jueves, 12 de diciembre de 2013

LA ECUACIÓN DEL AMOR - Isabelle Coudrier

— ¿Has escrito otras películas después de esta?

— No —dijo Sylvia mintiendo con descaro, pues no tenía fuerzas para hablar de su filmografía, por otro lado limitada y poco gloriosa.

Marie-Pierre miró fijamente a Sylvia, quien tuvo la impresión de que la joven iba a preguntarle si había tenido una enfermedad grave que le hubiera impedido escribir más guiones. En la biografía de Sylvia se había abierto una enorme fisura, lo que sumió a Marie-Pierre en la perplejidad. ¿Qué había podido pasar en su vida para que no escribiera más películas?
 
— ¿Habías hecho otras antes? —le preguntó Marie-Pierre, probando un enfoque menos directo, para delimitar el problema.

— Sí, bueno, solamente escrito —respondió Sylvia—. Pero de hecho no es lo mío. Quiero decir que el cine no es lo que más me gusta.

— ¿Cómo es eso? —le preguntó Marie-Pierre, aparentemente consternada ante la idea de que alguien pensara que había algo mejor que hacer películas cuando se había tenido la suerte de hacer una.
 
— Pues soy profesora de matemáticas.

— ¿Profe de mates? —repitió Marie-Pierre como solemos hacer cuando no sabemos qué decir o para asimilar algo pasmoso.
[...]
Insistió, quiso saber el porqué, y Sylvia buscó una buena razón, y se le ocurrían muchas, pero no creía que tuvieran buena acogida por parte de Marie-Pierre.

— Me pedían que escribiera siempre las mismas historias —acabó por responder.

— Entonces, tenías que proponer otra cosa, tus propias historias.

— Al parecer mis propias historias son demasiado raras para la gente.

Marie-Pierre estaba convencida de que así era. Algo chirriaba en las explicaciones de Sylvia.

— Dejar de hacer películas para ser profe de mates es algo que no entiendo.

— Pero yo nunca quise hacer cine. Lo que quería era conseguir la medalla Field.

— ¿Y eso qué es?

— El mayor galardón en matemáticas. Igual que el premio Nobel, pero mejor.

— ¿Como la Palma de Oro, pues?

— Sí, si lo prefieres.

— Pero nadie conoce eso, esa medalla, como se llame. A nadie le importa un comino. Mientras que todo el mundo conoce la Palma de Oro.

— Sí, ¿y eso qué más da?

— Quiero decir que el cine es capaz de reunir a un montón de gente, mientras que las mates son solo para gente que tiene aptitudes.

— Eso de las aptitudes es una leyenda.

— Sí, bueno, aunque sea una leyenda, yo no tengo aptitudes.

— Yo tampoco. Las mates son lo más universal que existe. Son las matemáticas lo que determina la realidad que percibimos… A menos que sea a la inversa.

— ¿Qué es la inversa?

— Que las matemáticas sean lo que hace posible que el hombre perciba la realidad sin por ello ser constitutivas de esa realidad.

— Uf, eso es demasiado difícil para mí.

— Además, todas las personas del planeta pueden comprender una ecuación, mientras que las películas, después de todo, hay que traducirlas.

— Yo no he conseguido nunca resolver una ecuación.

— ¿Ni siquiera de primer grado?

— ¿Qué es el primer grado?

El ánimo de Sylvia se alteró bruscamente. Se sentía incómoda consigo misma por haber invocado lo universal para apoyar sus palabras sobre las matemáticas. Después de todo, no había resuelto la cuestión de si lo real era de esencia matemática o si las matemáticas eran «solamente» el medio por el cual la mente humana podía acceder a lo real. Sabía muy bien que eso de lo universal era dinamita, que había que manejarlo con tanta precaución que, a decir verdad, era mejor no manejarlo en absoluto. Había que cerrar de una vez por todas el pico con relación a lo universal. Y sobre todo no utilizarlo como argumento para vender algo. ¿Por qué se había metido en el atolladero de esa conversación ociosa en la que exponía argumentos de charlatán metafísico? Al mismo tiempo, desconfiaba de los que se expresaban en contra de la existencia de lo universal. Y también le disgustaba experimentar cierto desdén hacia Marie-Pierre. La verdad es que a Sylvia le costaba comprender que alguien fuera una nulidad en mates. Entre las matemáticas y lo universal, en ese momento se veía a sí misma como una integrista. No soportaba su propia debilidad ni tampoco la de los demás, y le pasó por la cabeza que esa era la razón por la que no soportaba el ruido que alteraba la pureza del silencio. El ruido que al mismo tiempo era la señal de la existencia de los otros. De hecho, no soportaba nada aparte de las matemáticas y las nieves eternas de Davos. Todo su entusiasmo había desaparecido de pronto, y en ese instante se gustaba aún menos que de costumbre. ¿Tal vez fuera el hambre la causa de su malestar? [...]
— Mira, lo importante es encontrar lo que a uno le gusta hacer de verdad —concluyó Marie-Pierre en tono conciliador.

SINOPSIS

Vivimos en la creencia de que el amor es algo extraordinario que nos sorprenderá tarde o temprano como si se tratara de una revelación, que será imposible pasar por alto las señales inequívocas de las que tanto hemos oído hablar. Pero, a veces, nos resistimos a la evidencia...Sylvia y Louis no creen estar llamados a vivir u na gran historia romántica; de hecho, encontrar su lugar en el mundo les resulta una tarea bastante complicada. Cuando se conocen, corren los años 90 en París. Sylvia estudia matemáticas y se halla inmersa en el estudio de la teoría de la aproximación de los conjuntos en un punto y hasta el infinito. Louis en cambio quiere convertirse en crítico de cine y dedicar su vida a contemplar universos ajenos que sí encajan.Tras apenas dos años de relación la pareja se separa, pero un encuentro fortuito al cabo de mucho tiempo hará que Sylvia y Louis se replanteen su historia en común, sospechando que quizá esa extraña enfermedad llamada amor les pasó inadvertida.Isabelle Coudrier teje con grandes dosis de ironía los hilos de una historia sentimental que sus protagonistas no están dispuestos a aceptar, aunque tengan la tentación de rendirse a las emociones. ¿Y si Sylvia y Louis estuvieran destinados a encontrarse en un punto y hasta el infinito?"La ecuación del amor es mucho más que una historia de sentimientos encontrados; es casi un documental en el que dos seres se empeñan en no entenderse... Lo excepcional y admirable del asunto es que no hay aquí ni una sola nota discordante, y que esta novela nos emociona desde la primera a la última palabra."Asociación de libreros franceses

LA TRAMA FIBONACCI - Karmelo Gañán

— Poniendo las cosas claras, doctor —continuó el presentador—, ¿cómo afecta el consumo de alcohol a las personas? Contésteme si es posible en términos concretos para que lo entiendan mejor nuestros telespectadores.

— Por ejemplo, un whisky mata unas 800 neuronas.

León, que estaba viendo la tele sin prestarle demasiada atención, se sobresaltó y una pequeña arcada le obligó a escupir parte del trago que tenía en la boca. Miró con recelo al vaso.

— Sí. La gente se está bebiendo el cerebro sin darse cuenta. Y las células nerviosas no vuelven a regenerarse —continuó el doctor en tono reprobador—. Tenemos unos cien mil millones de neuronas y las tenemos que mimar porque en la maraña de sus interconexiones reside todo lo que somos.

Aunque las matemáticas no eran su fuerte, León se aventuró en un pequeño cálculo: si se bebía tres whiskys por día, con doble, o digamos triple ración los fines de semana, eso hacía un total de… aproximadamente… ¡un millón y medio de neuronas por año!

— Pues no es tanto —se dijo a sí mismo en alto mientras se echaba otros cuatro dedos de un pure malt de la ganadería de McLeod of Skye: tostado, fino, bragado y bufador—. En treinta y tres años son unos cincuenta millones, una minucia en comparación con los cien mil millones. De cualquier modo con la pila de gilipollas que andan sueltos por el mundo, con la mitad vale y sobra.La palabra gilipollas había aparecido reiteradamente en sus últimas conversaciones. Nunca se había dando cuenta de que la usara con tanta frecuencia. Es como cuando escuchas una palabra nueva, que nunca has oído con anterioridad, o no te has percatado de ello: la palabra aparece en todas partes a partir de entonces…

— Gilipolleces —se dijo León después de ponerle dos banderillas de hielo al morlaco escocés y pegarle un par de pases. Entró en la garganta con una suave embestida.

