía usarla o había decidido esperar. O, en el mejor de los casos, la llave no funcionaba.

Fuera como fuese, no podían correr el riesgo de dejar pasar el tiempo. Tenían que encontrar al asesino, o asesinos, de Irak y destrozar esa llave. Harry y Dupont no habían hablado del tema pero Harry sabía que su superior no entregaría la llave al gobierno, y él tampoco. Era una de las ventajas de no existir como departamento, nadie se atrevía a pedirles explicaciones.

SINOPSIS

Harrison MacMurray, agente de un peculiar departamento de Inteligencia, debe investigar los asesinatos de dos matemáticos y dos militares retirados y la primera pista fiable que encuentra vincula esas muertes con un prestigioso y joven congresista, el niño mimado del Capitolio, Benedict Holmes.Victoria se casó con Benedict porque compartían el mismo sueño: cambiar las leyes para que sirvieran de verdad a quien las necesitaba y no solo a quien podía pagarlas, pero Ben ahora es distinto y ella ya no se siente feliz con su vida. Hasta que una mañana conoce a Harry, el analista informático que han contratado para la campaña de reelección de su marido.Harry tiene que averiguar cuanto antes si Benedict Holmes es un traidor, no pensar en Victoria, en lo increíbles que son sus ojos, en lo excitantes que resultan todos y cada uno de los segundos que pasa con ella. Debe ir con cuidado, un mero error podría ser mortal para los dos. Y tiene que encontrar el modo de contarle la verdad a Victoria antes de que sea demasiado tarde. O tal vez ya lo sea…Porque el amor es lo más peligroso que puede sucederles.

miércoles, 22 de julio de 2015

MORIR NO ES TAN FÁCIL - Belinda Bauer

Asintió y apartó el brazo del espacio vital de la chica. Podría haberle dicho que la palidez era por la emoción y no por las náuseas, y que esa sala de disección era donde su indagación se revelaría como un éxito o un fracaso. La búsqueda de respuestas que había emprendido cuando tenía ocho años, y que nadie se había mostrado dispuesto o capaz de facilitarle, hasta el punto de que había dejado de preguntarlas en voz alta.

No se lo contó a la chica porque no estaba en su naturaleza contarle nada a nadie.

Todos llevaban su ejemplar de Fundamentos de anatomía clínica y vestían una de las veinte batas de papel que les habían proporcionado en lo que parecía un paquete de regalo: pobres imitaciones de las batas blancas de algodón grueso que llevaban los médicos. También les habían facilitado un código de cuatro dígitos para que lo introdujeran en el teclado de entrada de la sala de disección. El de Patrick era el 4017, un número que no le gustaba nada; no tenía patrones ni progresiones, una cifra informe con tan solo picos. Se preguntó si merecería la pena abordar a otro alumno para ver si se lo cambiaba.

Justo al entrar había tres contenedores grandes llenos de guantes de látex azules. Pequeños, medianos y grandes. Mientras se los ponían se escaparon varias risitas nerviosas. Patrick cogió uno grande de la mano izquierda y tuvo que probarse otros seis antes de encontrar uno grande derecho. Se entretuvo calculando las probabilidades pero las cajas contenían un número indeterminado de guantes.

El látex azul ponía una nota irreverente de jovialidad en la sala de disección, como unos banderines de adorno en un funeral.

SINOPSIS

El cuerpo que Patrick Fort está examinando en clase de anatomía intenta decirle que ha sido víctima de un asesinato. La vida ya es suficientemente extraña para el obsesivo Patrick, que padece el síndrome de Asperger, incluso antes de tratar de resolver un posible homicidio. Sin embargo, se verá obligado a unir las sutiles piezas de un rompecabezas a través de pistas silenciosas que gritan por existir, en una sofisticada investigación que le hará sentirse vivo mientras tiene la muerte muy cerca.
Galardonada con el Premio Theakstons Old Peculier de Novela Negra 2014 por ser, según los miembros del jurado, «una obra totalmente absorbente y brillantemente escrita», Morir no es tan fácil es también una novela original y única, que inaugura una nueva manera de entender el thriller psicológico, y que llevará al lector hacia nuevos territorios: el de la perplejidad, la sonrisa extraña, el humor negro, el asombro y el miedo, con un final tan brillante como sorprendente.

LA DIOSA DE LAS PEQUEÑAS VICTORIAS - Yannick Grannec

—¿Quién está más loco de los dos? ¡Mira lo desfigurada que me dejaste! ¡Espero que fuera en la vida más reciente! No me imagino yendo por ahí así desde lo más remoto de los tiempos.

Conseguí con las manos que me perdonase el mordisco. Noté cómo relajaba el cuerpo.

—¿Duermes?

—Estoy pensando. Tengo que irme a trabajar.

—¿Ya?

—Tengo un regalo para ti.

Sacó de la carterita, que había metido debajo de la cama, dos manzanas rojas y muy lustrosas. Había grabado a navaja en una «220» y en la otra «284».

—¿Es la cuenta de nuestras vidas anteriores? Uno de nosotros va adelantado.

—Me comeré «220» y tú «284».

