domingo, 2 de febrero de 2014

ÁNGELES Y DEMONIOS - Dan Brown

Vittoria no recordaba cómo habían llegado al ascensor principal, pero allí estaban. Subían. Kohler iba detrás de ella, y su respiración era trabajosa. La mirada preocupada de Langdon la atravesó como si ella fuera un fantasma. Le había arrebatado el fax de la mano para guardarlo en el bolsillo de la chaqueta, lejos de su vista, pero la imagen aún estaba grabada en su memoria.
 
Mientras el ascensor subía, el mundo de Vittoria daba vueltas en la oscuridad. Papá! Le buscó en su mente. Por un momento, en el oasis de su memoria, Vittoria se reunió con él. Tenía nueve años de edad, rodaba por las colinas cubiertas de edelweiss, y el cielo suizo giraba sobre su cabeza.
 
Papa! Papá!

Leonardo Vetra estaba riendo a su lado.

—¿Qué pasa, ángel?
 
—¡Papá! —rió ella, y se acurrucó contra él—. Pregúntame qué es la materia.
 
—Pero pareces muy feliz, corazón. ¿Para qué voy a preguntarte qué es la materia?
 
—Pregúntamelo.
 
El físico se encogió de hombros.
 
—¿Qué es la materia?
 
Ella se puso a reír al instante.
 
—¿Qué es la materia? ¡Todo es materia! ¡Las rocas! ¡Los árboles! ¡Los átomos! ¡Hasta los osos hormigueros! ¡Todo es materia!
 
Leonardo Vetra rió.
 
—¿Te lo has inventado?
 
—Lista, ¿eh?
 
—Mi pequeña Einstein.
 
Ella frunció el ceño.
 
—Tiene un pelo horrible. Vi su foto.
 
—Pero tiene una cabeza inteligente. Ya te dije lo que demostró, ¿verdad?
 
Los ojos de la niña le miraron atemorizados.
 
—¡No, papá! ¡Lo prometiste!
 
— ¡E = mc2!-Le hizo cosquillas—. ¡E = mc2 !La energía es igual a la masa por la velocidad de la luz al cuadrado.
 
— ¡Mates no! ¡Te lo dije! ¡Las odio!
 
—Me alegro de que las odies. Porque las chicas no deben estudiar matemáticas.
 
Vittoria paró en seco.
 
—¿No?
 
—Pues claro que no. Todo el mundo lo sabe. Las niñas juegan con muñecas. Los chicos estudian matemáticas. Las matemáticas no son para las chicas. Ni siquiera me está permitido hablar de matemáticas con niñas pequeñas.
 
—¡Pero eso no es justo!
 
—Las normas son las normas. Nada de matemáticas para las niñas pequeñas.
 
Vittoria estaba horrorizada.
 
—¡Pero las muñecas son aburridas!
 
—Lo siento —dijo su padre—. Podría hablarte de las matemáticas, pero si me pillan…
 
Paseó una mirada nerviosa a su alrededor.
 
Vittoria siguió su mirada.
 
—De acuerdo —susurró—. Háblame en voz baja.
 
El movimiento del ascensor la sobresaltó. Vittoria abrió los ojos. Su padre ya no estaba.
 
La realidad hizo acto de presencia y la envolvió con su garra helada. Miró a Langdon. La preocupación de su mirada era como ternura de un ángel guardián, en especial comparada con la frialdad de Kohler.
 
Un único pensamiento empezó a acosar a Vittoria con fuerza inexorable.

¿Dónde está la antimateria?

En un instante obtendría la horripilante respuesta.

SINOPSIS

En un laboratorio de máxima seguridad, aparece asesinado un científico con un extraño símbolo grabado a fuego en su pecho. Para el profesor Robert Langdon no hay duda: los Illuminati, los hombres enfrentados a la Iglesia desde los tiempos de Galileo, han regresado. Y esta vez disponen de la más mortífera arma que ha creado la humanidad, un artefacto con el que pueden ganar la batalla final contra su eterno enemigo. Acompañado de una joven científica y un audaz capitán de la Guardia Suiza, Langdon comienza una carrera contra reloj, en una búsqueda desesperada por los rincones más secretos de El Vaticano. Necesitará todo su conocimiento para descifrar las claves ocultas que los Illuminati han dejado a través de los siglos en manuscritos y templos, y todo su coraje para vencer al despiadado asesino que siempre parece llevarle la delantera.

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