— …y recuerden, queridos televidentes —dijo el presentador—, que tenemos que velar por nuestra salud.

— ¡Salud! —exclamó León brindando al aire con el vaso de whisky. Y apagó el televisor.

SINOPSIS

La trama Fibonacci es una obra rebosante de cinismo e ingenio para leer de un tirón, para pensar sin darse cuenta de que se está pensando y para reír a mandíbula batiente. En cada página, en cada párrafo, hay dos o tres estocadas de un finísimo humor sarcáustico. La trama Fibonacci es la saeta de la sátira.
León, profesor de literatura en el instituto, se ve envuelto en una trama digna de las noveluchas por entregas a las que está acostumbrado, convirtiéndose en el alter-ello de su personaje favorito, Corbey Malone, detective aficionado incapaz de resolver una ecuación sin incógnitas. León vivirá toda una serie de peripecias que le llevarán desde un oscuro puticlú hasta una fábrica de anchoas abandonada donde se celebran peleas de perros clandestinas con traficantes de drogas implicados. Pero, todo esto, no es más que la tapadera que utiliza una curiosa secta pitagórica liderada por un sacerdotiso Drac Queen.
La trama Fibonacci es una novela con diferentes registros idiomáticos y culturales donde conviven el lenguaje elaborado y el vulgar; las matemáticas, la filosofía y la crítica social. Una sabrosa salsa agripicante, fácil de digerir, que deja buen sabor de boca.

martes, 10 de diciembre de 2013

TODO LO QUE ERA SÓLIDO - Antonio Muñoz Molina

En ese extraño país todo es superlativo y todo está en crecimiento, y los datos que se publican en los resúmenes de 2006 son un catálogo de records. En 2006 se inició la construcción de 798.700 viviendas, la myor cifra de la historia. España acapara el 26% de los billetes de 500 euros en circulación por Europa. En Villanueva de la Torre, provincia de Guadalajara, la población ha pasado en un año de 500 a 1.500 vecinos. En Chiloeches, que tiene 2.200 habitantes, se planean construir 6.500 viviendas y un campo de golf con 800.000 metros cuadrados. Seseña, que tenía 3.000 habitantes en 1996, tiene a principio de 2007 16.000, y aspira a pasar de 5.096 viviendas a 32.000 y llegar muy pronto a los 100.000 habitantes.

Ribatejada quiere multiplicar su población por 11 y construir 2.200 chalets sobre 1.290.000 metros cuadrados de suelo hasta ahora rústico, una parte de él zona de protección especial de aves. [...]

Las perspectvas económicas para 2007 son aún mayores que las de 2006. El Fondo Monetario Internacional pronostica un crecimiento de la economía mundial del 4,9%. Almuñécar (Granada) prevé construir 34.933 viviendas y cuatro campos de golf, pasando de 26.000 a 90.000 vecinos. Sanabria de Guadiana, con 400 habitantes, pasa de 9 hectáreas urbanizables a 181. En el bautizado como "Manhattan de Cullera", en la desembocadura del Turia, se levantarán 35 rascacielos. En Alicante un empresaro gana 120 millones de euros al conseguir que se declaren edificables unos terrenos situados en un humedal. En Las Navas del Marqué el ayuntamiento aprueba la tala de 3.000 pinos protegidos para crear la "Ciudad del Golf", que contará con 1.600 chalets y cuatro campos de golf. El suelo se revalorizó en España un 500% entre 1997 y 2007. Los precios de los pisos de lujo son más altos en Madrid que en Nueva York, Montecarlo, Tokio, Hong Kong, Singapur o Dubái. Brea de Tajo, con 486 habitantes, quiere crecer según su alcalde hasta los 60.000, edificando 2.731 viviendas sobre 2.450 hectáreas. El municipio de La Villa Joiosa ha aprobado un plan para pasar de 25.000 a 137.000 habiantes, construyendo 34.633 viviendas y tres campos de golf. El ayuntamiento de Torrelodones retira la protección ambiental a un área de 20.000 encinas y 1.500 enebros, muy rica en aves protegidas, para construir 1.500 viviendas. La Comunidad de Madrid construye un campo de golf dentro de la ciudad, en terrenos del Canal de Isabel II originariamente destinados a parque público. En Pilar de la Horadada, Alicante, se construyen 5.200 viviendas sobre 2.600.000 metros cuadrados de suelo rústico. Serranillos del Valle, a 32 kilómetros de Madrid, aprueba construir 1.430 viviendas y un campo de golf de 18 agujeros sobre 2.294.568 metros cuadrados de suelo rústico. En Madrid se han construido o están en construcción 30 campos de golf, 42 en Cataluña, 89 en Andalucía. La sociedad Royal Marbella Estates adquirió entre 2002 y 2004 fincas rústicas por valor de 9,71 millones de euros, vendiéndolas en 2004 por 101,6 millones, con un beneficio de 91,9 millones de euros. Totana, en Murcia, aprueba la construcción de 40.000 viviendas, 4.000 de ellas en terreno arqueológico y forestal, sin tener garantizado el suministro de agua. España alcanza los 20 millones de puestos de trabajo. En 2006 se crearon 687.5000, la mayor parte en la construcción. Caja Madrid obtiene 1.052 millones de beneficio, gracias sobre todo a su sector inmobiliario. Fresno del Torote, a 44 kilómetros de Madrid, aprueba la construcción de 3.000 viviendas en una zona de protección de aves migratorias.

La densidad de tráfico satura el litoral mediterráneo. En los próximos cinco años España invertirá unos 10.600 millones de euros para renovar 9.900 kilómetros de su red de carreteras. La Confederación Hidrológica del Tajo no garantiza el agua a las 1.132 viviendas aprobadas por el ayuntamiento de Paredes en un área recalificada de 92 hectáreas, muchas de ellas situadas en el área de inundación de un arroyo. Fernando Martín, dueño  de la inmobiliaria Martinsa, compra su rival Fadesa por 4.045 millones. Los fondos especializados en acciones españolas ganan entre el 30 y el 40% más en 2006. Valdemoro aprueba la construcción de 15.000 viviendas, y Rivas otras 15.000. Casarrubios, con 2.500 habitantes, dispone de piscina olímpica, escuela de música, frontón y campo de fútbol de césped artificial. El grupo Sacesa, principal accionista de Metrovacesa, tomará prestados 2.100 millones de euros para financiar un aumento de su participación en la mayor inmobiliaria española. En un mercado de vértigo, la feria de arte Arco arranca en medio de la euforia presentando obras de Damien Hirst que oscilan entre los 300.000 y los 700.000 euros. La diputación de Segovia acuerda retirar la protección ambiental a una finca de su propiedad, la Quintanilla, en Pazuleos de Eresma, para construir en ella un campo de golf, un parque empresarial y de congresos y cuatro hoteles. El beneficio del grupo Prisa creció el 50% y su facturación pulbicitaria el 45,8%. El BBVA compra un banco en Estados Unidos por 7.400 millones de euros. España vuelve a sorprender internacionalmente con mejores resultados de los previstos. el superávit de la seguridad social está incluso por encima del las previsiones del gobierno. Las fábricas de Villacañas llegan e una producción récord de un millón de puertas al año. La terminal de Barajas, que costó 6.300 millones de euros, es la cuarta de europa por aterrizajes y despegues y la quinta por pasajeros.


SINOPSIS

Éste es un ensayo directo y apasionado, una reflexión narrativa y testimonial, al más puro estilo de los ensayos de George Orwell o de Virginia Woolf, una propuesta de acción concreta y entusiasta para avanzar desde el actual deterioro económico, político y social hacia la realidad que queremos. Partiendo tanto de documentos periodísticos como de la tradición literaria, Antonio Muñoz Molina escribe esgrimiendo razón y respeto, sin eludir verdades amargas, porque saber es el único camino para cambiar.

jueves, 5 de diciembre de 2013

NACIDO EN UN DÍA AZUL - Daniel Tammet

Las matemáticas eran, claro está, una de mis asignaturas favoritas en el colegio. El primer día del curso, cada alumno debía completar un examen de esta materia a partir del que se le clasificaba según su capacidad y se le concedía un lugar en el grupo uno (el más alto), dos, tres o cuatro. A mí me pusieron en el uno. Desde mi primera experiencia en la clase me di cuenta de que las lecciones iban mucho más rápidas que las de la escuela primaria. Todo el mundo en el aula parecía implicado e interesado y se enseñaba un abanico muy amplio de temas, entre los que yo tenía mis favoritos: secuencias numéricas como la Fibonacci (1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34, 55…), donde cada nuevo término en la serie proviene de la suma de los dos precedentes; gestión de datos (como calcular la media y la mediana de un grupo de números), y problemas de probabilidad.