—Siempre escoges lo menos pesado.

—Calla un poco, Adele. Es una costumbre árabe. 220 y 284 son números amigos, unos números magníficos. Ambos son la suma de los divisores del otro. Los divisores de 284 son 1, 2, 4, 71 y 142. Suman 220. Los divisores de…

—¡Basta ya, tanto romanticismo me supera, sapito, me voy a desmayar!

—Sólo se conocen 42 pares inferiores a 10.000.000.

—¡He dicho que ya basta!

—Nadie sabe demostrar si su número es infinito. Nunca han encontrado una pareja par/impar.

Le metí la manzana en la boca. Mientras masticaba la mía estaba ya notando nostalgia de ese instante, de lo que no volveríamos a ser: unos niños hermosos y tontos, ajenos a todo salvo a nosotros mismos. Ése fue el regalo más valioso que me hizo en la vida. He conservado las pepitas en una caja de caramelos del café Demel.


SINOPSIS

Universidad de Princeton, 1980. La joven documentalista Anna Roth emprende una ambiciosa tarea: recuperar los archivos de Kurt Gödel, el matemático más fascinante y hermético del siglo xx. Su misión consiste en ganarse la confianza de la viuda de Gödel, Adele, una anciana muy peculiar, reacia a entregar esos documentos de gran valor científico.
Tras su primer encuentro, Adele establece sus reglas. Sabe que su muerte está próxima y tiene una historia que contar, un relato que nadie ha escuchado hasta entonces. De la Viena de los años treinta al Princeton de posguerra, de la Segunda Guerra Mundial al macartismo, del fin del ideal positivista a la llegada del arma nuclear, Anna se rinde a los encantos de una mujer que vivió confrontada a la difícil ecuación entre genio y amor, y que le proporcionará el valor necesario para cambiar su propia vida.

martes, 21 de julio de 2015

EL PROFESOR - Frank McCourt

Los padres de Stanley se están divorciando de manera agria, y no es de extrañar que Stanley esté fastidiado. La madre conserva el clásico piso de seis habitaciones en el Upper West Side, mientras papá vive en un tugurio allá en el culo del Bronx. Han acordado repartirse a Stanley partiéndolo por la mitad, tres días y medio por semana con cada uno. A Stanley se le dan bien las matemáticas, pero ni siquiera él sabe dividirse a sí mismo de esa manera. Lo toma con buen humor. Convierte su dilema en una especie de ecuación algebraica: si a vale 3 1/2 y b vale 3 1/2, ¿qué es Stanley? Su profesor de matemáticas, el señor Winokur, le pone un 100 sobre 100 sólo por haber pensado en esos términos. Mientras tanto, mi monitora de la tarde de las Familias, que es Maureen McSherry, me dice que el padre y la madre enfrentados de Stanley están sentados en mi aula esperando verme, y, añade Maureen, debe de haber media docena de parejas enfrentadas que no querrán sentarse juntos mientras yo les hablo de sus adoradas criaturas.

SINOPSIS

El relato empieza cuando McCourt tiene 27 años e, instalado en Nueva York, inicia una actividad académica para la cual sus estudios universitarios no han acabado de formarle. En efecto, las realidades sociales en un entorno tan duro como el neoyorquino resultan difíciles de digerir por parte de este inmigrante irlandés. Haciendo más caso a su intuición y a lo que le dicta su conciencia que a las directrices académicas, consigue despertar el interés de sus alumnos. Para ello, decide bajarse del pedestal en el que viven instalados la mayoría de profesores y se dedica a escuchar a sus alumnos y a aprender de ellos, poniéndose a su altura para conocer sus inquietudes, sus gustos y su forma de ver el mundo.

jueves, 16 de julio de 2015

EL ARQUITECTO - Antonio Cavanillas de Blas

Tras cumplir once años, Dinócrates parlamentó con su hijo y lo encaminó a Agatárcidas, escritor y matemático famoso en la ciudad. Discípulo de Eudoxo, el matemático y astrónomo que fuera profesor en la Academia que fundara en Atenas Platón, Agatárcidas era cronista de la villa y su principal valedor en las ciencias exactas. Su vida era un anecdotario. Había pasado algunos años en Alejandría, al lado de Euclides, el gran sabio alejandrino seguidor de Pitágoras. Compartía con el autor de los Elementos sus teorías y teoremas. A su lado, Sóstratos supo de líneas y planos, círculos y esferas, triángulos y conos, es decir, de formas regulares. Le explicó el célebre teorema de aquel sabio según el cual la suma de los ángulos interiores de cualquier triángulo da ciento ochenta grados. Conoció el compás, la regla, la escuadra y el cartabón. Entendió sobre geometría y axiomas euclidianos: sus teorías sobre el punto, la línea, la superficie, las paralelas, la palanca y las dimensiones. Agatárcidas simultaneaba la ciencia y el placer, pura matemática para él, pues presumía de haber yacido con mujeres de todas las razas y colores. Conocía la India y Samarcanda. Había recorrido el curso del Nilo desde el Delta a la primera catarata y visto los famosos monumentos funerarios que se extendían a su largo. Los ojos del mozo se dilataban de excitación al escuchar la descripción de tanta maravilla. El cronista era un hombre mayor, casado con Helena, una mujer encantadora y tan vieja como él. Le servía una esclava egipcia que había comprado en Alejandría, una silente muchacha con ojos de pantera y movimientos también felinos que ejercía como amante del otrora fogoso matemático en sus últimos estertores sensuales. Todo ello lo dedujo nuestro héroe al contemplar sus miradas ardientes a la bella, que lo era la egipciaca, y un cierto deje de impotencia en sus pupilas grises. Las matemáticas complacieron a Sóstratos, pero se trataba de una ciencia fría y sin afectos, no reflejada en hechos tangibles o palpables. ¿Qué se le daba a él que la tierra fuese o no centro del universo y los planetas diesen vueltas en su torno en líneas perfectas, círculos o combinaciones de ellos? Decidió reservar sus conocimientos matemáticos a la espera de poder aplicarlos en algo constructivo.

