miércoles, 19 de septiembre de 2018

LA SALA 77 - Sam Baker

—Profesora, si la información que tengo no está equivocada usted es licenciada en humanidades ¿verdad?

—Así es, comisario —afirmó mirándole con gesto preocupado.

—Bien, en ese caso quizá pueda contarnos algo acerca del símbolo que ese hombre tiene grabado en su pecho. Algo que nos ayude a descubrir qué significado puede tener para la persona que lo ha asesinado.

Margaux se reclinó sobre el respaldo del banco sorprendida por la petición que le estaba haciendo. En aquel momento sentía que su cabeza estaba completamente bloqueada, incapaz de centrarse en algo que no fuera tratar de comprender por qué ellos se veían envueltos en una situación como aquella. Aún así, hizo un gran esfuerzo por tratar de responderle lo mejor que pudo.

—En realidad, comisario, es muy difícil contestar a esa pregunta del modo que usted está buscando —inició insegura—. Esa espiral que le han marcado en el pecho es uno de los símbolos más utilizados por las distintas civilizaciones a lo largo de la historia. Siempre se ha utilizado con un fin decorativo como en las columnas de los templos griegos, por ejemplo, que es de donde seguramente a ustedes les suene.

Milanelli notó la dificultad con la que la profesora Margaux estaba respondiendo aquella pregunta, de modo que se llevó la mano derecha a la boca e hizo un ligero ronroneo que no pasó desapercibido para Chavrier.

—¿Desea añadir alguna cosa, profesor?

—En realidad sí, comisario —respondió satisfecho de comprobar que había conseguido su objetivo—. Verán, dentro de las matemáticas la espiral tiene un significado algo diferente del que nos está exponiendo la profesora. Creo además, que se trata de un significado mucho más concreto, y dada la situación en la que nos encontramos, tal vez sea más interesante.

Ahora todos le escuchaban atentamente.

—La espiral ha sido desde el principio de los tiempos uno de los enigmas que más nos ha fascinado a los matemáticos y muchos han sido los que han intentado encontrar una ecuación que les permitiera establecer su trayectoria y su longitud. Arquímedes en el siglo III a. C. fue el primero en proponer una ecuación cartesiana que la describiera. Muchos siglos después, otros científicos como Descartes, Torricelli o Bernoulli, utilizaron el cálculo infinitesimal para estudiarla a la vez que describieron nuevos tipos de espirales como la logarítmica de Descartes, la áurea de Durero o la espiral parabólica de Fermat.

El comisario y Sanoir le miraban sin comprender.

—No entiendo a dónde quiere ir a parar, profesor —dijo molesto Chavrier.

—Tenga paciencia, comisario —contestó Milanelli—. El caso es que su querido René Descartes dedicó gran parte de su trabajo a estudiar la espiral uniforme descrita por Arquímedes para intentar dar solución al problema que su colega Galileo Galilei propuso sobre la trayectoria de caída de los cuerpos debida al movimiento de rotación de la tierra.

Al terminar, Milanelli les miró con una gran sonrisa dibujada en su rostro. Sanoir observó con extrañeza a Chavrier que no dejaba de mirar fijamente al profesor.

—¿Y bien?

—Se lo acabo de decir, comisario. Galileo es la respuesta que explica por qué ese hombre lleva ese símbolo grabado en el pecho.

Campbell, que hasta entonces había escuchado atentamente las explicaciones de los dos profesores, se dirigió a ellos sin estar completamente seguro de lo que estaba a punto de decir.

—En realidad —comenzó dubitativo— creo que lo que nos está queriendo decir el profesor con esa historia de Galileo y Descartes es que la espiral podría reflejar metafóricamente una trayectoria. En este caso una trayectoria vertical.

Campbell era consciente de que Chavrier y Sanoir estaban percibiendo la poca convicción que transmitían sus palabras. En cualquier caso, ya era demasiado tarde para dar marcha atrás.

—Como bien ha dicho la profesora, la espiral es un símbolo que ha estado presente en muchas civilizaciones diferentes a lo largo de la historia.