La probabilidad es algo que a mucha gente le parece poco lógica. Por ejemplo, la solución al problema: «Una mujer tiene dos hijos, uno de los cuales es una niña. ¿Cuál es la probabilidad de que el otro hijo sea también chica?». No es la mitad, sino un tercio. Y es así porque sabiendo que la mujer ya tiene una niña y por lo tanto no puede tener dos niños, las posibilidades restantes son: NC (niño y chica), CN (chica y niño) y CC (chica y chica).

El «problema de las tres tarjetas» es otro ejemplo de problema de probabilidad que produce una solución aparentemente ilógica. Imagina que tienes tres tarjetas: una es roja por ambos lados, otra es blanca por ambos lados, y la otra es roja por un lado y blanca por el otro. Una persona las coloca en una bolsa y las mezcla, antes de extraer una y ponerla boca arriba sobre la mesa. Aparece una cara roja. ¿Qué probabilidad existe de que la otra cara también sea roja? Algunas versiones de este problema señalan que como sólo hay dos tarjetas con lados rojos, una con un segundo lado rojo y la otra con una cara blanca, las posibilidades de que la tarjeta en el ejemplo fuese igualmente roja o blanca por debajo serían de la mitad. No obstante, la probabilidad real de que la tarjeta sea roja por el otro lado es de dos tercios. Para comprenderlo, imagina que se escribe la letra «A» en una de las caras de la tarjeta con dos caras rojas, y «B» en la otra. En la tarjeta con un lado rojo y otro blanco, se escribe la letra «C» en el lado rojo. Ahora imagina la situación en la que se saca una tarjeta mostrando un lado rojo. Las posibilidades son que sea el lado rojo de A, B o C. Si es A, el otro lado es B (rojo); si es B, el otro lado es A (rojo), y si es C, el otro lado es blanco. Por lo tanto, las probabilidades de que bajo la tarjeta a la vista esté un lado rojo son de dos tercios.

SINOPSIS


Este extraordinario relato nos ofrece una perspectiva inédita: el interior de la mente de un joven autista de 27 años. Afectado por el síndrome de Aspenger, Daniel Tammet es capaz de realizar complicadas operaciones aritméticas con la velocidad el rayo, puede aprender un idioma en tan sólo unos días y ha establecido un nuevo récord al memorizar y recitar más de 22.500 decimales del número pi. Percibe los números con formas, colores y texturas; los números son sus amigos y en cualquier lugar o situación, nunca abandonan su pensamiento. Cuando se siente estresado o triste, cierra los ojos y cuenta. Su sorprendentes habilidades lo han convertido en una celebridad mundial y está siendo estudiado por los más relevantes neurólogos. En este libro, con una prosa asombradamente clara y cálida, Daniel nos relata los acontecimientos más relevantes de su vida, desde su frustrante y aislada infancia hasta el momento actual. -->

ALABANZA: EL REINO DE LAS MATEMÁTICAS - Jesús Mate

Una vez que llegaron al lado de la cama en la que se encontraba el visir Faur, éste apartó el dosel para que pudiesen ver mejor al rey y el estado en que se hallaba.

—Bien, escucha muchacho, te voy a contar lo que ha sucedido. Estate atento.

—Sí, señor.

El visir se llevó una mano a la boca y carraspeó un poco, antes de empezar su historia.

—El rey no había comido nunca jamás cacahuetes, hasta que hace unos días recibió una cesta llena de ellos. El primer día comió 10 cacahuetes, y cada día que pasaba aumentaba esta cantidad en 3 cacahuetes. Ocurre que nos hemos enterado, ya demasiado tarde, que los cacahuetes estaban envenenados.

—¡Oh no! —Exclamó el señor Torralba.

—Sí, Sancho, sí. Así que queremos saber cuántos días lleva el rey comiendo cacahuetes para administrarle la cantidad exacta de antídoto. Si nos equivocamos, el antídoto puede llegar a ser más peligroso aún que el propio veneno. Lo único que hemos podido calcular son los cacahuetes que se ha tomado en total. Como he dicho antes, vinieron en una cesta de 1000 cacahuetes y hemos contado los que aún quedan. Por tanto, si restamos a mil esa cantidad, sabemos que el rey se ha tomado un total de 318 cacahuetes.

Un silencio incómodo invadió el momento.

—Bien, Sebastián, dijiste que podrías ayudar —dijo Faur.

—Yo…, yo no sé cómo puedo ayudar.

—Pero, ¿qué dices tú? —Se sobresaltó el señor Torralba— Si me dijiste ayer mismo que este problema lo podías resolver. ¿Qué dices?

—¿Yo dije eso?

La respuesta fue una nueva colleja. Aquel hombre, a pesar de ser bajito, se crecía cuando se enfadaba.

—Sebastián, escucha, te comprometiste a ayudar y por ello no hemos acudido al reino vecino a por ayuda de los sabios. Serás tú, por tanto, el responsable de la muerte del rey.

Tras pensar unos segundos, Sebastián decidió buscar alguna solución. Aunque estaba seguro de que todo era un sueño, cada vez que le hablaba el visir sentía pánico.

—Bien... —contestó Sebastián—, este problema me recuerda a uno de series aritméticas, pero no recuerdo las fórmulas.

—¿Cómo que no te acuerdas? —Le cortó el señor Torralba. —¡¿Cómo que no te acuerdas?!

—Déjale pensar, Sancho.

El señor Torralba se pudo tan colorado que hasta el bigote parecía rojo.

—Como decía, no me acuerdo, pero voy a intentarlo. ¿Me pueden dar algo con que escribir y papel?

Unos segundos después Sebastián estaba sentado ante un buró, teniendo a su disposición papel y una pluma de ganso para escribir. Empezó a hacer cálculos e intentar recordar lo que aprendió en clase de matemáticas.

—¡Oh! —Exclamó sorprendido el visir.

—¿Qué pasa? ¿Qué está haciendo? —Saltó el señor Torralba que ya se había perdido con lo que Sebastián había dicho.

—Calla Sancho, y no interrumpas a tu ayudante.

—Bien, he escrito la suma total de dos formas. Si ahora sumo ambas expresiones me quedará… ¡Claro!

—¿Pero esas letrejas qué son, niño? —Tuvo que gritar el señor Torralba.
Seba se giró asustado, pero la mano del visir le tocó el hombro para calmarlo.

—Querido amigo —le contestó—, esas letrejas, como tú les llamas, son las variables de nuestro problema. Ahora sólo tendremos que sustituir los datos que tenemos, ¿verdad Seba?

—Sí, claro.

El visir le seguía defendiendo de su jefe, pero había algo en su forma de hablar que a Sebastián le causaba desconcierto. Dejó de pensar en ello para terminar de una vez el problema y conseguir que así le dejaran tranquilo. Entonces —pensó en voz alta—, como sabemos que el rey ha comido un total de 318 cacahuetes, y que el primer día comió 10 cacahuetes… ¡Oh, vaya!

—¿Qué te ocurre Seba? —Le preguntó el visir.

—Pues que necesito más datos. Como ve usted aquí, me he quedado con dos incógnitas.

—Sí, eso es un problema —dijo el visir sin poder disimular una media sonrisa—. Y el rey no nos ha dado más información.

—¡Sabía yo…! —Volvió a gritar el señor Torralba, poniéndose esta vez los puños en la cadera—. Si es que lo sabía.

—Tranquilícese, no es culpa del muchacho.

Seba se sonrojó, hasta que se le vino una idea a la cabeza.

—¡Un momento! Creo que todavía podemos resolver el problema.

—¿Pero quién te ha dado la palabra, niño? ¿Quién…?

—¡Sancho! ¡Cállese!

Sebastián no pudo reprimir una risa, que se le fue enseguida al ver la desagradable cara del visir Faur.

—Habla muchacho.

—Bien, tenemos lo siguiente —dijo escribiendo en el papel que le habían dado—. Como sabemos que el primer día comió diez cacahuetes, trece el segundo, dieciséis el tercero,… Creo que voy a poder quitarme una de las incógnitas.

—Interesante…

—Sí, porque ya tenemos así dos ecuaciones con dos incógnitas. Y resolviendo el sistema nos dará dos soluciones: 12 ó -17.6. La segunda solución no puede ser. Así que han pasado un total de doce días desde que el rey empezó a comer cacahuetes.

