martes, 24 de junio de 2014

LA NOCHE DE LOS TIEMPOS - Antonio Muñoz Molina

Importa la precisión extrema. Nada real es vago. Ignacio Abel trae en la maleta su título de arquitecto y el diploma firmado por los profesores Walter Gropius y Karl Ludwig Rossman en Weimar en mayo de 1924. Conoce el valor de las medidas exactas y de los cálculos de resistencia de los materiales, del equilibrio entre fuerzas contrarias que mantiene en pie un edificio. Qué habrá sido del ingeniero Torroja, con el que le gustaba tanto conversar sobre los fundamentos físicos de la edificación, aprender cosas inquietantes sobre la insustancialidad última de la materia, la agitación demente de partículas en el vacío. Los dibujos esbozados en el cuaderno que lleva en uno de los bolsillos no serán nada si no se someten a la disciplina esclarecedora de la física y de la geometría. ¿Cómo eran esas palabras de Juan Ramón Jiménez que parecían la síntesis de un tratado de arquitectura? Lo neto, lo apuntado, lo sintético, lo justo. Ignacio Abel las tenía anotadas en un papel y las leyó en voz alta en la Residencia de Estudiantes, en la conferencia que dio el año pasado, el 7 de octubre de 1935. Nada sucede en un tiempo abstracto ni en un espacio en blanco. Un arco es una línea trazada sobre una hoja de papel y la solución de un problema matemático; peso convertido en ligereza por el juego de fuerzas contrarias; especulación visual que se transmuta en espacio habitable. Una escalera es una forma artificial tan necesaria y tan pura como la espiral de una caracola, tan orgánica como la arborescencia de los nervios de una hoja. 

SINOPSIS

Un día de finales de octubre de 1936 el arquitecto español Ignacio Abel llega a la estación de Pennsylvania, última etapa de un largo viaje desde que escapó de España, vía Francia, dejando atrás a su esposa e hijos, incomunicados tras uno de los múltiples frentes de un país ya quebrado por la guerra. Durante el viaje recuerda la historia de amor clandestino con la mujer de su vida y la crispación social y el desconcierto previo que precedieron al estallido del conflicto fratricida.
Es una gran novela de amor ambientada en el año previo al inicio de la guerra civil española. Por ella transitan personajes reales (Negrín, Moreno Villa, Bergamín…) y personajes de ficción, tejiendo una red colectiva que contextualiza la vivencia personal de un solo individuo y convirtiendo la narración en una sinfonía de asociaciones y sugerencias, en la caja de resonancia de toda una época. Este libro inolvidable es el máximo empeño literario de Antonio Muñoz Molina, y, sin duda alguna, un texto único sobre las raíces de la sociedad en que vivimos: la confrontación entre la desvalida necesidad personal de amor y la feroz carnavalada sangrienta de los fanatismos ideológicos que arrasan el mundo moderno

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