SINOPSIS

Knidos, 287 antes de Cristo.
Sóstratos de Knidos es un joven que vive en el seno de una familia normal y corriente y que lleva una vida como la de cualquier otro chico de su edad y de su tiempo: va a la escuela, ayuda a sus padres y a sus hermanos, tiene inquietudes filosóficas… Sin embargo, nuestro joven protagonista no imagina que su afición y su pasión por las matemáticas iban a acabar haciendo de él todo un arquitecto, y no un arquitecto cualquiera, sino uno de los más célebres de la época. Sóstratos trabajará bajo las órdenes del rey Ptolomeo y, entre otras construcciones célebres, será el arquitecto que diseñe el faro de Alejandría.
Antonio Cavanillas mezcla la ficción propia del relato y los hechos históricos, para crear una novela histórica absolutamente original y de gran ritmo narrativo.
En El arquitecto conoceremos la historia de Sóstratos de Knidos, un arquitecto de gran legado, pero muy desconocido. Creceremos con él y veremos cómo va descubriendo el amor, el sexo, la pasión… A su vez, conoceremos a la que será su futura esposa y la madre de sus hijos, Pitia, muy hermosa entre las mujeres y quien, pese a amarle, acabará sus días con Apolonio, el poeta amigo de Sóstratos de quien Pitia se enamorará fervientemente.

martes, 26 de mayo de 2015

EL FIN DEL MUNDO Y UN DESPIADADO PAÍS DE LAS MARAVILLAS - Haruki Murakami

El centro de la ciudad lo constituía una plaza semicircular que se extendía por el lado norte del Puente Viejo. La otra mitad del círculo, es decir, su parte inferior, estaba en el lado sur, separada por el río. Aunque a ambos semicírculos se los denominaba la Plaza Norte y la Plaza Sur, y eran concebidos como una unidad, de hecho eran tan distintos que casi podía decirse que causaban una impresión diametralmente opuesta. En la Plaza Norte reinaba una atmósfera extraña, densa y asfixiante, como si en ella confluyera el silencio de las calles circundantes. En la Plaza Sur, por el contrario, había poco que sentir; sobre ella flotaba una vaga sensación de pérdida. En comparación con la zona que se extendía al norte del puente, al sur los edificios escaseaban y las piedras redondas del pavimento y los parterres estaban poco cuidados.

En el centro de la Plaza Norte se erguía alta, apuntando al cielo, la gran torre del reloj. En lugar de torre del reloj, en realidad tal vez hubiera sido más exacto decir que tenía la forma de una torre del reloj. Porque, un día, sus agujas se inmovilizaron y el reloj perdió por completo su función.

Aquella torre cuadrada de piedra, con sus cuatro aristas apuntando a los cuatro puntos cardinales, se iba estrechando conforme ganaba en altura. En su cima había cuatro esferas, una en cada cara, con las ocho agujas señalando, para toda la eternidad, las diez y treinta y cinco minutos. Por los ventanucos que se vislumbraban un poco más abajo cabía suponer que la torre estaba hueca y que se podía ascender a la cima por una escalera o algo similar, pero no se veía entrada alguna. La torre era altísima, tanto que, para distinguir la hora que señalaban las agujas, era necesario cruzar el río y pasar al lado sur.

SINOPSIS

Dos historias paralelas se desarrollan en escenarios de nombre evocador: una transcurre en el llamado «fin del mundo», una misteriosa ciudad amurallada; la otra, en un Tokio de un futuro quizá no muy lejano, un frío y despiadado país de las maravillas.
En la primera, el narrador y protagonista, anónimo, se ve privado de su sombra, poco a poco también de sus recuerdos, e impelido a leer sueños entre unos habitantes de extrañas carencias anímicas y unicornios cuyo pelaje se torna dorado en invierno.
En la segunda historia, el protagonista es un informático de gustos refinados que trabaja en una turbia institución gubernamental, enfrentada a otra organización no menos siniestra en una guerra por el control de la información; sus servicios son requeridos por un inquietante científico que juguetea con la manipulación de la conciencia y de la mente y vive aislado en la red de alcantarillado, una red poblada por los tinieblos, tenebrosas criaturas carnívoras.