—Muy bien chico —le felicitó el visir—. Como ves Sancho, hay que ser paciente con los jóvenes.

El visir dio unas palmadas y, con la ayuda de unos sirvientes, empezó a preparar el antídoto. Iban a salvar al rey gracias a sus cálculos.

SINOPSIS

Sebastián se encuentra en Alabanza, una especie de mundo medieval lleno de curiosos personajes. Sólo recuerda que se fue a la cama, después de haber estado estudiando toda la tarde para el examen de matemáticas del dia sigueinte, y que despertó allí sin más. Es consciente de que todo debe ser un sueño. Pero el mundo de Alabanza se empeña en hacerle resolver distintos problemas matemáticos para poder sobrevivir.

La lectura de esta pequeña novela requiere de haber superado las matemáticas de toda la Educación Secundaria Obligatoria. No obstante, hasta los más pequeños podrán disfrutar de los personajes y aventuras de Alabanza. 

miércoles, 4 de diciembre de 2013

MEMORIAS DE UN HOMBRE DE PALO - Antonio Lázaro

Antes de proceder a la visita guiada del acueducto o castillo del agua, Ambrosio de Morales y Juanelo Turriano compartieron unas tazas de chocolate en la oficina del relojero y matemático mayor. Allí el lombardo le mostró al ilustre viajero real la maqueta, o «modelo en pequeñita forma», de la que se había servido para la ejecución del artificio. Admirado por lo que escrutaba de él a través de sus gruesos anteojos de oro, el cronista comentaba:

—¡Hum! Es manifiesta la grandeza y extraña profundidad de vuestra invención, Turriano.

Aguzó la vista el historiador y advirtió cómo los maderillos del modelo tenían asentadas unas sumas tan complejas que no fue capaz de entenderlas. Al ver esto, le dijo:

—Señor Juanelo, esta manera de proporciones es muy diferente de la que conocemos.

—Así es —respondió Juanelo, que pareció alegrarse con la observación—. ¿Veis todo lo que he hecho con los relojes? Sinceramente, conozco personas que saben tanta o más astronomía y geometría que yo; pero creedme: hasta ahora no he conocido a nadie que sepa tanta aritmética como yo.

Juanelo mostró a don Ambrosio todas las fases y mecanismos de su ingenio. El cordobés lo escrutaba todo con avidez de rapaz cordial y ocasionalmente tomaba notas en un cuaderno de tapas flexibles de pergamino español. Al llegar al busto en mármol del relojero, que habría de ponerse a los pies del acueducto, Morales reparó en el lema que lo rubricaba:

«VIRTUS NUNQUAM QUIESCIT».

Literalmente: «El valor [o la virtud] nunca reposa».

—Sencillo lema a la par que profundo, como deberían serlo todos —comentó el cordobés—. ¿Fue idea del escultor?

—No, me pidieron alguna sugerencia propia y quise que grabaran esa simple frase.

—No tan simple, maestro Juanelo. ¿Cómo la interpretáis vos?

—Admite varias versiones, es lo que me gusta de esas tres palabras. Primeramente, puesto que se refiere al artificio, vendría a aludir a la idea del movimiento perpetuo.

SINOPSIS

Toledo, 1560. El matemático lombardo Juanelo Turriano, antiguo relojero del emperador Carlos V, se propone llevar a cabo su sueño más ambicioso: la construcción de un ingenio para conducir agua desde el río Tajo al Alcázar de Toledo, aun cuando deba financiar el experimento con su propio dinero.
Veinticinco años después, el rey envía a su arquitecto Juan de Herrera para supervisar las obras de reconstrucción del Alcázar y los castillos de agua de Turriano, pero éste, amigo de Turriano, tiene por delante otro cometido: averiguar el destino de don Antonio, un soldado autómata invencible, cuyo diseño es codiciado por todos y fuente de problemas para su inventor.
Memorias de un hombre de palo ofrece al lector un fresco del siglo XVI deslumbrante tanto en sus luces como en sus sombras, lleno de peligros, conjuras y aventuras protagonizadas por un hombre íntegro. En definitiva, la materia de que están hechas las buenas historias de siempre.

domingo, 1 de diciembre de 2013

1Q84 (LIBRO 1 y 2) - Haruki Murakami

Fukaeri se quedó mirándolo a la cara, sin devolverle el saludo.

—Te conozco —dijo poco después en voz baja.

—¿Que me conoces? —preguntó Tengo.

—Enseñas matemáticas.

 Tengo asintió.

—En efecto.

—Te he escuchado un par de veces.

—¿Mis clases?

  —Sí.

Su manera de hablar tenía ciertas peculiaridades. Oraciones desprovistas de cualquier ornamento, carencia absoluta de acento, vocabulario limitado (por lo menos daba la sensación de ser limitado). Ciertamente, era un poco extraña, como Komatsu le había dicho.

—Es decir, que eres una estudiante de la academia, ¿no? —preguntó Tengo.

Fukaeri negó con la cabeza.

—Sólo fui de oyente.

—Pero sin carnet de estudiante no puedes entrar en el aula.

Fukaeri se limitó a encoger ligeramente los hombros. Como diciendo: «Para ser un adulto, dices bastantes tonterías».

—¿Qué te parecieron las clases? —preguntó Tengo. De nuevo una pregunta absurda.

Fukaeri bebió un trago de agua sin apartar la vista. No le contestó. Tengo supuso que como había ido un par de veces, la primera impresión no habría sido tan mala. Si no le hubiera interesado, sólo habría ido una vez.

—¿Estás en tercero, en el instituto? —le preguntó Tengo.

—Más o menos.

—¿Te preparas para los exámenes de ingreso en la universidad?

Ella sacudió la cabeza.

Tengo fue incapaz de juzgar si eso quería decir «no quiero hablar de los exámenes» o «no voy a hacer los exámenes». Se acordó de que Komatsu le había dicho por teléfono que era una chica sumamente callada.

[...]

—Eres profesor y novelista —dijo Fukaeri. Aquello parecía una pregunta. Hacer preguntas sin entonación interrogativa debía de ser una de las características de su forma de hablar.

—En este momento, sí —respondió Tengo.

—No aparentas ninguna de las dos cosas.

—Puede ser —dijo Tengo. Pensaba sonreír, pero no fue capaz—. Tengo madera de profesor y enseño en la academia, pero no se puede decir que sea profesor formalmente; y escribo novelas, pero como no se han publicado, todavía no soy escritor.

—No eres nada.

Tengo asintió.

—Exacto. Ahora mismo no soy nada.

—Te gustan las matemáticas.

Tengo volvió a responderle, tras añadir los signos de interrogación a lo que ella acababa de decir.

—Sí. Siempre me han gustado.

—¿Qué te gusta?

—¿Que qué me gusta de las matemáticas? —Tengo completó sus palabras—. Pues, que, frente a los números, me siento muy relajado. Es como si las cosas volvieran a su cauce.

—La explicación sobre las integrales era interesante.

—¿Hablas de una de mis clases?

Fukaeri asintió.

—¿A ti te gustan las matemáticas?

Fukaeri hizo un breve movimiento con la cabeza hacia los lados. No le gustaban.

—Pero la explicación sobre las integrales te pareció interesante, ¿no? —preguntó Tengo.

Fukaeri encogió ligeramente los hombros.

—Hablabas de las integrales como si fueran algo importante.

—¿Ah, sí? —dijo Tengo. Era la primera vez que alguien le decía tal cosa.

—Como si hablaras de alguien importante —dijo la chica.

—Cuando explico las progresiones, debo de hacerlo todavía con más entusiasmo —dijo Tengo—. Del plan de estudios de matemáticas en el instituto, las progresiones son mi parte preferida.

—Te gustan las progresiones —preguntó Fukaeri, otra vez sin entonar.

—Para mí son como "El clave bien temperado" de Bach. Nunca me canso de ellas. Siempre hay algo nuevo que descubrir.

—Conozco "El clave bien temperado".

—¿Te gusta Bach?

Fukaeri asintió.

[...]

—¿Que qué me gusta de las matemáticas? —se interrogó Tengo a sí mismo otra vez, para desviar la atención de los dedos y el pecho de la chica—. Las matemáticas son como una corriente de agua. Existen diversas teorías complicadas, es cierto, pero la lógica básica es muy sencilla. De igual modo que el agua fluye desde un lugar elevado hacia otro más bajo tomando la distancia más corta, sólo hay una corriente matemática. Al observar con atención, el curso se hace visible por sí solo. Basta con que mires fijamente. No tienes que hacer nada más. Si te concentras y aguzas la vista, todo se aclara. En este mundo no hay nada, salvo las matemáticas, que me trate con tanta amabilidad.