SINOPSIS

París, 12 de junio de 2013, 17:00 horas. El hijo del presidente de la República Francesa, Jean Marie Deneux, ha desaparecido. El departamento de seguridad de la policía nacional recibe una grabación donde se le puede ver amordazado y con los ojos vendados. Junto a esa grabación, también reciben una sencilla carta en la que figuran los nombres de tres profesores universitarios, Emilie Margaux, James Campbell y Fabricio Milanelli. El jefe del departamento, el comisario Laurent Chavrier, junto con el jefe del servicio secreto, Jean Paul Sanoir, deciden trasladar a París a los tres profesores y reunirles en el Palacio del Elíseo antes de medianoche.
A su llegada, los profesores descubrirán la verdadera razón por las que se les ha trasladado a París y se verán atrapados en una situación en la que el máximo responsable del servicio secreto quiere incriminarles. Sorprendidos por el repentino giro que sufren sus vidas en pocas horas, los tres profesores aceptan colaborar con la policía para intentar descubrir el paradero del hijo del presidente. A lo largo de toda la noche, se verán inmersos en el macabro juego que los secuestradores han organizado. Cada uno de ellos irá descubriendo, poco a poco, cuál es la razón por la que su nombre figuraba en la carta recibida por la policía. La profesora Margaux y el profesor Campbell tendrán que utilizar todo su conocimiento en arte e historia para resolver los problemas que los secuestradores les van planteando. El profesor Milanelli, catedrático de cálculo infinitesimal, será, por su parte, la pieza clave para intentar descubrir el paradero del hijo del presidente y el primero en darse cuenta de que lo que está ocurriendo esa noche en París va mucho más allá de un simple secuestro.
Con el museo del Louvre como epicentro y ayudados por los inspectores Paccaud y Bingleau, los tres profesores, Chavrier y Sanoir se verán inmersos en una frenética búsqueda contrarreloj donde se entrelazan las historias contenidas en algunos de los cuadros más importantes del Louvre con los edificios más emblemáticos de la ciudad como la catedral de Notre Dame, el Panteón y la basílica del Sagrado Corazón en busca de la información necesaria para intentar salvar la vida de Deneux antes de que sea demasiado tarde.

martes, 18 de septiembre de 2018

EL SECRETO DEL GAZPACHO - Gervasio Posadas

Finalmente apareció la escritora, con sólo una hora de retraso, lo que no era mucho si se comparaba con los humos que se daban otras divas. Era una mujer de unos treinta y pocos, muy rubia, con facciones muy lavadas y con unos ojos azules transparentes. Guapa pero un poco fría para los gustos de Rodrigo. Venía acompañada por un asistente, cruce entre proselitista de la Iglesia de la Cienciología (traje gris, camisa blanca, corbata azul estrecha) e hipermusculado de gimnasio de barrio.

Como iban un poco justos de tiempo decidieron hacer la entrevista a la vez que la maquillaban y le hacían las pruebas de vestuario. Carmen J. White se acomodó en una silla de tijera mientras a su alrededor se arremolinaba la gente. Rodrigo se presentó en inglés y se sentó en otra silla a su lado. Ella sonrió, le dijo las habituales frases de cortesía americanas y se mostró aliviada de que la entrevista fuera en su idioma.

Instyle: El número de oro es una de las mayores sorpresas editoriales de los últimos tiempos. Una autora novel, una profesora de matemáticas de una pequeña universidad del Midwest americano escribe un libro y vende millones de ejemplares.

Carmen J. White: En contra de lo que les pasa a otros escritores, yo creo en la intuición de los lectores. Ellos han sabido apreciar un libro que les aclara enigmas que siempre han llamado su atención, que les habla con un lenguaje de hoy sobre el saber de ayer, de los sabios de la antigua Grecia, de la evolución de sus ideas, y que, por otro lado , les plantea problemas de nuestro mundo actual.

I.: La Atlántida, las grandes catedrales, los códigos numéricos antiguos, Pitágoras, la filosofía griega. Este libro ha debido suponer un gran esfuerzo de imaginación y documentación para combinar todos estos temas.

C. J. W.: De investigación, principalmente. Humildemente y sin buscar comparaciones, puedo acudir a aquella frase de lsaac Newton: “Si he podido ver más allá que otros es porque me levanté sobre hombros de gigantes”.

I.: ¿ Quiere usted decir que se ha basado en hechos históricos reales o en textos desconocidos?

C. J. W. (tras darle un sorbito a un café que le acaban de poner): Es sorprendente la cantidad de información que se encuentra en los libros que los investigadores desdeñan o que toman al pie de la letra. Uno de los casos más evidentes es el de la Atlántida. En sus diálogos Timeo y Critias, Platón describe la Atlántida como una gran nación marítima, fabulosamente rica, situada junto a las Columnas de Hércules (estrecho de Gibraltar), dominando el Mediterráneo entre Egipto y Toscana. En sus textos intercala hechos ciertos con otros ficticios, como el propio emplazamiento de esta civilización, que en realidad esconden códigos numéricos que nos proporcionan una información mucho más rica. Aquí nace mi historia, la aventura de Isabelle, mi protagonista. Lógicamente para escribir este relato me ha resultado muy útil mi formación matemática.