Fukaeri se puso a pensar durante un rato sobre lo que acababa de escuchar.

—Por qué escribes novelas —preguntó con una voz carente de entonación.

Tengo transformó la pregunta de Fukaeri en oraciones más largas.

—O sea, que si me gustan tanto las matemáticas, no tengo ninguna necesidad de esforzarme por escribir novelas; que podría dedicarme exclusivamente a las matemáticas. ¿Es eso lo que quieres decir?

Fukaeri asintió.

—Vamos a ver. La vida real es diferente a las matemáticas. En ella, las cosas no siempre toman el camino más corto. Las matemáticas son para mí…, cómo podría decirlo…, demasiado naturales. Son como un bello paisaje. Están ahí sin más. No es necesario sustituirlas por nada. Por eso cuando estoy inmerso en las matemáticas, tengo la sensación de que me estoy volviendo rápidamente transparente. A veces me da miedo.

Fukaeri miraba a Tengo fijamente a los ojos, sin apartar la vista ni un segundo. Como si pegara la cara al cristal de una ventana y espiara el interior de una casa deshabitada.

—Cuando escribo sustituyo mediante las palabras la realidad que me rodea por algo que encuentro más natural. Es decir, reconstruyo. De ese modo confirmo que existo, sin duda, en este mundo. Se trata de una operación completamente diferente a cuando estoy en el mundo de las matemáticas.

—Confirmas que existes —dijo Fukaeri.

—Aunque no quiere decir que ya lo haya logrado —admitió Tengo.


SINOPSIS

En japonés, la letra q y el número 9 son homófonos, los dos se pronuncian kyu, de manera que 1Q84 es, sin serlo, 1984, una fecha de ecos orwellianos. Esa variación en la grafía refleja la sutil alteración del mundo en que habitan los personajes de esta novela, que es, también sin serlo, el Japón de 1984. En ese mundo en apariencia normal y reconocible se mueven Aomame, una mujer independiente, instructora en un gimnasio, y Tengo, un profesor de matemáticas. Ambos rondan los treinta años, ambos llevan vidas solitarias y ambos perciben a su modo leves desajustes en su entorno, que los conducirán de manera inexorable a un destino común. Y ambos son más de lo que parecen: la bella Aomame es una asesina; el anodino Tengo, un aspirante a novelista al que su editor ha encargado un trabajo relacionado con La crisálida del aire, una enigmática obra dictada por una esquiva adolescente. Y, como telón de fondo de la historia, el universo de las sectas religiosas, el maltrato y la corrupción, un universo enrarecido que el narrador escarba con precisión orwelliana.

sábado, 30 de noviembre de 2013

CASINO - Nichola Pileggy

Rosenthal El Zurdo no creía en la suerte. Creía en las probabilidades. En los números. En las posibilidades. En las matemáticas. En las fracciones de datos que había acumulado copiando estadísticas de equipos en ficheros. Consideraba que los partidos estaban decididos de antemano y que se podía comprar a los árbitros. Conocía a algunos jugadores de baloncesto que practicaban durante muchas horas al día el arte del lanzamiento al aro y a otros jugadores que apostaban por el intermedio entre las probabilidades existentes y conseguían un beneficio del diez por ciento del dinero apostado. Estaba seguro de que determinados atletas hacían el vago y otros el lesionado. Creía en las rachas de victoria o derrota; creía en la gama de puntos, en las apuestas sin límite y en los que dominaban hasta tal punto la mecánica de las cartas que podían repartir sin cortar el celofán de la baraja. En otras palabras, en lo referente al juego, El Zurdo creía en todo menos en la suerte. La suerte era el enemigo en potencia. La suerte era la tentadora, la que susurraba con aire seductor y le alejaba a uno de los datos. No tardó El Zurdo en aprender que si quería dominar la técnica y convertirse en un profesional, tenía que eliminar del proceso incluso la más remota posibilidad de casualidad.

SINOPSIS

Nadie sabía más sobre el mundo del juego y las apuestas que Frank «Lefty» Rosenthal, el cerebro de las matemáticas que, junto con su socio y mejor amigo, Anthony «the Ant» Spilotro, matón y asesino a sueldo, llegaron a Las Vegas con el objetivo de conquistarla para la mafia. Durante años formaron un equipo perfecto, Lefty ponía la inteligencia y su atención obsesiva por los detalles, y Tony mantenía a los jefes contentos con sus maletas semanales llenas de millones de dólares en efectivo. Su organización tenía que haber durado para siempre, hasta que la bella Geri se cruzó en el camino de ambos… Todo voló por los aires cuando seis jefes del crimen organizado fueron condenados a cadena perpetua, lo que provocó la expulsión definitiva de la mafia del "paraíso" que se había construido en medio del desierto.

miércoles, 27 de noviembre de 2013

EL ASESINATO DE PITÁGORAS - Marcos Chicot

Pitágoras levantó la cabeza pausadamente y abrió los párpados.

Los seis discípulos se sobrecogieron. En los ojos dorados del maestro ardía un fuego más intenso de lo habitual. Su cabello, de un blanco níveo, caía en cascada sobre sus hombros y parecía resplandecer al igual que su espesa barba. Tenía más de setenta años, pero mantenía casi intacto el vigor de la juventud.

—Observad la tetraktys, clave del universo —la voz de Pitágoras, profunda y suave, resonó en el solemne espacio del templo circular.

En la mano derecha sostenía una vara de fresno. Con ella señaló hacia el suelo de mármol, donde había desenrollado un pequeño pergamino entre él y sus discípulos. Mostraba un sencillo dibujo. Una figura triangular formada por cuatro filas de puntos. La de la base contenía cuatro puntos, la siguiente tres, había otra de dos y finalmente una cúspide de un solo punto. Estos diez puntos ordenados en triángulo eran uno de los símbolos fundamentales de la orden.


Continuó hablando con majestuosa autoridad.

—Durante los próximos días dedicaremos la última hora a analizar el número que contiene a todos: el diez. —Realizó con la vara un movimiento circular alrededor de la tetraktys—. El diez contiene también la suma de las dimensiones geométricas —dio un toque con la vara a los diferentes niveles dibujados en el pergamino—: uno el punto, dos la línea, tres el plano y cuatro el espacio Se inclinó hacia delante e intensificó la mirada. Cuando volvió a hablar, su voz se había vuelto más grave.

—El diez, como sabéis, también simboliza el cierre pleno de un ciclo.

Las últimas palabras las pronunció mirando a Cleoménides, el discípulo sentado a su derecha. Éste tragó saliva conteniendo un arrebato de orgullo. Era evidente que Pitágoras estaba hablando de retirarse y de quién lo sucedería. Cleoménides, de cincuenta y seis años, sabía que él era uno de los principales candidatos. Notable matemático, aunque quizás no el más brillante, destacaba sobre todo por un férreo cumplimiento de las rigurosas reglas morales de la orden. También por su peso político, pues procedía de una de las principales familias aristocráticas de Crotona y manejaba con hábil diplomacia los asuntos de gobierno.


SINOPSIS

El anciano filósofo Pitágoras, uno de los personajes con más poder de su época, está a punto de elegir un sucesor entre los grandes maestros cuando en su comunidad se inicia una serie de asesinatos. Tras los crímenes se atisba una mente oscura y poderosa que parece superar al mismísimo Pitágoras. La enigmática Ariadna y el investigador egipcio Akenón tratarán de descubrir quién es el asesino a la vez que resuelven sus propios sentimientos. Un reto en el que los fantasmas del pasado se unen a las oscuras amenazas del presente.

MI AMIGO LUKI-LIVE - Christine Nöstlinger

Después de fregar, como de costumbre, la vajilla, cuando todos se habían ido y Markus hacía deberes en su cuarto, y cuando Katharina probaba a dar volteretas en el pasillo y cogía una rabieta tras otra cada vez que no le salía bien su ejercicio, yo me quedé en la cocina con la madre de Luki. Ella estaba tomando café y fumando, y decía que, anímicamente, se encontraba en un bache; por Luki-live, porque no tenía idea de cómo poder ayudarle. Yo no sabía qué contestar, así que estábamos las dos mudas, una junto a la otra. El reloj de la cocina hacía su tic-tac, el grifo goteaba. Cada cuatro segundos caía al fregadero una gota. El tiempo transcurre muy despacio cuando no se sabe de qué hablar. Luego llegó Markus a la cocina y golpeó furioso en la mesa con un cuaderno de Matemáticas y gritó que estaba harto, que no le salía ningún problema, que en el libro no debía haber más que datos equivocados. Gritaba muy fuerte. Y quería hacer trizas el cuaderno. Entonces llegó también Katharina y preguntó desde la puerta:
-¿Por qué se enfurece tanto? ¿Está loco?

Markus, con el cuaderno, sacudió un golpe a Katharina en la cabeza. Katharina comenzó a berrear de tal modo que parecía que un cuaderno de mate pesara lo menos veinte kilos.

-¿Por qué pegas a Katharina? -preguntó la madre de Luki-; ella no te ha hecho nada a ti.

-¡Porque tengo mucha rabia! -rugió Markus.

-Pero no tienes rabia a Katharina -dijo la madre de Luki-, tienes rabia porque no entiendes los problemas de Matemáticas.

Katharina cesó de berrear y gritó:

-¡No entiende los problemas de Matemáticas! ¡Es tonto! ¡Yo entenderé siempre los problemas de Matemáticas! ¡Me pondrán siempre la mejor nota!

-Katharina, acaba ya -dijo la madre de Luki.

No llegó a decir más. Markus se lanzó contra Katharina. Pero la bicho de ella supo defenderse. Hundió las dos manos en el pelo de Markus y empezó a sacudirle la cabeza de un lado al otro; con los pies le golpeaba las espinillas. Y lanzaba gritos feroces. Markus no tuvo ocasión de darle a ella un solo golpe; no hacía otra cosa que tratar de librarse de las manos de Katharina.

-¡Suelta, bestia! -gritó él jadeante. Tenía lágrimas en los ojos. La bestia, efectivamente, lo soltó, pero en el mismo momento pegó un salto, levantó las rodillas y se las clavó a su hermano en el estómago. La cara de Markus se puso muy pálida.


SINOPSIS

Hasta las vacaciones de verano todo va bien entre Ariane y Luki-live pero al volver Luki de un viaje a Inglaterra, las cosas empiezan a cambiar. Hasta en el aspecto físico del chico se pone en evidencia que algo en su interior se está transformado: Luki tiene necesidad de tener una personalidad propia. Intenta ser muy sincero y tiene problemas en el colegio y hasta consigue que una profesora «la Parasol» pase a dirigir otra tutoría.
Luki también se enamora de Stine, una chica mayor que él y llega a endeudarse por ella. La relación fracasa, Luki debe mucho dinero y es Ariane la que ayuda económicamente a su amigo a superar lo sucedido.

DEMASIADA FELICIDAD - Alice Munro

Entonces tejían bufandas para los soldados del frente. Era 1870, antes de que Sofia y Vladimir iniciaran lo que pretendían que fuera su viaje de estudios a París. Tan abismados estaban en otras dimensiones, en siglos remotos, tan escasa atención prestaban al mundo en el que vivían que apenas habían oído hablar de una guerra contemporánea. 

Weierstrass ignoraba tanto como sus hermanas la edad y la misión de Sofia. Más adelante le dijo que la creyó una pobre institutriz que quería utilizar su nombre para asegurar que las matemáticas eran uno de sus conocimientos. Pensó que tenía que reñir a la criada y a sus hermanas por haber consentido que lo interrumpieran, pero como era un hombre educado y amable, en lugar de despedirla inmediatamente le explicó que solo admitía estudiantes avanzados, con títulos académicos reconocidos, y que en aquellos momentos tenía más de los que podía atender. Como Sofia seguía de pie –temblando delante de él, con aquel sombrero ridículo protegiéndole la cara y aferrada al chal, recordó el método, o el truco, que había utilizado en un par de ocasiones para desanimar a un estudiante que no daba la talla. 

- Lo que sí puedo hacer en su caso es plantearle una serie de problemas y pedirle que los re5uelva y me los traiga dentro de una semana a partir de hoy -le dijo-. Si me satisface el resultado, volveremos a hablar. 

Al cabo de una semana se había olvidado por completo de ella. Por supuesto, no esperaba volver a verla. Cuando Sofia entró en su despacho no la reconoció, quizá porque había prescindido de la capa que ocultaba su esbelta figura. Debía de sentirse más audaz, o puede que hubiera cambiado el tiempo. No recordaba el sombrero - sus hermanas sí- , pero no se fijaba mucho en los complementos de la indumentaria femenina. Sin embargo, cuando Sofia sacó los papeles del bolso y los dejó sobre la mesa, la recordó; suspiró y se puso las gafas. 

Grande fue su sorpresa -también se lo dijo un tiempo más tarde- al ver que todos y cada uno de los problemas estaban resueltos, y algunos de una forma totalmente original. Pero siguió sospechando de ella, pensando que debía de haber presentado el trabajo de otro, tal vez un hermano o un amante que se escondía por motivos políticos. 

- Siéntese -dijo-. Y explíqueme cómo ha llegado a estas soluciones, todos los pasos seguidos. 

Sofia empezó a hablar, inclinada hacia delante; el sombrero de tela blanda le cayó sobre los ojos; se lo quitó y lo dejó tirado en el suelo. Quedaron al descubierto sus rizos, sus brillantes ojos, su juventud y su temblorosa fogosidad. 

- Sí -dijo él- . Sí. Sí. Sí. 

Hablaba reflexiva. lentamente, tratando de disimular lo mejor posible su asombro, sobre todo ante las soluciones cuyo método discrepaba del suyo con suma brillantez. 

Sofia lo desconcertó en muchos sentidos. Era tan frágil, tan joven y tan apasionada ... Se sintió obligado a calmarla, a tratarla con cuidado, a dejar que aprendiera a refrenar los fuegos de artificio de su cerebro. 

Llevaba toda la vida -a Weierstrass le costó decirlo, como tuvo que reconocer, siempre receloso del excesivo entusiasmo-, llevaba toda la vida esperando a que un alumno así entrase en su habitación. Un alumno que lo cuestionase por completo, que no solo fuera capaz de seguir las elucubraciones de su mente, sino quizá de volar incluso más lejos. Debía tener cuidado y no decir lo que realmente pensaba, que en la mente de un matemático de primer orden hay sin duda algo parecido a la intuición, una llamarada que revele lo que siempre ha estado allí. Riguroso, meticuloso, así hay que ser, aunque así también ha de ser el gran poeta. 

Cuando al fin se armó de valor para decirle todo esto a Sofia, también le dijo que había quienes torcerían el gesto ante la palabra «poeta» relacionada con la ciencia matemática. Y otros que saltarían de alegría ante la idea, para defender el desorden y la laxitud de su propio pensamiento. 

SINOPSIS

Una joven madre recibe consuelo inesperado por la muerte de sus tres hijos, otra mujer reacciona de forma insólita ante la humillación a la que la somete un hombre; otros cuentos describen la crueldad de los niños y los huecos de soledad que se crean en el día a día de la vida de pareja. Como broche de oro, en el último cuento acompañamos a Sofia Kovalevski, una matemática rusa que realmente vivió a mediados del siglo XIX, en su largo peregrinaje a través de Europa en busca de una universidad que admitiera a mujeres como profesoras, y viviremos con ella su historia de amor con un hombre que hizo lo que supo por decepcionarla. Anécdotas en apariencia banales se transforman en las manos de Munro en pura emoción, y su estilo muestra estas emociones sin dificultad, gracias a un talento excepcional que arrastra al lector dentro de las historias casi sin preámbulos."Ella odiaba la palabra escapismo referida a la ficción. Era más bien la vida real la que merecía ser tildada de escapismo". Estas palabras, pronunciadas por uno de sus personajes, podrían referirse a toda la prosa de Munro, que pasea heridas hondas con inteligencia e ironía, con esa hondura feroz y austera que sorprende a quien lee, como si algo de uno mismo que no sabíamos, que quizá no queríamos saber, de pronto se hubiera deslizado en las páginas de un libro."Esta mujer es desde luego una de las mejores narradoras de hoy. ¡Lean a Alice Munro!"Jonathan Franzen

sábado, 16 de noviembre de 2013

CINCO CUARTOS DE NARANJA - Joanne Harris

Paul estaba mirando la naranja que yo sostenía en la mano.
 
—Has has con-conseguido otra —dijo con aquella curiosa y pausada forma suya.