I.: ¿Cree usted que realmente existió la Atlántida?

C. J. W.: Creo que la existencia de la Atlántida como civilización, no como continente, es irrefutable. Así lo demuestran la infinidad de intercambios precolombinos entre América y Europa, las extraordinarias concordancias lingüísticas entre algunos pueblos americanos, como los anahuac y los chachapoyas, los pueblos mediterráneos semíticos, o las increíbles similitudes entre las pirámides de Egipto y las del otro lado del océano. Sin ir mas lejos, recientemente se han descubierto en el Levante español, cerca de Benidorm, inscripciones cuyo origen parece ser americano. El problema es que los historiadores que han investigado el tema han interpretado textualmente los escritos de Platón. De esta forma se ha llegado a confundir el supuesto continente «más grande que Libia y África juntas» con Tartessos, en el sur de España, con las islas Canarias o Madeira. En realidad, tal y como explico en el libro. La Atlántida es una parte de América del Sur. Platón sólo intenta proteger el secreto del emplazamiento exacto que se desvela de forma codificada en ciertos pasajes poco conocidos de Critias.

I.: Y supongo que en toda esta parte del código numérico es donde interviene Pitágoras.

C. J. W. (un poco extrañada): Sí, tal como explico en mi libro, Platón, más allá de su relación con Sócrates, estaba fuertemente influido por las enseñanzas de Pitágoras. Incluso se dice que algunos de sus diálogos están plagiados de escritos pitagóricos. A pesar de que la mayoría de las personas identifican a este personaje con las matemáticas y la geometría por su famoso teorema, Pitágoras fue además un astrónomo y filósofo revolucionario que introdujo en Europa conceptos tan distintos como el estudio de las órbitas de los planetas o de las armonías musicales, además de otros muchos menos conocidos. Todas estas enseñanzas han influido de una forma muy poderosa en pensadores, artistas y científicos posteriores, tales como Descartes, Kepler o el propio Leonardo da Vinci, y han permanecido vivas gracias a un escogido grupo de iniciados.

I.: Sí, las sociedades secretas, que tanto juego dan en los libros.

C. J. W. (algo mosqueada): Es difícil explicar la historia de nuestra civilización occidental sin la existencia de estas sociedades. Es evidente que han existido muchos grupos de falsarios, pero hay corrientes de pensamiento y conocimiento que fueron claramente custodiadas por personas seleccionadas a lo largo del tiempo hasta que la humanidad estuviera lista para asimilar este conocimiento.

I. : Y de ahí el título de El número de oro. Es el nombre de la sociedad secreta, ¿no?

C. J. W. (muy mosqueada): ¡Es increíble! No sólo viene usted a entrevistarme sin haberse leído mi libro y sin enterarse de nada, sino que encima pretende que le destripe todo el argumento. ¿Qué pasa? ¿No ha hecho una entrevista en su puñetera vida?
Para su propia información, por su propia cultura general y sin que transcriba esta parte de la conversación le diré que el Número de Oro o la Proporción Áurea, como también se le llama, no es una secta sino una medida y un número. Es la relación proporcional que resulta de dividir dos trazos en partes desiguales, de manera que la relación que hay entre la sección menor y la mayor sea la misma que la que existe entre la mayor y el todo. Está representada por el número Φ = 1,618034.

I.: ¡Aaahhh! (Rodrigo era de letras y muy de letras. Le hablaban de esas cosas y se le ponía una tremenda cara de lerdo).

C. J. W.: La enorme mayoría de rectángulos son áureos, es decir, su base dividida por su altura es igual a Φ. Haga la prueba. Su carnet de identidad, la bandera de su país, casi todos los libros. Y no sólo eso, la proporción áurea se encuentra en muchísimos elementos de la naturaleza como las caracolas de mar, las espirales de los girasoles o los cristales de nieve.

I.: Ohhh.

C. J. W.: También está presente en la construcción de las grandes catedrales y en la mayoría de las composiciones musicales de los compositores clásicos, y de algunos no tan clásicos. Esta Proporción es la que utiliza la protagonista de mi libro para resolver el enigma. Es un tema tan básico que hasta sale en el dichoso Código Da Vinci. Bueno, dicho todo esto, ¿tiene usted alguna pregunta inteligente que hacer?