Cassis me dirigió una mirada de disgusto.

—¿Por qué no se te habrá ocurrido esconderla, estúpida? Ahora tendremos que compartirla con él.

Dudé. Compartir no entraba dentro de mis planes. Necesitaba la naranja para aquella noche. Y aun así, podía ver que Paul seguía sintiendo curiosidad. Estaba dispuesto a hablar.

—Te daré un poco si no dices nada —le dije por fin.

—¿De dónde la has sacado?

—La canjeé en el mercado por un poco de azúcar y seda de paracaídas —dije con facilidad sospechosa—. Madre no lo sabe.

Paul asintió, luego miró tímidamente a Reine.

—Podríamos compartirla ahora —dijo cautelosamente—. Tengo una navaja.

—Dámela —le ordené.

—Yo lo haré —dijo Cassis al instante.

—No, es mía —repliqué—. Déjame a mí.

Estaba pensando aceleradamente. Naturalmente podría arreglármelas para guardar parte de la piel de naranja, pero no quería que Cassis sospechase.

Me volví de espaldas a ellos para partir la naranja, con cuidado para evitar cortarme la mano. Dividirla en cuartos habría sido fácil: cortar por el centro y luego volver a dividirla en dos, pero en esta ocasión necesitaba una parte extra que fuese lo bastante grande para satisfacer mi propósito pero lo bastante insignificante para que no se notase, un trozo que pudiese deslizarme en el bolsillo para utilizarlo luego… Mientras estaba partiendo la naranja noté que el regalo de Tomas era una naranja de Sevilla, una sanguina, y por un breve instante me quedé paralizada ante el jugo encarnado que goteaba entre mis dedos.

—Date prisa, torpe —dijo Cassis impaciente—. ¿Cuánto tiempo necesitas para cortar una naranja a cuartos?

—Lo estoy intentando —repliqué—. La piel es muy dura.

—De-déjame a mí —Paul hizo ademán de acercarse a mí y por un segundo estuve segura de que me había visto, el quinto cuarto, no más grande que una raja, antes de que lo deslizara bajo la manga y fuera de la vista.

—Ya está —anuncié—. Ya lo he hecho.

Las partes eran desiguales. Lo había hecho lo mejor que había podido, pero aún había un cuarto que era perceptiblemente más grande que el resto y otro que era muy pequeño. Yo tomé el pequeño y me di cuenta de que Paul le dio el más grande a Reine.

Cassis miró con repugnancia.

—Te dije que me dejaras hacerlo a mí —se quejó—. El mío no es un cuarto decente. Eres muy torpe, Boise.

Chupé mi trozo de naranja en silencio. Al cabo de un rato Cassis paró de refunfuñar y se comió el suyo. Vi que Paul me observaba con una expresión extraña pero no dijo nada.

Lanzamos al río las pieles. Yo me las compuse para guardar un trozo de piel en la boca pero el resto lo tiré, incómodamente consciente de los ojos de Cassis puestos en mí, y sentí cierto alivio al ver que se relajaba un poco. Me pregunté qué habría sospechado. Deslicé el trozo de piel mordida al bolsillo junto con el ilícito quinto cuarto, complacida conmigo misma.

Esperaba que bastase con eso.

SINOPSIS

«Dividirla en cuartos habría sido fácil: cortar por el centro y luego volver a dividirla en dos, pero en esta ocasión necesitaba una parte extra que fuese lo bastante grande para satisfacer mi propósito pero lo bastante insignificante para que no se notase, un trozo que pudiese deslizarme en el bolsillo para utilizarlo luego…».
 
Así recuerda Framboise, la protagonista de esta historia, unos instantes particularmente evocadores de cuando era niña. Unos recuerdos que afloran con intensidad cuando vuelve a su pueblo natal en la campiña francesa y abre un coqueto restaurante que adquiere gran notoriedad gracias a las recetas de un cuaderno heredado de su madre. Esa especie de diario contiene también unas extrañas anotaciones en clave cuyo desciframiento arrojará nueva luz sobre unos dramáticos acontecimientos que marcaron la infancia de Framboise en los lejanos días de la ocupación nazi.
 
Framboise rememora los sabores y los sentimientos de su niñez en la Francia herida por el dolor y la penuria de la guerra, y especialmente un episodio que marcó una inflexión en las vidas de ella y su familia, un suceso que supuso la pérdida definitiva de su inocencia. Ahora, en el otoño de su vida, Framboise deberá encontrar la fuerza para enfrentarse a la verdad

domingo, 10 de noviembre de 2013

TODO LO QUE ERA SÓLIDO - Antonio Muñoz Molina

Qué lejos se nos queda ya el pasado de hace sólo unos años. En algún momento cruzamos sin advertirlo la frontera hacia este tiempo de ahora y cuando nos dimos cuenta y quisimos mirar atrás para comprobar en qué punto había sucedido el tránsito nos pareció asombroso habernos alejado tanto. Era cuando creíamos vivir en un país próspero y en un mundo estable imaginábamos que el futuro se parecía al presente y las cosas seguirían mejorando de una forma gradual, o si acaso progresarían algo más despacio. Algunos expertos vaticinaban tranquilizadoramente una "gradual desaceleración de la economía", un "aterrizaje suave". Poco a poco se iría amortiguando el ritmo de la construcción y dejarían de subir tan rápido los precios de las viviendas. El lenguaje de  los economistas, que se ven a sí mimos como científicos, consistía en la reiteración de unas cuantas metáforas simples: la desaceleración de un vehículo que ha avanzado a gran velocidad durante mucho tiempo; el aterrizaje confortable de un avión.

Ésas eran las metáforas respetables. La que había que usar con más cuidado era la metáfora de la burbuja: hablar de la burbuja inmobiliaria equivalía a reconocer una fragilidad incompatible con la obligatoria complascencia. Una burbuja asciende en el aire y se hincha e en un momento ha estallado. En el idioma propio de ese tiempo que ya no existe la metáfora de la burbuja se usaba sobre todo para ser refutada. No había una burbuja inmobiliaria. Quizás en otros países, no en el nuestro. Un economista muy célebre y muy respetado escribió en enero de 2007 que en todo caso la burbuja, si existiera, se pincharía gradualmente. Si hubiéramos prestado algo más de atención a lo que sucedía y a lo que decíamos y lo que escuchábamos alguien habría apuntado que las metáforas pueden requerir la misma precisión que las ecuaciones, y que no hay manera de que se pinche gradualmente una burbuja.

Pero necesitábamos imaginar que las cosas eran sólidas y podían ser tocadas y abarcadas sin desparecer entre las manos, y que pisábamos la tierra firme y no una superficie más delgada que una lámina de hielo, que el suelo no iba a desaparecer debajo de nuestros pies.


SINOPSIS

Éste es un ensayo directo y apasionado, una reflexión narrativa y testimonial, al más puro estilo de los ensayos de George Orwell o de Virginia Woolf, una propuesta de acción concreta y entusiasta para avanzar desde el actual deterioro económico, político y social hacia la realidad que queremos. Partiendo tanto de documentos periodísticos como de la tradición literaria, Antonio Muñoz Molina escribe esgrimiendo razón y respeto, sin eludir verdades amargas, porque saber es el único camino para cambiar.

martes, 22 de octubre de 2013

LECTURAS EN PDF

Abrimos una nueva sección en el blog.

En la sección "Páginas del blog" voy a ir incluyendo archivos en formato pdf con los textos que se han ido publicando en las entradas, de forma que desde esa sección se pueda tener acceso a la descarga de los archivos.

Me llevará algún tiempo ir actualizando todas las entradas que se han ido publicando hasta este momento.

En la entrada correspondiente puedes ver si ya está disponible la versión pdf.

Espero que os sean de utilidad.

miércoles, 16 de octubre de 2013

MANUAL DE ESPUMAS - Gerardo Diego

LÁMINA

Las cosas han perdido
el relieve.
Casas, ambiente, todo
sin fondo.
Veo caras de mujeres
planimétricas,
Las calles son mentiras
geométricas.
Líneas de puntos, sincopadas
con infantiles perspectivas.
Perdí mi esteroscopio.
En mí mismo todo es
superficial.
He perdido el escorzo
esferoidal.
Oh absurdo mapamundi
rectangular.
El paisaje sale del rodillo, 
tuerto.

SINOPSIS

Manual de espumas de Gerardo Diego, es un libro en el que el poeta santanderino se distancia de la realidad aparente y construye palabras en imágenes válidas porque establecen en sí mismas una red compleja de sugerencias sin referentes inmediatos y cuyo punto de partida es un estado de ánimo, la exigencia de proyectar sentimientos, emociones imprecisas, sueños que se entrecruzan en la página en blanco determinando sus propios ecos, sus propias resonancias, porque surgen con su entidad propia que si refleja un control intelectual evidencia, asimismo, una aguda sensibilidad. 


REDESCUBRIENDO LA POESÍA

Hacía tiempo que me daba el lujo de leer poesía. 

Como ocurre con muchas otras aficiones que teníamos hace años, la falta de tiempo ha sido la excusa para abandonar tan buena costumbre.

Desde que comencé (no hace mucho) con este blog he dedicado parte de mi tiempo, ese del que no disponía antes, a buscar textos que pudiera ir incluyendo aquí.

Y el azar me llevó a descubrir "la cinta de moebius", una obra poética del autor Jesús Malia. Y posiblemente el azar llevó a Jesús hasta este modesto blog en el que me sorprendió gratamente que dejara un comentario.

A través de él he conocido su blog Poesía Abierta y he vuelto a disfrutar con la lectura de poesías, la mayoría desconocidos para mí.

Os invito a daros un paseo por el blog. Todo un placer para los sentidos.

martes, 8 de octubre de 2013

EN BUSCA DE KLINGSOR - Jorge Volpi

Fue una tarde de junio cuando su madre decidió enseñarle a contar. Lo acomodó en su regazo y con la misma voz indiferente con la cual narraba historias de ángeles y bestias le reveló el secreto de las matemáticas, susurrando cada cifra como si se tratase de una estación más en el vía crucis, o un salmo inserto en sus plegarias. Detrás de los cristales, la arboleda se estremecía con la primera tormenta del verano; su violento martilleo les recordaba la presencia de Dios y el tamaño de su misericordia. Ese día, Frank obtuvo un remedio contra las tempestades y aprendió, además, que los números son mejores que las personas. A diferencia de los seres humanos —pensaba en la repentina cólera de su padre o en la distante soberbia de su madre—, uno siempre puede confiar en ellos: no se alteran ni mudan su ánimo, no engañan ni traicionan, no te golpean por ser frágil.

Pasaron varios años antes de que descubriera, durante un ataque de fiebre, que la aritmética oculta sus propios trastornos y manías, y que no forma, como creyó en un principio, una comunidad tenue e inconmovible. Entre delirios —el médico había bañado su cuerpo desnudo con trozos de hielo—, el pequeño Frank observó por primera vez sus pasiones secretas. Al igual que los hombres que conocía hasta entonces, los números luchaban entre sí con una ferocidad que no admitía capitulaciones. Luego comprobó la variedad de sus conductas: se amaban entre paréntesis, fornicaban al multiplicarse, se aniquilaban en las sustracciones, construían palacios con los sólidos pitagóricos, danzaban de un extremo a otro de la vasta geometría euclidiana, inventaban utopías en el cálculo diferencial y se condenaban a muerte en el abismo de las raíces cuadradas. Su infierno era peor: no yacía debajo del cero, en los números negativos —odiosa simplificación infantil— sino en las paradojas, en las anomalías, en el penoso espectro de las probabilidades.

Desde entonces, las invenciones numéricas fueron su mayor consuelo; en ellas se encontraba, para él, la única existencia verdadera. Sólo quienes no estaban acostumbrados a escucharlas —como su padre y los doctores— podían creer que eran criaturas perversas y ambiciosas. No era cierto que le devoraban el cerebro, haciéndole imaginar al mundo como una torpe conjetura matemática. Tampoco era verdad que sólo obedeciese los dictados de la lógica, rebelde a las leyes de los hombres. Simplemente se resistía a abandonar el reino de la geometría para volver, resignado, a la sórdida rutina de su hogar.

La primera de las muchas veces que fue raptado por los demonios del álgebra, Frank tenía cinco años. Su madre lo encontró en el sótano, aterido por las heladas de noviembre, con la vista fija en las tuberías. De sus labios manaba una saliva correosa, espumante, y su cuerpo había adquirido la consistencia del cáñamo. Tras consultarlo con un neurólogo, el médico que lo atendía concluyó que el único remedio era la paciencia. «Es como si estuviese dormido», añadió, incapaz de explicar ese estado similar a la hipnosis o al autismo. Pasó un día y medio antes de que se cumpliera la predicción del facultativo. Tal como éste había afirmado, Frank comenzó a arrastrarse por la cama como una mariposa que sale de su capullo. La madre, que dormitaba a su lado desde el inicio de la enfermedad, lo abrazó convencida de que su amor lo había salvado de la muerte. Minutos más tarde, cuando al fin movió los labios con soltura, el pequeño la contradijo. «Sólo resolvía un problema», confesó para sorpresa de todos. Luego sonrió: «Y lo he conseguido».


SINOPSIS

Es difícil encontrar hoy en el mundo hispánico a un escritor joven capaz de concebir y ejecutar una obra de tan vasta ambición como En busca de Klingsor, a la vez perfectamente documentada en sus complejos referentes culturales e históricos y perfectamente diseñada en su plan general y en cada detalle en particular. El tema no puede ser ni más amplio ni más trascendente: la relación entre la ciencia y el mal, por una parte; el papel concreto del nazismo, en cuanto encarnación del mal, y su capacidad de seducción sobre regiones oscuras de la personalidad humana, por otra parte.
 
  En buena medida, los personajes y hechos evocados son reales, aunque coexisten en una arquitectura muy sabia, con seres y sucesos de ficción. De lectura a la vez turbadora y cautivadora, enteramente alejada de los patrones usuales de la narrativa hispánica, En busca de Klingsor es un asombroso examen del dilema faustiano que en nuestro siglo, ha encarado a muchos con la atracción del horror.

AXIOMÁTICO - Greg Egan


EL ASESINO INFINITO

Hay algo que jamás cambia: cuando un yonqui mutante puesto de S empieza a revolver la realidad, siempre es a mí a quien envían a la vorágine para arreglar el embrollo.
 
¿Por qué? Me dicen que soy estable. De fiar. De confianza. Después de cada interrogatorio tras la misión, los psicólogos de La Empresa (en cada ocasión completos desconocidos) agitan la cabeza asombrados de lo que indican los instrumentos, y me dicen que soy exactamente la misma persona que yo era cuando fui a la misión.
 
El número de mundos paralelos es innumerablemente infinito —infinito como los números reales, no simplemente como los enteros— lo que dificulta las cuantificaciones sin el uso de complejas definiciones matemáticas, pero en general, parece que soy extrañamente invariante: más similar de un mundo a otro que la mayoría de la gente. ¿Cómo de similar? Lo suficiente para ser útil. Lo suficiente para cumplir con el trabajo.
 
Nunca me han contado cómo sabe La Empresa todo esto, cómo me encontraron. Me reclutaron a los diecinueve años. Me sobornaron. Me entrenaron. Me lavaron el cerebro, supongo. En ocasiones me pregunto si mi estabilidad realmente depende de mí; quizá la verdadera constante es la forma en que me han preparado. Quizá un número infinito de personas diferentes, pasando por el mismo proceso, acabarían igual. Han acabado todas igual. No lo sé.
 
Los detectores esparcidos por el planeta han sentido los débiles comienzos de una vorágine, y han determinado su centro con una precisión de kilómetros, pero se trata de la posición más precisa que puedo esperar recibir por esos medios. Cada versión de La Empresa comparte libremente su tecnología con las otras, para garantizar una respuesta uniformemente óptima, pero incluso en el mejor de todos los mundos posibles, los detectores son demasiado grandes, y demasiado delicados, para dar una lectura más precisa.

SINOPSIS

Greg Egan nos brinda la que es, probablemente, la mejor antología de relatos de ciencia ficción publicada en los últimos 20 años. En este espectacular libro tenemos dieciocho relatos en los que el australiano explora con destreza y habilidad, temas como identidad personal, destino, manipulación genética, conspiraciones globales, o culpabilidad en una antología de referencia en la moderna ciencia ficción. Si alguien cree que la ciencia ficción está muerta es que no ha leído a Greg Egan, y, en particular, no ha leído esta antología. Las ideas son el motivo central de todos estos relatos. Dónde más brilla Egan es en los cuentos que tratan sobre el problema de la personalidad humana. Axiomático, Ver y Cercaníason otras tantas visiones de cómo nuestra biología y la estructura neurológica de nuestros cerebros dan forma a quiénes somos.