SINOPSIS

Rodrigo Alonso, un publicitario de éxito que ha pasado ya la barrera de los cuarenta, ve que la edad de oro de la publicidad pertenece al pasado. Su crisis se agudiza y concluye con el abandono de la agencia en la que trabaja. Puede ser el inicio de una nueva vida, pero lo que no se espera de ningún modo este cuarentón recién liberado, que se concentra inútilmente en la escritura de un libro de autoayuda sobre el hombre de nuestro tiempo, es verse involucrado en una conspiración para dominar el mundo de una secta pitagórica que le confunde con la reencarnación de su mítico fundador. A partir de ese momento se ve envuelto en un torbellino de variadas desgracias y disparates. Para intentar librarse de este embrollo necesitará la ayuda del más variopinto grupo de colaboradores. Sátira de la publicidad, los libros de autoayuda, el ocultismo, el ligue cibernético, las novelas de enigma histórico con templarios y rosacruces y un sinfín de tendencias contemporáneas, esta novela encierra en sus páginas más humor que la más loca comedia y más aventuras que el más desenfrenado thriller.

EL FRÍO MODIFICA LA TRAYECTORIA DE LOS PECES - Pierre Szalowki

Boris Bogdanov era un apasionado de la topología o, mejor dicho, de una de sus disciplinas. La teoría de los nudos es una ciencia matemática compleja que permite explicar cosas muy simples de la vida. Cuando se tira del hilo de un ovillo de lana enmarañada, unas veces se deshace de golpe, otras veces se enreda aún más. Es como la vida: pequeños gestos pueden tener grandes consecuencias. Y a veces el mismo gesto no tiene el mismo efecto.

Los peces exóticos de Boris Bogdanov le permitían reflexionar sobre su nueva teoría. Un pez en un acuario siempre sigue el mismo recorrido, tira de su propio hilo. Lo desenrolla en función de la presencia de los demás peces, amigos o enemigos, en el acuario. Asimismo, debe modificar su camino ritual cuando llega un nuevo inquilino. Para Boris, estos itinerarios eran hilos que se anudaban y se desanudaban.

—Tú no escoges tu camino, los demás lo hacen por ti.

Su tesis de doctorado estaba ahí, ante él, en un agua que mantenía a treinta y dos grados. Aquello era vital. Su supervivencia universitaria dependía de que siguiera a la misma temperatura. Si descendía, algunos peces podrían modificar su camino y echar por tierra toda la teoría defendida en su tesis.

Sus trabajos no habían dejado indiferente al presidente de la Sociedad Matemática de Canadá, con sede en Calgary, en Alberta, donde hace tanto frío.

—Venga a vernos cuando termine con sus peces. ¡Las matemáticas térmicas serán un cambio para nosotros!

SINOPSIS

Querido lector:A lo mejor le parece raro que le escriba una carta un niño de once años, pero los editores me han animado a que lo haga. Soy el protagonista de la novela El frío modifica la trayectoria de los peces (vaya título, ¿no?) Bueno, pues vivo en Quebec, y quería contarle que 1998 fue el peor y el mejor año de mi vida.Casi todos mis compañeros de clase tenían a los padres separados y como los míos seguían juntos, yo les parecía un bicho raro, pero a mí no me importaba. Yo era feliz. Hasta que un día mis padres me dijeron que iban a divorciarse. Entonces me enfadé muchísimo (y lloré mucho a escondidas) Nunca había estado tan enfadado y tan triste. ¿Qué podía hacer?Desesperado, miré por la ventana, y vi el cielo gris y negro, y se me ocurrió pedirle ayuda. Esa noche hubo una gran tormenta. Cuando me desperté toda la ciudad estaba cubierta por una espesa capa de hielo. Aquella tormenta iba a cambiar para siempre la vida de mi familia, y también la de mis vecinos.Esta historia se la conté al señor Pierre Szalowski, y él ha sabido escribirla muy bien. Los críticos de los libros han dicho que es un relato lleno de aire fresco, de ternura y de algo que ellos llaman optimismo. Yo sólo se que su lectura hace sentir bien y nos recuerda que, a veces, las situaciones inesperadas hacen que veamos todo diferente. Que nos veamos a nosotros mismos y a los que nos rodean de una manera distinta, como me pasó a mi en el año 1998.Por eso quiero que usted también lea este libro, porque creo que le hará sentir bien (como a mí).Adiós.Firmado: el niño protagonista de El frío modifica la trayectoria de los peces (en la novela nunca se dice mi nombre, vaya tontería)